Vanessa Gutiérrez | Consejera de Cultura del Principado de Asturias
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Vanessa Gutiérrez | Consejera de Cultura del Principado de Asturias
«La sidra es un sector productivo y económico de enorme potencial y hay que impulsarlo»Llega a su encuentro con EL COMERCIO tras 17 horas en vuelo en las que, ya sea por el 'jet lag' al que alude, ya sea por la emoción de haber estado en primera línea en la defensa de la candidatura de la Cultura Sidrera Asturiana ... como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco, en la asamblea celebrada en Asunción (Paraguay). El miércoles fue el estallido de alegría, pero la consejera de Cultura, Vanessa Gutiérrez, llega de vuelta a Asturias convencida de que esto sólo es el principio de algo mucho más grande. La sidra y su cultura deben crecer exponencialmente.
–Felicidades por un éxito que es del Gobierno de Asturias, pero también de mucha gente más…
–Este éxito es el éxito de Asturies. Por supuesto debemos agradecer el trabajo de quienes promovieron esta candidatura, con especial reconocimiento al profesor Luis Benito García, que llevó nuestra cultura sidrera al corazón de la Universidad como materia de investigación. También al comité director del que forman parte expertos de diferentes ámbitos implicados en nuestra cultura sidrera y, cómo no, al equipo de trabajo que consiguió que el Consejo de Patrimonio, aprobase que una manifestación cultural exclusiva de una sola comunidad autónoma llegase a ser elegida como candidatura de todo el Estado. Quizás ese momento fue el más difícil y ahí me gustaría agradecer el trabajo realizado por Pablo León, director general de Patrimonio Cultural, quien aportó convicción y también habilidad. Pero el gran reconocimiento es para quien más lo merece: quienes han sido y son la comunidad portadora de esta cultura. Y eso es todo el pueblo asturiano, que durante generaciones ha configurado y transmitido esta cultura. Una cultura que se vivió y vive en cada casa y que se ha desarrollado como sector productivo y económico de enorme potencial, pero, sobre todo, que configuró una manera de ser como pueblo que, todos, asturianos y asturianas del interior y del exterior, mostramos como carta de presentación, y que es nuestra identidad.
–Y ahora, ¿cuál es la receta para que el título sea aprovechado en toda su potencialidad?
–Seguir trabajando como se hizo a lo largo de esta candidatura: yendo de la mano tanto el sector de la sidra como el hostelero, el turístico, el cultural, la universidad, el de la innovación, etcétera. Y, por supuesto, desde el Gobierno, coordinando y promoviendo acciones que impulsen el sector, y salvaguardando la esencia que lo hace singular y único en el mundo. No hay que perder de vista que lo que se ha reconocido es la cultura generada alrededor de la sidra asturiana. Todo eso es lo que debemos proteger y transmitir, y no es en absoluto tarea menor.
–Ponga deberes tanto al Gobierno como a los cosecheros, a los productores, a los hosteleros y hoteleros, a los alcaldes…
–Debemos ser lo que fueron nuestros antepasados: absolutamente respetuosos con la tradición heredada e introducir la innovación de manera cuidadosa con los valores que han sustentado esta cultura hasta nuestros días. Desde la manzana a las expresiones propias de la cultura sidrera que debemos conservar y no desvirtuar. Debemos tomar conciencia de todo lo que implica la cultura sidrera, más allá de la bebida, y potenciarlo, porque eso es lo que la hace singular y, por ello, atractiva. Pensando a corto, medio y, sobre todo, a largo plazo, y teniendo una visión global para no descuidar nada ni a nadie.
–Escanciado, vaso de sidra, botella de molde o tipo Gijón. Son algunos de los elementos que identificamos con la cultura sidrera, pero en buena medida son novedades centenarias en una cultura milenaria. ¿Cómo haremos para recuperar los llagares de sobigañu, las jarras de madera o cerámica, las cajas de 100 botellas, las espichas tradicionales, los cancios de chigre y los monólogos, entre otras cosas que se recuerdan cada vez menos?
–Investigando, apoyando y promocionando. Promoveremos estudios en ese aspecto. Por ejemplo, el próximo año impulsaremos una investigación con el fin de catalogar llagares y proteger los de especial valor patrimonial para poder apoyar su conservación de manera similar a como hacemos con los horros y paneres o como empezaremos a hacer en 2025 con los elementos catalogados de las brañas. También trabajaremos para recoger promocionar las manifestaciones culturales, el vocabulario sidrero, la artesanía o las fiestas o costumbres vinculadas al consumo de la sidra asturiana. En ese aspecto, el compromiso del Gobierno es total y transversal.
–El gran debate es si hay que proteger la figura del escanciador frente a la máquina de chiscar...
–Sin duda hay que reconocer la especialización de las personas que escancian. Al fin y al cabo, este gesto singular es uno de los principales distintivos de nuestra cultura, seguramente el más llamativo. Pero también es muestra de un conocimiento preciso sobre la sidra asturiana que hace que el escanciador sepa sacar lo mejor de cada palu en cada momento. Escanciar es un arte, espectacular a la vista y sabio en su correcta ejecución, que es señal de identidad de nuestra cultura y por ello debemos ponerla en su justo valor y potenciarla.
