Celestino González recopila en un libro vivencias de Negales, Santolaya y Llorianes

Celestino González Martínez presentó ayer en Pola de Siero el libro titulado 'Vivencias e historia en la memoria de nuestr@s paisan@s y la nuestra', que está dedicado a los núcleos de Llorianes y Negales, en la parroquia de Valdesoto, y a la de Santolaya.

El libro arranca con un prólogo del exalcalde de Siero y colaborador de EL COMERCIO, José Aurelio Álvarez, natural de Santolaya, y se divide en seis capítulos con recuerdos del autor, la etapa anterior a las escuelas de Llorianes-Negales, la época de esas escuelas que estaban situadas en La Venta la Salve, los primeros suministros de agua y luz; hechos, personajes y familias y un álbum de fotos. El libro se cierra con una reivindicación del autor reclamando el saneamiento para su pueblo natal, Negales. La obra tiene una tirada de 500 ejemplares, que se distribuirán gratuitamente gracias a la colaboración de varias entidades y empresas.

Celestino González agradeció ayer el apoyo recibido por numerosos vecinos e informantes, así como la financiación del Ayuntamiento de Siero, la Fundación Caja Rural, Vinos Somonte, además de Ovidio Moro y Papercolor. Y lanzó el testigo al prologuista para que prosiga la labor y aborde otros episodios no tratados en el libro.

José Aurelio Álvarez celebró la publicación de libros como el de Martínez, «porque en Siero parece que no tenemos pasado» y enumeró toda su riqueza cultural, arquitectónica o de paisanaje. «Debemos pasar del chigre a los textos o los discos duros», afirmó. Mencionó algunos personajes célebres de la zona recogidos en el libro y aludió a la «riquísima» toponimia de Negales, «que merecería un estudio», apuntó. El prologuista elogió, por último, «el estilo sencillo, ameno y entrañable» empleado por el autor en esta obra.

El alcalde de Siero, Eduardo Martínez, elogió el gran trabajo de documentación del autor para recopilar todas esas vivencias de la zoza nordeste de Valdesoto y le felicitó también por obviar aquellos episodios «que podrían herir sensibilidades». Y destacó la frase de González relativa a que nunca había renunciado a sus raíces.