«La ELA la dejó sin voz, pero no dejó de formar parte de las actividades la Coral de San Félix»

Guzmán González era uno de sus mejores amigos desde hace cinco décadas y compañero en el coro desde hace 22, justo cuando ella empezó. «Básicamente éramos familia, no recuerdo un evento importante en mi vida que no estuviese ella», comenta con tristeza. Menéndez nació en Tineo un veintiséis de diciembre de 1948. Curiosamente, el lunes sería su cumpleaños, un hecho que lamenta profundamente González, quien tenía preparada una sorpresa para ir a verla a hospital acompañado de varios amigos. «No pudo ser», matiza.

En el municipio del occidente asturiano permaneció hasta después de casarse, momento en el que decidió mudarse a Lugones y formar una familia. A pesar de la terrible pérdida, en clave positiva, su hijo Jorge considera que lo malo de la enfermedad le permitió para pasar «mucho más tiempo» junto a ella: «Era valiente; entregada; honesta y por eso la quería tanta gente».

La enfermedad degenerativa que finalmente terminó con su vida no fue la primera vez que su cuerpo la puso a prueba. Hace varios años tuvo que batallar contra un problema en su hígado que a punto estuvo de causarle la muerte. «Ahí se consolidó su carácter guerrero», explicó González. Ninguna de las dos enfermedades fue capaz de quitarle su sonrisa y su pasión por la música, especialmente por los Cancios de Chigre: «Bajábamos a la Pola a cantar con una alegría inmensa, era espectacular; otra de las cosas que más le gustaba hacer eran los viajes con el coro fuera de Asturias», concluye su compañero.

Una visión que comparte la actual presidenta de la Coral de San Félix, Patricia Rada. Para ella Menéndez es un claro ejemplo de cómo hay que enfrentarse a los problemas ya que, en sus palabras, a pesar de su enfermedad «no dejó de participar en el coro, dentro de lo que podía». «Era una luchadora nata; perdemos a una gran persona», concluyó.