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Daniel Fernández
Oviedo
Viernes, 17 de noviembre 2023, 13:21
Hablaron los partidos, la judicatura, las asociaciones de jueces y fiscales, los colegios profesionales, empresarios, asociaciones de Guardia Civil y sindicatos de policía... El abanico de opiniones sobre la amnistía y la investidura de Pedro Sánchez fue enorme en las últimas semanas. Pero faltaba ... una: la de la Iglesia. Y oficialmente sigue faltando, porque la Conferencia Episcopal aún no ha dicho ni pío. Pero el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes vuelve a sacar el látigo en forma de artículo para arremeter contra los acuerdos alcanzados por el PSOE con los partidos que permitieron la investidura de Pedro Sánchez y defender las movilizaciones contra el presidente del Gobierno. Lo ha hecho en el diario 'ABC', en un artículo a página completa cuyo título puede interpretarse como una clara crítica a la falta de pronunciamiento oficial de los obispos españoles ante el contexto político actual: «¿Y la Iglesia? Pido la palabra», titula Sanz Montes.
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El su artículo, Sanz Montes defiende la «espontánea comparecencia» en calles y plazas de una «inmensa sociedad que quiere decir pacíficamente que hay algo no compartido». Las acusaciones de «traidores» a la nación, que en muchas de esas manifestaciones -también desde algunos escaños- se vertieron contra los dirigentes socialistas, han sido combatidas, según el arzobispo de Oviedo, «falseando cifras de participación e introduciendo grupos extremistas cuyas matrices encienden sospechas de una encubierta manipulación».
Sigue el arzobispo en su defensa de la movilización contra Pedro Sánchez, sus socios de investidura y los acuerdos alcanzados. Porque, en palabras del prelado, «cuando se da todo este movimiento social de amplio espectro y diversificada responsabilidad, estamos ante algo que preocupa y duele y que no consiente mirar para otro lado pasivamente».
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Llega entonces cuando el arzobispo de Oviedo se refiere a la pregunta, que le han hecho al respecto: «¿Y la Iglesia, no va decir nada? ¿Por qué calla y está como ausente?». «Obviamente no es cierto», porque «algunos obispos nos hemos manifestado con claridad y pertinencia». Sí recuerda, no obstante, que «nuestra Conferencia Episcopal en los últimos decenios ha salido a la palestra cuando la sociedad nos demandaba de tantos modos una palabra».
Y en este sentido, defiende Sanz Montes el papel que la Iglesia debe jugar en el debate político, aún reconociendo que «hay quienes nos señalan como intrusos». Defiende el arzobispo de Oviedo que esa voz de la Iglesia en estos debates deben hacerse sólo como «clave moral». «Sería improcedente para nuestro ministerio si bajásemos a la arena de un debate partidista constituyéndonos en unas siglas más que aspirasen a tribunas, como si quisiéramos recuperar extrañas teocracias y creyentes banderías. Nuestra clave no puede ser política, aunque hagamos críticas a algunas derivas de gobernanzas administrativas o legislaciones vinculantes. Nuestra clave debe ser únicamente moral», puntualiza.
La crítica para Sanz Montes debe hacerse «desde el Evangelio, la tradición cristiana y la doctrina social de la Iglesia. Tenemos algo que decir, aunque no seamos ni un sindicato ni una asociación». Y es, entonces, cuando carga tintas contra los acuerdos y, sin citarlo, contra Pedro Sánchez. «Sólo la verdad nos hace libres y el engaño siempre esclaviza, porque quien abusa de la mentira como arma política no tiene credibilidad y le acusan sus propias trampas».
Prosigue el arzobispo de Oviedo en sus críticas a las políticas que defienden los socialistas y a los acuerdos, como la condonación de la deuda a Cataluña acordada por el PSOE con ERC -«la insolidaridad chantajista entre regiones autonómicas como moneda de cambio para inconfesables prebendas, divide y crispa mientras que la verdadera igualdad solidaria es la única que fraterniza en la justicia»; critica la ley de memoria histórica, que califica como «venganza tergiversadora al reescribir la historia no sucedida imponiendo su relato partidista reabre heridas en una sociedad que vuelve a enfrentarse»; rechaza de plano la amnistía a los líderes del 'procés' porque «en un Estado de derecho no se puede socavar la independencia de los poderes públicos acorralando y manipulando la Judicatura y la Fiscalía para amañar la ley impunemente poniendo en riesgo la misma democracia»; se opone a la investidura del presidente Pedro Sánchez porque «un gobierno no cabe aliarse con quienes han delinquido de tantos modos con golpismo independentista, corrupción insidiosa, malversación económica y escondrijos prófugos, o menos aun con quienes mercadearon con sangre inocente en acciones terroristas» y arremete, de nuevo, contra las ideologías que «envenenan a las nuevas generaciones con una educación que es manipulación de la ciudadanía a corto, medio y largo plazo, narcotizando el alma y la mirada de quienes gregariamente quedan hipnotizados como pueblo».
Incide, además, en que «si a esto añadimos que se llama eufemísticamente un proyecto de progreso lo que supone la destrucción de la familia, la confusión antropológica y la homicida manipulación de la vida, estamos ante un horizonte grave que como cristianos tenemos la obligación de advertirlo con audacia, denunciarlo con arrojo y presentar la bondad y la belleza de su contraria alternativa».
Considera Sanz Montes que cabe otro tipo de política que «no sea deudora de la mentira torticera, de la división insidiosa, del chantaje tramposo, de la destrucción del Estado de derecho dejando la democracia herida, de las diversas ideologías tóxicas y destructivas». Y de nuevo sin citarlo, el arzobispo de Oviedo lanza su último mensaje al presidente del Gobierno: «La patológica aspiración continua de una poltrona de gobernanza por quienes en su delirio egocéntrico pagan cualquier precio para ello, aun vendiendo en fullera almoneda la misma Patria, sufren una amoralidad indigna del recto gobernante. Esto no es de derechas ni de izquierdas, sino inmoral, al carecer de la solidez moral que les falta», concluye el artículo.
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