Asturias celebra los diez años de los creadores del 'sidraturismo'

Son pura asturianía, aunque el nombre que les define sea un 'palabro' inglés. Son apolíticos, aunque su nacimiento tuviera detrás una idea de Javier Fernández quien por aquel entonces, en 2014, era el presidente del Principado. Creía él que Asturias necesitaba un Clúster Rural, entendido como una agrupación más poliédrica que una asociación al uso, al unir bajo un mismo paraguas a empresarios de actividades tan diversas como hiladas entre sí.

Y tras un curso de formación, medio centenar de propietarios de alojamientos, restaurantes, llagares, pomaradas, agencias de viaje, establecimientos de actividades, decidieron poner en marcha el Clúster Rural que cumple diez años con casi 90 socios. Una entidad que tuvo como primera presidenta a la que hoy es su vicepresidenta, Ana Soberón, que explica que «la presidencia y la vicepresidencia está repartida entre alojamientos y actividades. Julio Bobes, actual presidente, es experto en estas últimas».

De la tormenta de ideas que unieron aquellos primeros cincuenta socios nació el 'sidraturismo', una iniciativa que tiene en su nombre la explicación: captar visitantes de la mano de la bebida asturiana por excelencia.

«Fuimos los primeros, cierto, pero pronto se puso en marcha la Cátedra de la Sidra», recuerda Soberón. De repente, la sidra dejó de ser solo una bebida, para ser el centro de turismo de experiencias. El Clúster Rural combinaba la venta de estancias con la visita a una pomarada, a un llagar, presenciar cómo se encorcha la sidra y, claro, escanciar. «Lo que más gusta a los turistas es el taller de escanciado. Aprenden como hicimos todos, escanciando una botella de sidra llena de agua».

Sidra hubo en la fiesta que celebraron en Gijón, en la que participó la directora de Agroalimentación, Begoña López, y la concejala de Villaviciosa Reyes Ugalde. Entre los homenajes, el más emotivo fue el de José Luis García Nieto, de Ca Xuacu, fundador del Clúster fallecido repentinamente. «Aprendimos a ver en el vecino un aliado y no un competidor», recuerda Soberón.

Echando la vista atrás, apunta que el Clúster Rural «nació de una crisis, la más dura que tuvo el sector, en los años 2012 y 2013» y llega a su décimo cumpleaños con la industria del ocio como motor del país, pero con pinchazo de la oferta rural. «Creo que si se computasen los datos de las viviendas vacacionales, las cifras rurales serían de récord», en referencia a una modalidad de alojamiento «que no compite en igualdad con nosotros».

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