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Marta Granda Villanueva, Paula García, Óscar Fernández, Noel Morales, Sara Calvo, Cristina Rodríguez, Lola Noval, Ana Rodríguez, Paula Pevida, Rocío Cueto, Lucía Rodríguez y Carla Fernández en la plaza Les Campes, ayer disfrutando de la sidra y del Carmín. FOTOS: IMANOL RIMADA

Carmín resiste y abarrota las terrazas

La hostelería vuelve, por segundo año, a ser la protagonista de la fiesta más importante de la capital, con lleno durante toda la jornada

J. VEGA / M. RIVERO

POLA DE SIERO.

Martes, 20 de julio 2021, 00:37

«La romería en La Sobatiella es importante, pero poder estar celebrando con los tuyos lo es mucho más». Es el mensaje que se repitió ayer entre los romeros de Pola de Siero, que vivió el Carmín más corto de su historia, ya que las restricciones sanitarias obligaron a reducir el horario de cierre de la hostería a la una de la madrugada. Pese a todo, las ganas no cedieron a la hora celebrar la fiesta local más importante del año, que volvió a clausurarse con lleno absoluto en las terrazas, con reencuentros especiales y con el deseo de que pronto vuelva la normalidad.

El intenso calor apretó durante toda la jornada y eso se tradujo en que los polesos comenzasen a poblar las terrazas de la capital mucho antes de lo previsto. Algunos de ellos se levantaron a propósito para conseguir un sitio a la sombra desde el que disfrutar de la compañía de amigos. Al igual que en Güevos Pintos, Sergio Cosío volvió a proclamarse el más madrugador de todos los vecinos.

A las nueve menos cuarto ya estaba sentado, con el privilegio de sombrilla, en una de las mesas de El Mini, en la Plaza Les Campes. «Dos cafés y a funcionar; esta vez no madrugué tanto», dijo mientras iniciaba la sesión vermú con un tinto de verano. No fue el único que quiso asegurarse un hueco en el epicentro de la fiesta polesa ya que, tan solo, quince minutos más tarde se apostaron junto a él Lucía García y Alba Gómez, de 20 años, que llegaron en taxi desde El Berrón. «En la fiesta del Domingo de Ramos esto estaba lleno a las ocho y media de la mañana; el Carmín no nos lo íbamos a perder y vinimos para asegurar sitio», comentaron.

Por segundo año, los praos de La Sobatiella permanecieron cerrados, un hecho que apenas importó a polesos como Érika Fernández, que hizo especial hincapié en que la prioridad de este año es poder celebrar la fiesta con los amigos, sin importar el sitio: «Aquí vamos a estar hasta que cierre».

De la campaña de vacunación, que empieza a llegar a los veinteañeros, también se habló. En una abarrotada plaza Les Campes, y hasta el fin de la jornada, estaba Coral del Valle, de 28 años: «A mí me vacunan el miércoles, hay que cuidarse, tengo muchas ganas», aseguró.

También fue un Carmín de reencuentros después de que, en 2020, las circunstancias sanitarias mantuvieran Siero cerrado perimetralmente durante varios meses, incluido julio. El alivio de las restricciones animó en esta ocasión a Kimberly Ros a poner rumbo a la Pola desde Bilbao para visitar a su pareja: «Me hablaron mucho de esta fiesta y tenía muchas ganas de venir y este año no lo dudé cuando supe que nos podríamos mover entre regiones». Los de casa también fueron protagonistas y quisieron reivindicar la «buena» actitud de los jóvenes para garantizar la seguridad sanitaria en la fiesta: «Nosotros llevamos la mascarilla en todo momento porque hace quince días tuvimos que confinarnos, así que preferimos asegurar y seguir disfrutando del verano», dijo Irene Suárez

Con tan solo tres meses de vida, la pequeña Alma Cosío, ajena a todo a su alrededor, disfrutó de su primera fiesta engalanada con el pañuelo de su abuela, Susana Montequín, que no se separó de su lado. «Mi princesa tiene muchos Carmines por delante; la pena que no hayamos podido subir al prau», comentó emocionada. También fue el debut institucional la nueva presidenta de la Sociedad de Festejos de la Pola, Lucía Noval, quien se mostró muy satisfecha con el discurrir de una jornada en la que «todo el mundo se sintió muy seguro». «Es mi primer Carmín al otro lado de la barrera porque siempre trabajé en hostelería», añadió.

Tal y como sucedió el domingo, los más pequeños tuvieron su propia versión de la fiesta con una 'mini romería'. La empresa polesa de ocio infantil Cometa Verde se aseguró de ofrecer una tarde de merendola, juegos, talleres y diversión destinada a los 'romerinos' como Iyán Alonso y César Ureta. Los dos amigos y compañeros de clase del colegio Hermanos Arregui confesaron que lo habitual para ellos era subir al prau con su familia, sin embargo, se mostraron entusiasmados con la perspectiva de pasar la tarde juntos.

A las cinco, los 'romerinos' se prepararon, mochila al hombro, para desfilar desde Les Campes hasta el IES Escultor Juan de Villanueva. Escoltados por la Policía Local y Protección Civil y arropados por la música de las charangas, los pequeños subieron hasta Ildefonso Sánchez del Río para llegar hasta el instituto. «Como algunos vinieron ayer (por el domingo), hoy adaptaremos los talleres para que hagan un poco de todo y lo pasen bien», adelantaba Nacho Calviño, gerente de Cometa Verde.

La presencia de polesos se intensificó a última hora de la tarde, tal y como ya esperaban los hosteleros: «Ya verás cuando venga la gente de la playa». Y así fue. A las ocho de la tarde, las charangas encontraron su mejor público en las terrazas, en las que no cabía un alma. «¡Otra, otra!, coreaban tras las actuaciones.

El alto nivel se mantuvo hasta que el sol dejó de brillar, momento en el que se guardaron algunas cajas de sidra y comenzaron a abrirse las de destilados. Todos y cada uno de los polesos quisieron aprovechar los últimos momentos con sus familiares y amigos en el Carmín más corto de la historia. El segundo bajo pandemia.

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