–Una botella de sidra en hostelería en Asturias no supera los cuatro euros. En el País Vasco el consumidor abona seis o siete con total normalidad por una botella de sidra vasca. ¿Tenemos un problema de falta de autovaloración de nuestro producto?
–A veces tenemos falta de valoración de lo nuestro, en general, aunque no creo que eso sea un rasgo exclusivo de los asturianos, ni mucho menos. Por eso, reconocimientos como este son tan importantes para nuestra identidad: el mundo ha reconocido nuestra historia, nuestra manera singular de ser y nuestra tradición, con todo lo que ello implica. Y nos ha dicho que su valor radica en la medida en que lo respetamos y lo salvaguardamos conectando pasado con porvenir con orgullo y responsabilidad. Por eso debemos mantener la actitud y la alegría recibida y, apoyados sobre ellas, encarar el porvenir. No debemos pensar, con escepticismo o incluso pesimismo, que después de esto no hay nada, que sólo va a repercutir encareciendo el producto o que nos quitarán el reconocimiento dentro de unos años. Este entusiasmo debe motivarnos para conocer más y mejor nuestra cultura, sentir orgullo al compartirla con otras personas, pensar qué podemos aportar para conservarla y hacerlo sin dudar.
–Usted hizo alusión en la asamblea de la Unesco al carácter integrador, inclusivo, igualitario y solidario de Asturias, y a que se manifiesta mejor alrededor de una botella de sidra. ¿Tanto nos distingue eso de otras regiones?
–Esas cualidades fueron precisamente los puntos fuertes de nuestra candidatura porque de nuestra cultura participan todo tipo personas independiente de sus circunstancias: niños, adultos o personas mayores, sean asturianos de origen, de adopción o personas que nos visitan. Y todas las manifestaciones de esta cultura se caracterizan por nuestra manera de vivirlas en comunidad. En Paraguay, tanto en las reuniones de la Unesco como en los encuentros de carácter cultural que mantuvimos en Asunción, vivimos de manera constante una situación que nos emocionaba y llenaba de orgullo: nos encontrábamos con delegaciones y con personas de diferentes nacionalidades que reconocían la bandera de Asturies o sonreían al mencionar el nombre de nuestra comunidad, y automáticamente hacían el gesto del escanciado de la sidra. Bien porque nos había visitado, porque conocían asturianos o porque tenían referencias de nuestra tierra. Sin duda es nuestra identidad, nos define y nos singulariza en el mundo. Así nos lo han reconocido.
–Habló de hermanamiento con la ministra de Cultura de Paraguay, Adriana Ortiz. ¿En firme?
–En Asturies hay una comunidad importante de personas procedente de Paraguay del mismo modo que allí hay numerosos asturianos y asturianas. Estrechar lazos entre ambos países es algo sin duda muy interesante, y favorecer el intercambio cultural nos enriquece a ambas comunidades. El próximo año España acoge Mondiacult y será un acontecimiento extraordinario en materia de cooperación cultural ya que estarán aquí los ministros de Cultura de los 194 Estados miembros de la Unesco para establecer la agenda mundial en materia de cultura. En ese marco, además de vernos en Barcelona, ciudad donde se desarrollará esta cita, intentaremos que la ministra visite Asturies porque nos transmitió su deseo de hacerlo y nosotros estaremos encantados de recibirla.
–Usted y el Secretario de Estado de Cultura aludieron al valor del asturiano y a la defensa de la manifestación cultural que supone.
–El asturiano forma parte de la cultura sidrera porque esta cultura se expresa en esa lengua. Pensemos en todas las expresiones con las que se define un palu de sidra, por ejemplo, en cómo se denominan desde las partes del llagar, las fases en la producción o cómo nombramos las festividades y formas de consumir esta bebida. Parte de los compromisos adquiridos con la Unesco pasan precisamente por salvaguardarlo. Y la manera de salvaguardar un idioma es haciéndolo oficial. Conocerlo es la forma de cuidarlo y para ello debemos protegerlo y promocionarlo. Así podremos saber, por ejemplo, que no deberíamos usar expresiones como 'ir de sidras', que es algo que patrimonialmente nunca se dijo en Asturies entre otras cosas porque la sidra, como incontable que es, no tiene plural. Plural lo tienen las cajas, las botellas o los culetes. No denominaríamos a la bebida 'caldo' como si hablásemos de vino, porque decir que la sidra es caldo es decir despectivamente que está caliente y no hay quien la beba. O que no es correcto decir culines, porque culín es masculino, por tanto, su plural es culinos.
–La defensa de la candidatura en Asunción no fue sólo cosa del día de la asamblea. ¿Me puede relatar los pormenores?
