El 'sidraturismo' aumenta y los llagares lo aprovechan como complemento

Ellos empezaron a ofrecer visitas a principios del siglo XX y, tras un parón debido a los conflictos bélicos, las retomaron en los últimos años de la década de los 60. La tendencia ha ido a más y ahora la mayoría de los llagares asturianos, todos los grandes, empiezan a ofrecer visitas guiadas a sus instalaciones para conocer qué es, cómo se elabora y sabe y las particularidades de la sidra. El perfil del visitante es variado no solo por su procedencia: «Hay desde escolares a grupos de mayores y tanto profesionales como absolutos desconocedores o asturianos que elaboran en su casa para autoconsumo», cuenta Ana González Ferrero, que se encarga de contarlo en Trabanco, donde reciben en torno a 5.000 personas al año.

El incremento de participantes en las visitas se nota año a año. «Rondamos las 5.000 por año. Los veranos del covid se notó un incremento relacionado con la afluencia turística en Asturias y, aunque este julio bajó, tanto en agosto como en septiembre sigue siendo un gran atractivo», explica Marta García, del Llagar Castañón. Los meses de verano y la Semana Santa son los de mayor afluencia de turistas y, por tanto, de más visitas, aunque octubre y noviembre, momento de la mayanza, despierta el interés de los asturianos y de los escolares. Lo saben en El Gaitero donde hasta septiembre han recibido a 15.000 visitantes.

En lo que coinciden todos es en que nadie sale de la visita igual que entró ni con la misma imagen de lo que es la sidra asturiana. «Marchan encantados».