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José Cezón
Viernes, 16 de septiembre 2016, 00:27
El exalcalde socialista de Siero, Juan José Corrales, celebra hoy su 63 cumpleaños en plena fase de recuperación de un ictus, que sufrió en marzo del año pasado. El regidor, quien gobernó el concejo entre los años 1999 y 2010, recibió a EL COMERCIO en su domicilio en la torre de Siero-Este para hablar de su nueva vida y repasar una actualidad política sobre la que, pese a las secuelas que aún arrastra de la enfermedad, se ve que se mantiene muy informado.
El ictus le sorprendió una tarde que estaba solo en su vivienda de Toledo, donde residía por motivos laborales, y no recibió auxilio hasta el día siguiente cuando sus compañeros de trabajo extrañaron su ausencia y no conseguían localizarle. Tras una semana internado en un hospital de la ciudad castellana, otros casi tres meses en el HUCA y una estancia temporal en una residencia de El Berrón, ahora reside desde julio en Pola de Siero prosiguiendo con su rehabilitación.
Corrales presenta un buen aspecto físico y se ha afeitado el bigote. «La gente me dice que me quita años», afirma sonriente, la misma alegría que expresa cuando se le comenta la gran cantidad de vecinos que le recuerdan con añoranza. Él mismo percibe ese cariño de los sierenses cuando sale a pasear por la villa. «La gente, cuando me ve por la calle, me trata ahora de usted y con mucha reverencia», bromea. Lo achaca a su gestión como alcalde: «Hicimos muchas cosas y en todas las parroquias del concejo». Y apunta que él solo era el cabeza visible de una labor desarrollada en conjunto por toda la Corporación.
Corrales relata con total naturalidad el calvario que sufrió, asume que la recuperación será lenta, pero le estimula la progresión que va experimentando a diario. «Tardé tiempo en recuperar el habla y la gente no me entendía, pero cada día voy mejor», comenta.
Acude a rehabilitación al HUCA y a la consulta de una psicóloga. «Es una chavala joven y me está valiendo de mucho», dice. Además, sale a pasear una hora diaria por la senda del Nora y duerme una siesta generosa. Asegura que lleva una alimentación «estricta» y que de uno de sus mayores placeres de antaño, que era el vino bueno, se permite tomar «una copina, aunque tampoco me apetece más». Se entretiene viendo la televisión, recibiendo visitas o saliendo con la familia.
Al preguntarle si sigue al tanto de la actualidad nacional y municipal, el convaleciente se transforma de forma repentina, exhibe una lucidez asombrosa y saca a relucir el Corrales carismático y políticamente incorrecto de siempre, aquel que decía lo que pensaba, aunque molestara a propios y extraños. «¿Al PSOE? Al PSOE lo veo como lo vemos todos». Y añade: «¡Hombre, por favor!, no podemos estar un año así sin gobierno, hay que ceder y hacer una buena oposición».
De sus compañeros de partido en Siero, afirma: «Son buenos chavales y se portaron muy bien conmigo; yo procuro estar bien con todos». Pero, a continuación, asegura que, en la coyuntura actual, no sería capaz de mantenerse como militante socialista en activo. Y lamenta el abandono de la Casa del Pueblo. «No la veo funcionar y es una pena, creo que se le debería dar más vida a la sede; cuando yo estaba, se debatían y se compartían allí todos los temas».
Sobre el pacto de gobierno tácito entre el PSOE y Foro Asturias en el Ayuntamiento de Siero, también tiene su opinión: «Foro va a durar poco en Asturias y a 'Cepi' (el alcalde, Ángel García) le va a crear una guerra interna con el partido. A mí me duele, aunque nunca dije nada». Corrales alerta, asimismo, de las aviesas intenciones de la nueva formación Podemos: «Va a hacer siempre lo que le interesa, que es machacar al PSOE».
También está al corriente del escándalo protagonizado por el sindicalista José Ángel Fernández Villa, con quien Corrales no tuvo demasiada sintonía en sus años de alcalde, aunque sí le sorprendió su funesta decadencia. «Un hombre tan listo y tan mal asesorado, tenías que ir siempre detrás de él y no podías discrepar en nada», recuerda.
La muerte de José Aurelio
Confiesa el dolor que sintió cuando se enteró del fallecimiento del exalcalde de Siero José Aurelio Álvarez, su mayor adversario político en el Consistorio, pero con quien compartió desvelos por la injusta sentencia que les obligó a devolver de su bolsillo los pagos irregulares a los funcionarios municipales. «Lo pasé mal cuando murió, me reunía a veces con él», desvela.
Llega la hora de la despedida. «Si me vienes a ver dentro de quince días, seguro que ya estoy mucho mejor». Genio y figura.
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