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ROSANA SUÁREZ
OVIEDO.
Domingo, 24 de julio 2022, 04:28
Los hosteleros afirman que este año es «especial» y «fuera de lo habitual», pues se ha juntado el trabajo propio de cualquier año «normal» con el trabajo que arrastran de estos dos años en los que no ha podido haber grandes celebraciones. Los meses ... de mayo a octubre son los más demandados, aunque hay quien, como el chef de Ortiguera, Elio Fernández, tiene todo completo hasta diciembre en Ferpel Gastronómico, local del que es propietario y jefe de cocina. «Empezamos en abril y hasta el primer fin de semana de diciembre no hay ninguna fecha disponible», explica. Después vendrán unos meses de descanso para el equipo. Ferpel Gastronómico cerrará hasta febrero del próximo año.
«Probablemente en los próximos años viviremos una situación contraria a la de 2022, creo que va a haber una ralentización de este mercado», opina Ignacio Bosch, director del Parador de Cangas de Onís, para quien el descenso demográfico que sufre Asturias podría estar detrás de ello. Las parejas que se decantan por el parador buscan la exclusividad de tener «todo» dentro del mismo espacio. Así, este año, en palabras de Bosch, está habiendo «un tapón» por la cantidad de eventos. Afirma que «a nivel estadístico está habiendo un porcentaje bastante más elevado en cuanto a celebraciones». El monasterio cuenta con la ventaja de tener la iglesia de San Pedro de Villanueva para aquellos que optan por las ceremonias religiosas; alojamiento, que «convierte el día de la celebración en un fin de semana de estar con la familia y amigos», y el espacio para la celebración.
Asturianos o asturianas que se casan con personas que no son de la región, viven fuera de Asturias y se juntan en el Principado es, cada vez más, el perfil de las parejas que eligen el parador para el día más especial de sus vidas. Esto reporta beneficios para la zona ya que, como indica Bosch, son celebraciones que implican desplazamientos de varios días, se organizan cosas alrededor del enlace como prebodas, postbodas o actividades culturales y de naturaleza.
Todos los hosteleros coinciden en que se les ha concentrado más trabajo que en años anteriores. «Tenemos un aumento de entre un 20 y un 30% sobre los números habituales de un año normal», destaca Javier Loya. Los meses de mayo a octubre son los más demandados y las bodas en viernes ya empiezan a ser algo habitual. Pero más allá de la primavera y verano también hay enlaces y casarse en otoño o invierno ofrece ventajas, como mayores posibilidades en cuanto a fechas. Pero no solo eso, también asegura enlaces especiales y llenos de encanto. «El Palacio de Moutas, en Pravia, es especialmente bueno para hacer bodas de invierno. El año pasado, por ejemplo, tuvimos completo diciembre desde muchos meses atrás», declara. Ante el incremento de los precios de los proveedores, empresarios como Javier Loya tratan de que sus clientes «lo sientan lo menos posible».
Satisfactorio en cuanto a volumen de trabajo también está siendo para el chef Nacho Manzano que reconoce que los datos son mejores que en el año previo a la pandemia, es decir, 2019. «Es un año bueno de bodas y de celebraciones en general. La gente tiene muchas ganas de festejar», subraya.
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