–En realidad, la defensa de la candidatura ha venido realizándose en los últimos meses. Por ejemplo, en septiembre se nos remitió una ronda de preguntas por parte de una de los evaluadores de otros países ante la que nos tocó defender y argumentar con el fin de disipar la cuestiones que se planteaban. Ese fue un momento que vivimos de manera discreta con preocupación, así que cuando tuvimos conocimiento del último informe favorable respiramos con cierta tranquilidad. Llegar a Paraguay con todos los informes favorables fue una garantía, aunque las reuniones allí entre delegaciones fueron constantes igualmente porque España ahora forma parte del comité evaluador. Las relaciones entre unas y otras delegaciones son fundamentales para que las candidaturas no tengan reparos. No solo toca defender tu propuesta, sino también valorar las de otros países.
–Dijo que usted puso la pasión y el Gobierno central, la diplomacia en las jornadas de Asunción.
–En los pasillos es donde se negocian posibles enmiendas y se matizan las cuestiones que se pueden salvar para que una candidatura salga adelante y se pactan los apoyos. De ahí la importancia de la labor diplomática por parte de los embajadores, en nuestro caso con el embajador de España, Miquel Iceta, a la cabeza, junto al resto de las personas que formábamos parte de la delegación: el Ministerio y la Consejería de Cultura de Asturies. Luego, en el momento de la evaluación, se presentó un resumen de la propuesta, momento en el que aún pueden plantearse objeciones o preguntas, y había que estar preparados para responderlas. En nuestro caso no las hubo y por eso se procedió a aprobar por unanimidad, por lo que en el momento de intervenir quise que las palabras fueran de agradecimiento. No sucedió así en otras candidaturas que se valoraron tras la nuestra y que sí fueron enmendadas, llegando a tener que acordar cada palabra que se modificaba. La verdad es que en nuestro caso todo fue rápido, pero la tensión y los nervios previos fueron casi tantos como luego la alegría y emoción final.
–¿Qué le llamó la atención de las otras 58 candidaturas?
–Resultó muy emocionante ver cómo el mundo reconocía rasgos culturales de algunas comunidades realmente pequeñas, muchas de ellas de pueblos indígenas, que son a nuestros ojos muy singulares, pero para ellos es parte de su día a día y de su tradición más arraigada. En todas sus defensas apreciaba un inmenso amor y el respeto y el reconocimiento a la memoria y las vidas de sus ancestros. Estar por unos días en un lugar donde no hay crispación, desprecio ni insultos, sino cariño e interés por el otro, por su vida y por su identidad, fue muy sanador y una demostración hermosísima de la palabra humanidad.
–¿Cómo van los trámites para la declaración de la Laboral como Patrimonio de la Unesco?
–Por parte de la Consejería ya se ha presentado al Ministerio de Cultura la propuesta de inclusión en la lista indicativa española de esta candidatura. La decisión sobre si se incluye o no se adoptará por parte del Consejo de Patrimonio Histórico Español en la próxima reunión. Por supuesto, desde la consejería defenderemos la propuesta ante las demás comunidades autónomas para que este Bien de Interés Cultural tenga el reconocimiento que creemos que se merece. No es sencillo, pero no escatimaremos esfuerzos para lograr el reconocimiento que tantos años llevan solicitando los Antiguos Alumnos de la Universidad Laboral, en particular, y la ciudad de Xixón y Asturies, en general, porque son muchas las personas de dentro y fuera de nuestra comunidad que mantienen un estrecho vínculo personal y emocional con este complejo monumental.
Música y cine
–Hace dos semanas acordaron la destitución de la gerente de la OSPA por «falta de confianza». ¿Qué planes hay para recuperar la normalidad?
–Hay situaciones y decisiones que no son fáciles ni agradables. Cuando fui nombrada consejera, desde la prudencia y con el afán de conocer con mayor profundidad el funcionamiento interno de los órganos y organismos dependientes o adscritos, además de solicitar algunos informes a la Inspección de Servicios, pedí a la Secretaría General Técnica de la consejería que fuese realizando un seguimiento de todos ellos, solicitando la remisión de información. Fruto de ese trabajo que es francamente laborioso, y por el que me gustaría reconocer la implicación de la Secretaría, es el informe en que, en el caso de la OSPA, se proponía la pérdida de la confianza de la gerencia y que trasladé al Consejo Rector, como órgano máximo de gestión de la orquesta. Tras acordar el cese, lo que corresponde es preparar la convocatoria para cubrir dicho puesto, que esperamos que se desarrolle con rapidez.
–Asturias es la única comunidad autónoma sin filmoteca. ¿Está ya en marcha su creación?
–Crear la Filmoteca de Asturies es uno de nuestros objetivos y ya hemos encargado un estudio sobre las necesidades que supone. Contamos ya con una cinemateca en Laboral, una 'Film Commission' que queremos impulsar y una cinemateca ambulante que lleva el séptimo arte por los diferentes concejos asturianos. Estos programas deberán incorporarse a la Filmoteca y deberemos implementar otros muy necesarios como los que posibilitarán recuperar, conservar y difundir el cine asturiano, y promover la investigación, entre otras cuestiones. Es un proyecto muy ilusionante por cuanto es muy necesario.
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