El sector turístico clama contra el «nuevo varapalo» del AVE: «Nos han vendido humo»

Desde el primer viaje en pruebas realizado a través de los túneles de la variante, en septiembre de 2021, la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, y el presidente del Principado, Adrián Barbón, han ido matizando la fecha de apertura de la variante, hasta fijarla en el mes de mayo. El Gobierno regional ha llegado incluso a empapelar la estación de Atocha, en Madrid, con imágenes de Asturias, en una espectacular campaña de marketing vinculada a la llegada de la alta velocidad ferroviaria a la región.. 'De Madrid al Paraíso: Asturias, cada vez más cerca', reza el mensaje publicitario.

Pero el AVE, que reducirá el trayecto en tren entre el Principado y Madrid a unas tres horas, no va a llegar en mayo como el ministerio había prometido, y el sector turístico no da crédito. «Es una nueva decepción», asegura Javier Martínez, vicepresidente de Otea, la patronal del turismo y la hostelería de Asturias. «Ya está bien de tantos retrasos. Ni se están tomando en serio a Asturias ni se está dando la prioridad que merece a una infraestructura que supondría un gran revulsivo económico», apostilla.

Martínez habla de «tomadura de pelo». Lo dice él y prácticamente todos los empresarios del sector, que no entienden por qué «no nos han dicho claro cuándo va a llegar realmente el AVE y en qué condiciones». El nuevo retraso «desilusiona». Conocer que hay obras por acometer, indigna. Y que la Administración no informase de ello es la guinda de una polémica que está poniendo en aprietos al Gobierno del Principado.

Según un documento de Adif, en el que se detallan las actuaciones pendientes y las restricciones necesarias para su ejecución, los viajeros que llegasen a Asturias a través de la variante de Pajares iban a tener que bajarse del tren en Lena y subirse en un autobús para poder llegar hasta Oviedo, perdiendo buena parte del tiempo que se ahorrará con la alta velocidad. El Ministerio ha rectificado ante el aluvión de críticas. «¿Cómo íbamos a vender eso a alguien que quiere visitar Asturias en tren? Es invendible», plantea Mónica Blanco, de Andolina Tour, una de las agencias receptivas que opera en la región. «Lo del AVE es de chiste. Estamos dando una imagen lamentable con tanto retraso y complicación. Nos han estado vendiendo humo», critica.

Quienes viven del turismo, que representa en torno al 12% del Producto Interior Bruto (PIB) asturiano, confiaban en que la variante de Pajares ayudase a desestacionalizar su actividad, algo fundamental para que el sector pueda crecer más allá de las temporadas vacacionales. El Principado, de hecho, lleva meses incidiendo en el potencial turístico de la alta velocidad. Hasta el punto de que será uno de los reclamos del estand de Asturias en la próxima edición de Fitur (Feria Internacional de Turismo), donde se simulará mediante imágenes un viaje en tren a la región.

«La variante es una deuda histórica, con el sector turístico y con todos los asturianos. Lo que está pasando es una broma de mal gusto», afirma Ana Soberón, al frente del clúster de turismo rural. «Lo triste es que, sabiendo que hay que reformar el tramo Lena-Oviedo, no lo hayan hecho antes, para que ya estuviese listo para la llegada del AVE», prosigue. Y va más allá: «Lo de los trasbordos en autobús yo ni me lo planteaba. Daba por hecho que iban a buscar soluciones alternativas, porque era muy gordo».

La cuestión es que tras 19 años de obras en los túneles de Pajares y casi 4.000 millones de inversión «seguimos como estábamos», resume Élida Suárez, directora del Môderne en Gijón y una de las representantes de los hoteleros dentro de Otea. «El AVE ha sido un revulsivo turistico para todos los sitios a los que llega, y eso conlleva consumo y riqueza económica. El Principado debería meter presión, porque lo que está pasando es una desilusión grande», señala.