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V. Martín
Jueves, 3 de noviembre 2016, 10:57
Hay un lugar en Lugones, el bosque de LAcebera, que además de ser un impresionante espacio verde es también un importante patrimonio cultural. Por eso, los vecinos han puesto todo su empeño en recuperar el lugar, algo que han transmitido al Ayuntamiento de Siero. El objetivo: hacer de LAcebera uno de los auténticos pulmones verdes del centro de la región. Y es que sus 340.000 metros cuadrados están poblados de árboles centenarios, de especies vegetales únicas y, además, guardan los orígenes de lo que fue en su día la Fábrica de Pólvora de Santa Bárbara.
Fue Juan José Tartiere Lenegre, conde de Santa Bárbara, quien supo ver en este bosque todo lo que necesitaba para ubicar aquí la fábrica en el año 1880: una zona bastante llana, y con mucho arbolado, que serviría de barrera protectora para realizar las pruebas de explosivos. Además, bien aprovisionada siempre de agua debido a la proximidad del río Nora. Su localización, entre las vías que comunicaban ya Oviedo, Gijón y Avilés, acabó haciendo de este el lugar perfecto para que solo dos años después, en 1882, la fábrica comenzara su actividad.
La Sociedad Santa Bárbara, integrada por Tartiere Lenegre y un grupo de industriales, creó en LAcebera un complejo industrial donde se construyó no solo la fábrica, sino también viviendas para los trabajadores, escuelas y un palacete en el que residía el propio conde de Santa Bárbara. No faltaron tampoco las zonas ajardinadas, diseñadas para que encajaran en el entorno boscoso que rodeaba todas las instalaciones. La apertura del ferrocarril entre León y Gijón en 1884, pasando por Lugones, y de la línea de los Ferrocarriles Económicos de Oviedo a Infiesto en 1891, favorecieron aún más el desarrollo industrial de la localidad, donde en 1896 se abrió la Fábrica de Metales.
Titularidad municipal
La industria tuvo un gran prestigio y se mantuvo activa hasta la década de los 70. En 1982 toda la finca pasó a ser de titularidad municipal, al comprarla el Ayuntamiento por ochenta millones de pesetas. En aquel entonces, el espacio era mayor que el actual, ya que algunas partes de la gran finca fueron ocupadas para desarrollar las grandes vías de comunicación del centro de Asturias; y se conservaban también algunos de los edificios de su pasado industrial, que se deterioraron rápidamente debido a su abandono.
Pocos años después, el Principado rehabilitó algunas de las zonas ajardinadas y creó espacios de ocio y merenderos, pero no fue hasta el año 2001 cuando el Ayuntamiento puso en marcha un plan de recuperación de este espacio. Pero los vecinos quieren que, de verdad, «se recupere toda esta zona como el tesoro natural y cultural que es». Esta misma semana, el Ayuntamiento ha derribado el único edificio que quedaba en pie, la antigua casa del guarda, por motivos estéticos y de seguridad. Solo quedará una pequeña base, que deje constancia de que allí estuvo esa construcción. El alcalde, Ángel García, destacó el compromiso social que el Ayuntamiento mantiene con el bosque.
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