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La revisión del mapa sanitario se encuentra «en punto muerto», según los sindicatos que representan a los trabajadores de la sanidad pública asturiana. Aseguran que la última vez que se sentaron con los responsables del Servicio de Salud del Principado (Sespa) para abordar ... las nuevas condiciones laborales que se derivarán de la reorganización prevista fue el pasado marzo, hace ya un mes. Desde entonces, «lo único que hemos recibido es un borrador con tres propuestas sin desarrollar».
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Esta negociación es fundamental para que el nuevo mapa sanitario de Asturias pueda implementarse con el éxito y consenso que busca la Consejería de Salud. Que su máxima responsable, Concepción Saavedra, se encuentre de baja por un problema médico «influye», consideran los trabajadores sanitarios, «porque es ella que realmente tira de este tema». Darle la vuelta al Servicio de Salud, y reordenar sus recursos humanos y materiales, es de hecho uno de sus principales compromisos para esta legislatura.
Nuevo mapa sanitario El borrador con la reordenación territorial de los recursos humanos y materiales de la sanidad pública asturiana se presentó públicamente el pasado 20 de enero.
Negociación laboral La Consejería de Salud se comprometió a pactar con los sindicatos sanitarios las condiciones que se ven afectadas por el nuevo mapa sanitario. La última vez que se reunieron por este asunto fue el 20 de marzo.
El asunto más problemático Es la regulación de los puestos de difícil cobertura, necesaria para resolver el déficit de profesionales en los hospitales y centros de salud comarcales.
Para empezar, se reducirán las ocho áreas sanitarias actuales a sólo tres, con el HUCA (Oviedo, área central, Mieres y el Suroccidente), el Hospital de Cabueñes (Gijón, Carreño, Villaviciosa y el Oriente) y el Hospital San Agustín (comarca de Avilés y el Noroccidente) como centros de referencia para los procesos más complejos. Además, se propone un pacto para la contratación de personal que permita a quienes se inscriben en la bolsa de empleo elegir ámbito de atención –primaria, hospitalaria o ambas– e incluso centro. Y el Sespa se compromete también a respetar la participación sindical existente aunque se reduzca el número de áreas de gestión sanitaria.
Son dos de las tres propuestas que la Consejería ha puesto sobre la mesa para tratar de alcanzar un acuerdo sobre la planificación de los recursos humanos que se derivará del nuevo mapa sanitario. En principio, estos dos asuntos no generan grandes discrepancias, al menos, no insalvables. Pero con la tercera propuesta, relacionada con los puestos de difícil cobertura, sí que surgen roces. La Consejería plantea incentivar, y no sólo con mejoras económicas, a los profesionales que ocupen las plazas que llevan vacantes durante al menos un año, y que no sea posible cubrir a través de los procedimientos ordinarios de selección, provisión y promoción.
El Sindicato Médico Profesional, Simpa, le pone peros a este planteamiento ya en su punto de partida. «Un puesto de difícil cobertura no deja de serlo al día siguiente de que se cubra», puntuaiza la organización. Por tanto, «hay que buscar la estabilidad» y «eso se consigue prolongando en el tiempo los incentivos». Para los médicos asturianos, los puestos menos atractivos del Servicio de Salud deberían estar sujetos a una consideración especial a nivel de compensaciones durante «por lo menos tres años».
No sólo eso. Exigen que se extiendan los incentivos a todo el servicio. «Hay especialidades enlas que hay mayores dificultades para completar la plantilla. Si hay uno o dos puestos vacantes, no tendría sentido incentivar a quienes los cubren ahora, pero no a los compañeros que llevan tiempo apochinando en ese destino», explican desde el Simpa. De lo contrario, sostiene el sindicato, «se cometería una gran injusticia con quienes están haciendo posible que se preste atención sanitaria en los lugares donde hay más falta de personal».
Estos lugares son fundamentalmente las alas de Asturias, con el hospital de Arriondas en el Oriente. el de Cangas del Narcea en la comarca suroccidental, y el de Jarrio, en el noroccidente, los vecinos ya hansalido en numerosas ocasiones a la calle para denunciar sus carencias en prestaciones sanitarias y especialistas. El año pasado, de hecho, el Sespa tuvo que recurrir a más de 2.000 movilidades forzosas, precisamente, para solucionar ese déficit. «Pues este año, y estamos sólo en abril, ya rozan las 1.000 movilidades», advierte el Simpa en relación a una falta de profesionales sanitarios «que sigue siendo tremendo, por mucho que diga la Consejería».
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