«Me dijeron que era un maricón de mierda, luego me pegaron y me dejaron sangrando»

Los hechos se desencadenaron muy cerca de las siete de la madrugada, momento en el que el principal local de copas de la Pola, ubicado en la calle Celleruelo, se disponía a cerrar sus puertas. Allí se encontraba J. C. M. P. con su grupo de amigos, dispuesto, como en otras ocasiones, a buscar un lugar para ir a desayunar. Si bien, antes, según relató ayer a este periódico, sintió la necesidad de orinar y acudió a uno de los callejones que conectan la citada calle con la Plaza Les Campes. Justo, según su relato, en uno de los extremos se encontrarían sentados los presuntos agresores.

Primero no le dijeron nada, pero después se dirigieron a la víctima por la espalda en varias ocasiones: «¿Qué eres un maricón?», le dijeron. A lo que él respondió: «Sí, soy maricón». Comenzó entonces, según su versión, una retahíla de agresiones verbales homófobas: «Pues que sepas que me das muchísimo asco, maricón de mierda; eres un hijo de puta». El joven intentó zanjar el asuntó: «Para mí, maricón no es un insulto». Sin embargo, el tono de la conversación no hacía más que incrementarse y J. C. M. P. «se sintió acorralado», por lo que apartó a uno de los dos de un golpe y salió del callejón hacia la calle principal en busca de sus amigos.

Un poco más adelante, en el inicio de las cuatro calles peatonales, encontró a uno de sus amigos, que se había quedado rezagado. Tras contarle lo sucedido decidieron emprender el rumbo al bar donde iban a desayunar, pero antes de llegar a la Plaza de Abastos observaron a los presuntos agresores al final de la calle, estaban de espalda. «Le dije a mi amigo: son ellos; y él les dijo a lo lejos: '¿Qué pasa si somos maricones?'», continuó.

La situación empeoró hasta límites que J. C. M. P. nunca pudo imaginar. «Estábamos en una de las esquinas de la Plaza Cubierta y, según creo, ellos dieron la vuelta a toda velocidad» por el lado opuesto para interceptarles justo en la intersección de la plaza con la arteria principal de la capital polesa. Pasados unos momentos de confusión, los dos agresores, primero, le habrían «propinado una patada en la cara» a su amigo. Su imagen tirado en el suelo es lo último que asegura recordar J. C. M. P, quien tras dar dos pasos hacia delante se vio, en cuestión de segundos, en el suelo recibiendo un puñetazo en la cara, dejándole sangrando por un ojo. «No veía nada y me puse un poco nervioso», relata con un poco de ansiedad. Después de que los dos presuntos agresores saliesen corriendo, sus amigos, que dice que lo vieron todo, acudieron en su ayuda. «Una amiga me dijo que me tranquilizase, que estaban conmigo», recuerda.

En ese momento y dada la gravedad de la situación los hechos pusieron los hechos en conocimiento tanto de la Policía Nacional como de los servicios sanitarios, que se desplazaron hasta el lugar con una ambulancia, que trasladó a J. C. M. P. hasta el centro de salud poleso. Los médicos determinaron que, por suerte, el alcance físico de la agresión únicamente le había ocasionado «una contusión y algún coágulo en el interior del ojo». Una vez fuera y aún con el susto en el cuerpo, el joven se dirigió a la comisaría de la Policía Nacional, donde interpuso de manera inmediata una denuncia para intentar localizar a los presuntos agresores. Los agentes investigan el caso.