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olga esteban | elena rodríguez
Lunes, 13 de septiembre 2021
En Infantil era más que evidente. Primaria también había empezado a sufrirlo. Y ahora le ha llegado el turno a Secundaria. Todos los niveles educativos van experimentando las consecuencias de la drástica bajada de la natalidad en la región. Hace años que la cifra de ... nacimientos no hace más que descender y eso se traduce en menos alumnos en las aulas. Es cierto que en ESO aún es poca la pérdida, pero el simple hecho de que haya pérdida ya es significativo. Vuelven a las aulas 32.554 alumnos de Secundaria y 9.399 de Bachillerato. ESO pierde 371 estudiantes. Si se suman los dos niveles educativos, la cifra se 'suaviza' porque Bachillerato sigue ganando aún matrículas, así que el resultado de ambos niveles es una pérdida global de 221 alumnos, que porcentualmente es un 0,5%. Pero, como queda dicho, la resta se produce íntegramente en Secundaria. Poco a poco, irá llegando a todos los niveles superiores.
Que baje la matrícula no es positivo en ningún caso, salvo en este nuevo curso de pandemia. Tener menos alumnos facilitará, de alguna forma, a los centros una complicada organización. Porque los 42.003 estudiantes que mañana regresan a las aulas en Asturias lo hacen todos de forma presencial. Y hay ganas, pero también nervios y cierta proecupación. Muchos de ellos, y sus familias, sufrieron el pasado curso las consecuencias de la semipresencialidad en tercero y cuarto de la ESO y primero de Bachillerato, solución que tomó la Consejería de Educación para mantener los grupos pequeños en clase. Dos días al instituto y tres en casa. La semana siguiente, a la inversa. Así, todo el curso. Fue sin duda una de las cuestiones más criticadas y protestadas por familias y docentes, pero así acabó el curso.
Esta vez todo será distinto. Vuelven. Con mascarilla y distancia, pero vuelven todos. Y eso, la distancia, es precisamente lo que más preocupa, aunque la consejera de Educación, Lydia Espina, insistió, una vez más, en que está todo perfectamente organizado. «En los centros no hay ningún problema y los alumnos van a entrar perfectamente», aseguró tras recordar que, siendo directora de Planificación e Infraestructuras, visitó aquellos que tenían dificultades al respecto y quedó solventado.
Pero no todo el mundo está de acuerdo. Porque el hecho no es solo que vuelven, sino que lo hacen a las ratios previas a la pandemia (en el caso de Bachillerato puede haber hasta 33 alumnos en un aula) y teniendo que mantener una distancia de seguridad de 1,2 metros. «Hay centros cogidos con pinzas», describe de forma clara Borja Llorente, de CC OO, la situación en algunos institutos. ANPE también asegura conocer incidencias en centros donde no son capaces de cuadrar distancias y alumnos, mientras la situación en Formación Profesional, que arranca el curso el viernes día 17, sigue en estudio, aseguró Espina.
Los directores, por su parte, apuraban las horas. Algunos, como el de Roces, de Gijón, con una jornada repleta de reuniones de profesorado. En el Corazón de María, satisfechos por haber logrado optimizar los espacios para organizar aulas de 30 alumnos con la distancia requerida. En el Montevil, su director admitía estar «a tope». Y en el IES con más alumnado de Asturias, el de La Corredoria, en Oviedo, se mantenían a la espera de conseguir más personal, pendientes de la convocatoria de interinos -prevista para hoy martes 14 de septiembre-, numerosa (y en la que se incluirá el profesorado de refuerzo anunciado), al tiempo que cambiaban la configuración de los cursos en tiempo real dado que la matriculación ha seguido abierta hasta última hora. En otros centros, como en la Inmaculada, de Gijón, se celebró ya la presentación de ESO y Bachillerato. «¡Encantados de teneros otra vez de vuelta!», les trasladó el colegio.
Lydia Espina también se refirió al borrador en el que trabaja el ministerio y que prevé la eliminación de los exámenes de recuperación en ESO. «Ahora mismo no estamos en ese punto. Lo que hay que hacer es ir concretando, especificando y adaptándolo a las comunidades». E insistió en que, para pasar de curso, la mayor parte de las asignaturas tendrán que estar aprobadas, pero el objetivo, más allá de si se promociona con una o dos suspensas, «es el aprendizaje por competencias».
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