José Cezón
Lunes, 9 de enero 2017, 11:13
Mario Marín Otero (La Pola, 1972) ha logrado completar la World Marathon Majors, una competición internacional de atletismo, que agrupa los seis maratones más importantes del mundo. Forma parte del club Corresiero, del que fue socio fundador en 2005.
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¿Se marcó el reto inicial de hacer los seis grandes o una maratón le fue llevando a los otros?
Mi primer maratón fue en París en 2005. Le sucedieron Madrid, Roma, Barcelona, Rotterdam, Hamburgo... hasta completar los diecisiete que tengo finalizados. Nunca fue un reto en sí mismo, sino que una carrera me fue llevando a otra y al final, cuando llevaba tres o cuatro de los grandes, sí que decidí que estaría bien hacerlos todos y se convirtió desde ese momento en un objetivo.
¿Qué destacaría de cada una de las pruebas? Londres.
Era mi primer major y fue muy especial. Siempre quise correr en el Reino Unido por la manera en la que viven los británicos el deporte, y la verdad es que no me defraudó en absoluto. Tiene muy buena animación y se llega al mall del Buckingham Palace. La actual distancia de maratón, 42 km y 195 metros, es así desde los Juegos Olímpicos celebrados en Londres en el año 1908.
Nueva York.
Es el más conocido, popular y mediático de todos. Recorre los cinco distritos de la ciudad y hay gran cantidad de bandas tocando música en directo y animando a los corredores. Es un maratón muy duro y finaliza en el espléndido Central Park, muy cerca de donde asesinaron a John Lennon.
Berlín.
Es el maratón más rápido y cómodo, ya que la salida y la llegada se producen en la famosa Puerta de Brandenburgo. Si participas en Berlín, probablemente puedas decir que corriste con el más rápido en maratón, pues cada año suele batirse allí el récord mundial de la distancia.
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Boston.
Si Nueva York es el más conocido, Boston es el más antiguo y la auténtica leyenda de la distancia. Llevan celebrándose más de cien ediciones y, a diferencia del resto, se organiza de lunes. Miles de corredores de fondo ansían poder clasificarse para poder correr en Boston y realizar una marca que la organización exige para poder participar. Por eso, el corredor que toma la salida en Hopkinton y llega a la meta en Boylston Street es un corredor seguramente experimentado en maratón.
Tokio.
Lo que más me sorprendió fue la organización, como no podía ser de otra manera en un país como Japón. Se contaban por cientos los voluntarios que había en carrera. Además, muchos japoneses corren disfrazados de personajes manga, robots, superhéroes..., lo que la convierte en un verdadero espectáculo para el público. Para un europeo es la más exótica de las majors.
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¿Y Chicago?
Fue la última carrera del circuito que realicé; la corrí un día después de cumplir 44 años, por lo que también fue muy especial para mí. Como todas las anteriores, está perfectamente organizada. Sin destacar en aspectos concretos como las otras, aúna un poco de lo mejor de todas. La ciudad de Chicago es espectacular y, pese a que la salida se realiza a las 7.30 de la mañana, ya hay cantidad de gente que sale a la calle a animar a los corredores como si fuese un día de fiesta.
En Boston 2013 coincidió con el ataque yihadista de los hermanos Tsarnaev que, afortunadamente, le pilló ya en el hotel. ¿Cómo lo recuerda?
Afortunadamente, yo ya había acabado cuando se sucedieron las explosiones y estaba en el hotel duchándome. Cuando salí a comer, observé que algo extraño pasaba, no paraban de sonar sirenas de coches de policía, bomberos, ambulancias. Enseguida llegaron las noticias del atentado, el Ejército ocupó los lugares estratégicos de la ciudad en muy poco tiempo. Había mucha confusión. Realmente parecía una de esas típicas películas americanas. Pensar que pasé por el lugar en el que estaba puesta la bomba 50 minutos antes, buff, casi mejor olvidarlo. ¡Cómo puede cambiar todo en un instante!
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En vilo por un volcán
¿Alguna otra anécdota en otras pruebas?
El maratón de Londres es el más complicado para participar; después de intentarlo muchos años por medio de un sorteo que realiza la prueba, me cansé y decidí pagar el dorsal a precio de oro a un touroperador que te consigue plaza. Lié a unos cuantos amigos de mi club, Corresiero. Estábamos apuntados casi con ocho meses de antelación cuando, de repente, las cenizas de un volcán islandés de nombre impronunciable hicieron que se suspendiesen las comunicaciones aéreas por toda Europa durante una semana y, por supuesto, nuestro viaje a Londres. Todo nuestro dinero, ilusión y entrenamiento tirado. Estuvimos toda la semana en vilo mirando la televisión como tontos a ver la evolución del volcán. Por suerte, el primer avión que salió de Asturias a tierras inglesas fue un sábado, un día antes del maratón, y pudimos embarcar Valentín, Papi, Juan Antonio Montes, Panchulu, Chus Abad y un servidor, al que ya no le remordería la conciencia por haber propuesto el viaje a Londres.
Entrenar 18 semanas
¿Cómo prepara cada maratón?
Suelo correr habitualmente cuatro o cinco días por semana; últimamente estoy combinando otros deportes. Y cuando preparo un maratón hago un entrenamiento específico de 14 a 18 semanas, en el que recorro entre 70 y 90 kilómetros semanales a diferentes intensidades.
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¿Cuáles son los momentos más difíciles en un maratón?
Para mí, los momentos más difíciles suelen darse cuando falta poco para disputarse la prueba; ya tienes cierta ansiedad y, a veces, da la sensación de que sales a entrenar más por obligación que por gusto. Pero parece que los maratonianos tienen algo de masocas porque, pese a la rutina y el esfuerzo que conlleva dicho deporte, todo queda olvidado cuando acabas la prueba y, a las pocas horas, ya estás pensando cual será la siguiente.
La cabeza es casi más importante que las piernas. ¿Cómo afronta el entrenamiento mental?
Si bien es cierto que es un aspecto fundamental en los deportes de fondo, yo no lo preparo de ninguna manera específica. Cuando llegan los momentos duros en la prueba, sueles pensar en cosas agradables, te acuerdas de la gente que quieres, y te dices frases o palabras motivadoras que te ayudan a seguir adelante, casi todo el mundo tiene las suyas.
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¿Cuáles son las suyas?
Las típicas: Está hecho, está hecho, vamos, vamos o no queda nada. Luego hay otras inconfesables (risas).
Forma parte de Corresiero, un grupo de aficionados al atletismo en el que la mayoría ya no cumple los 30, ni los 40. Explique este fenómeno.
Fuimos coincidiendo gente a la que nos empezó a enganchar aquello de salir a correr. Muchos veníamos de otros deportes, y otros empezaban por primera vez. En Pola de Siero no había ningún club y decidimos fundar el Corresiero en el año 2005. Y hasta hoy. El club cuenta con más de cien socios y se respira muy ben ambiente. Fue una época muy bonita en la que íbamos descubriendo amigos, carreras... Todo ha cambiado mucho en este tiempo y a veces no sé si para mejor o para peor.
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¿Tiene algún nuevo reto deportivo?
Próximamente, participaré en el Campeonato de España de Maratón que se celebrará en Castellón. Y empieza a rondar en mi cabeza la idea de finalizar un Ironman; en el mes de julio en Vitoria voy a probar una media Ironman: 1,9 kilómetros nadando, 90 kilómetros en bici y 21 kilómetros en carrera.
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