J. C. D.
Miércoles, 20 de enero 2016, 00:09
Falo Moro será siempre recordado por su humanidad, simpatía y carácter desprendido. Era un bohemio que nunca sintió apego por el dinero, que podía regalar partituras a cualquiera que se tropezara en sus noches de parranda y que ni se preocupaba de registrar gran parte de sus composiciones.
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Acostumbraba a ir provisto de papel pautado y un lápiz, porque la inspiración le llegaba en el momento más inesperado. Cuenta Lelo Cuesta, a quien Falo solía acompañar con el camión de reparto por Asturias, que en un viaje a Mieres bajo la lluvia le mandó parar para anotar una pieza que se le acababa de ocurrir inspirándose en el ruido del limpiaparabrisas. Otro poleso relata que, regresando a casa una madrugada, sintieron unos pasos lejanos en la calle desierta y al día siguiente le apareció con la partitura de 'Un paso en la noche'. Lo mismo sucedió el día que fue andando desde La Pola a Colloto a visitar a su amigo Luis Ximielga. La nevada que le impidió regresar fue el origen de 'Noches blancas'.
Galán con las mujeres, cariñoso con los niños, Falo Moro rebosaba ingenio con frases como 'reuma en el bolsu' para referirse a tiempos de escasez o 'ir a la Caja Rural' para coger el dinero que escondía en los zapatos. Un locutor desprevenido le preguntó una vez su opinión sobre la música pop en general: «Yo de la música pop no opino ni en general, ni en butaca», replicó. Genio y figura.
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