Pedro Piquero, con su fiel dóberman 'Spock'.

Dolor en Sariego por la muerte de uno de los heridos en el accidente de Lamasanti

Pedro Piquero, de 41 años, volvía del cine con su mujer, herida grave, cuando un coche impactó contra su vehículo

Iván Villar y Clara G. Santos

Gijón | Oviedo

Lunes, 22 de mayo 2023

Entre el dolor y la rabia, Sariego llora a Pedro Piquero Iglesias, de 41 años, fallecido este lunes tras no lograr recuperarse de las graves heridas del accidente de tráfico que sufrió el sábado por la noche en la carretera AS-380 a su paso por Lamasanti, cuando el coche en el que viajaba junto a su mujer fue embestido por detrás por otro vehículo mientras realizaban un giro. Ella también sufrió importantes lesiones que a estas horas la mantienen aún ingresada en el HUCA, pero estable. La pareja volvía del cine cuando se produjo la colisión. En menos de un mes iban a celebrar su primer aniversario de boda. El conductor del otro vehículo resultó ileso.

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Pedro Piquero Iglesias nació en Santianes, pegado a la misma fatídica carretera, y a apenas un kilómetro del lugar donde este fin de semana le segaron demasiado pronto una vida rebosante de proyectos de futuro. Hijo único, y huérfano de padre desde adolescente, siempre fue el principal soporte de su madre Mari, a quien profesaba un cariño que desde hace años conjugó con su amor por Sara, su novia y desde junio del año pasado ya esposa. Y nunca ocultó el gran hueco que ocupaba en su corazón, hasta lo que para él fue una dolorosa pérdida, su dóberman 'Spock'. Algo más que una mascota que dejaba a las claras su cariño por los animales, pero también su gusto por la ciencia ficción.

Desde pequeño fue un apasionado de los cómics y de las historias de superhéroes. Y del dibujo, arte para el que ya de forma precoz mostró una asombrosa habilidad, repleta de realismo, que sorprendía a amigos y a profesores (estudió en el Colegio Público Salvador Vega Berros de La Vega y en el IES Escultor Juan de Villanueva de Pola de Siero). Con los años pasó del papel a la carne, del lápiz a la aguja. Y tras no pocas prácticas sobre pieles de cerdo y, por fin, sobre la piel de brazos y piernas de los amigos más confiados, acabó convirtiéndose en un experto tatuador que destacaba por sus diseños originales, siempre repletos de color. Su nombre artístico, de nuevo con una velada alusión al mundo del cómic, Peter Pyker. Y bajo ese seudónimo compartía asiduamente con orgullo sus creaciones en las redes sociales.

«Una huella imborrable»

«Peter dejó una huella imborrable en cada uno de nosotros. Su alegría contagiosa, su amabilidad y su compromiso con el trabajo siempre serán recordados. Era alguien que sabía escuchar, alguien en quien podíamos confiar, alguien que nos inspiraba a ser mejores cada día», han lamentado este lunes desde el estudio Xuama Tattoo de Avilés, con el que trabajaba además de con El Gremio Tattoo de Oviedo. Esa afición y oficio por el tatuaje la compaginaba con su empleo: técnico de climatización. Desde hace años, a cargo del mantenimiento de las instalaciones térmicas de los edificios del Ayuntamiento de Gijón, primero trabajando para Veolia y desde hace algo más de un año para Acciona.

Comprometido con su pueblo y los problemas de su gente, presidió la Agrupación Vecinal Independiente Sariegu Únese (AVISU), una iniciativa creada para asegurar que el crecimiento del polígono industrial de Santianes fuese respetuoso con el medioambiente y el patrimonio de la zona.

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Siempre alegre, siempre sonriente, siempre bromista. Este lunes la noticia de su fallecimiento, y las circunstancias del accidente, han dejado destrozados a familiares, amigos y vecinos de todo el concejo de Sariego. El funeral por su fallecimiento tendrá lugar este miércoles.

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