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MARCO MENÉNDEZ
GIJÓN.
Jueves, 7 de mayo 2020, 01:33
Toda la hostelería está cerrada desde el 15 de marzo y eso ha repercutido directamente en el sector sidrero asturiano, que desde entonces solo ha visto como se vendía su producto en lineales de supermercados, pequeñas tiendas y en la venta a domicilio, una práctica que pusieron en marcha varios lagares de la región. Pero se puede decir que el sector está parado.
Daniel Ruiz, gerente de la DOP Sidra de Asturias, calcula en un 25% las pérdidas que lleva acumuladas el sector, con respecto a los primeros cuatro meses de 2019. El caso es que estos casi dos meses han cogido temporadas turísticas muy importantes, como Semana Santa y el puente del 1 de mayo, que tradicionalmente suponen mucho movimiento de visitantes y, por tanto, de ventas de sidra. «Ahora no se recuperará al cien por cien. Será a un ritmo muy limitado», vaticina.
El próximo lunes ya podrán abrir los locales de hostelería pero solo sus terrazas y a un 50% de su capacidad. Eso hará que «no serán muchos los locales del sector que vayan a abrir. Como mucho un 10%», indica Celestino Cortina, presidente de la DOP. Los motivos son la falta de rentabilidad y la incertidumbre de si las sidrerías tendrán que incorporar a todo su personal si abren al público.
Parece que habrá que esperar a final de mes. Cortina prevé «una apertura masiva el 25 de mayo, si Asturias pasa a la fase 2 del desconfinamiento». Pero eso no quiere decir que el consumo de sidra también sea masivo, sino que «el ritmo será lento, como en toda la hostelería. Está claro que esta pandemia marcará un antes y un después, y será necesario un proceso de adaptación».
El sector sidrero es optimista por naturaleza, pero también realista y sabe que aún quedan muchas incertidumbres en torno al coronavirus y posibles rebrotes de la pandemia. Quizá la situación mejore en junio, «si hay medidas de acercamiento social», apunta Cortina.
Los lagares están llenos de sidra y garantizan su calidad porque «la tecnología incorporada en los últimos 20 años hace que la podamos conservar muy bien». Este año corresponde una cosecha escasa de manzana, lo que unido al excedente de sidra que se prevé para fin de año, hará que los lagares no tengan que adquirir fruto fuera de la región.
José Luis Piñera es uno de los lagareros que vende a domicilio, pero también aboga por esperar un mes para ver cómo evoluciona el sector. Y defiende que «es el momento de ayudarnos unos a otros y apostar por los productos de cercanía».
Por otro lado, la DOP Sidra de Asturias ha encargado una partida de vasos de colores que serán repartidos entre las sidrerías y «echar una ayuda a la hostelería», explicó Celestino Cortina. El objetivo es que los clientes puedan identificar sus vasos por el color y evitar así la posibilidad de transmisión del coronavirus. Se trata de volver a beber sidra, pero con la mayor seguridad posible.
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