Los rescates en montaña de junio igualan a los de los tres veranos anteriores

«La precaución tiene que ser máxima», insiste Antonio Alba Moratilla, vicepresidente de la Federación de Montaña del Principado de Asturias, que recuerda que las negligencias convierten «días en los que las familias disfrutan en auténticas tragedias», en ocasiones «hasta con fallecidos». En este sentido, compara los riesgos de la montaña con los peligros que se ocultan en el mar. «Hay que actuar con prudencia. En décimas de segundo, todo puede cambiar. Ambos son entornos preciosos, pero, en cierta medida, resultan traicioneros», avisa.

Además, remarca que la mayoría de las tragedias que se producen en el monte se podrían haber evitado con cierta prudencia. El principal problema radica en que muchas personas acuden a la montaña sin la experiencia y la precaución suficiente para ello y por tanto, «ni ven los peligros, ni saben responder ante los mismos». Un hecho que siempre se ha producido, pero que se ha acentuado con la pandemia. Tras un confinamiento, muchos son los que ven el monte como la opción de disfrutar del aire libre sin que exista un riesgo de contagio. Algo que a Antonio Alba le parece una gran idea, siempre y cuando acudan acompañados de alguien que tenga conocimiento. «Si nadie cumple con este requisito, lo mejor es pertenecer a algún club, porque los monitores se encargan de garantizar la seguridad de todos los participantes. Del mismo modo que nadie circularía con un coche sin saber conducir por la autovía, tampoco se puede ir a la montaña sin tener ningún tipo de conocimiento», subrayó.

Pese a los numerosos incidentes, estas indicaciones son ignoradas por no poca gente. En esta línea, Iván González, agente del Seprona de la Guardia Civil, explica que en muchas ocasiones se rescata a personas con vestimenta o calzado inapropiados. Otros, por el contrario, se meten por caminos erróneos de los cuales es muy difícil salir después. Incluso, Antonio Alba insiste en la complejidad de este mundo en que «hay ocasiones en las que el camino indicado para el tránsito no es el más adecuado».

Posiblemente, seguir todos estos consejos permitiría reducir el número de operaciones de rescate que hay que efectuar a lo largo del año. Por el momento y afortunadamente, desde el 1 de junio de 2021 todavía no se ha tenido que lamentar ningún fallecimiento, pero sí que se produjeron treinta traslados a hospitales, de los cuales 24 precisaron de asistencia médica en la zona. Asimismo, se efectuaron 26 rastreos de personas que estuvieron desaparecidas, cuando en todo el verano de 2019 solo se realizaron cinco.

Incluso, tras el confinamiento, muchas personas también apostaron por acudir a la montaña sin que esto se tradujera en unas cifras tan alarmantes como las actuales. En todo el verano de 2020, se produjeron 50 traslados a hospitales, dieciséis rastreos y 72 rescates. Unos números más elevados que los de ejercicios anteriores, pero que se superarán de forma más que holgada en 2021, si no se invierte la tendencia.

Cabe preguntarse si a medida que remita la pandemia, descenderá la tendencia de buscar el ocio en el monte y con ella, los casos rescates en la montaña. En cualquier caso, Antonio Alba destaca que eso no supondría motivo de conformidad. «Hay que ser ambiciosos. Tenemos que explicarle a la gente que esto no es un juego y que nuestro mensaje cale en la sociedad», subraya.

Además, los agentes de la Guardia Civil señalan que las actitudes negligentes «también nos ponen en peligro a nosotros». Por ello, consideran que hay que erradicar las actividades en las que se observa una temeridad manifiesta. Aunque el cuerpo no cobra tasas por el rescate, supone una movilización importante tanto de recursos económicos como humanos. Según indica Iván González, y dependiendo de la complejidad de cada caso, se movilizan unidades de seguridad especializadas como la Sección de Rescate e Intervención en Montaña (SEREIM) que desempeña un papel clave en la operación de rescate. «La primera en recibir la alerta es la Guardia Civil de la localidad más cercana a donde se produce el incidente. Entonces, la situación se evalúa y se decide si se precisa de refuerzos», comentó.

Según explica la delegada de Gobierno en Asturias, Delia Losa, y atendiendo a las particularidades de la región, el plan de verano incluye un refuerzo de 43 agentes para toda la región, tanto en la costa como en la montaña. «La Guardia Civil conoce perfectamente los puntos donde se producen más situaciones delicadas, especialmente en periodo estival y trabajamos de forma coordinada para poder prevenir males mayores».

La experiencia de los especialistas pone de relieve que incluso algunas rutas que entrañan, aparentemente, una menor complejidad, como la Ruta del Cares o la Senda del Oso, deparan incidentes por parte senderistas que no se han documentado con anterioridad para mantener una experiencia segura. «No se puede realizar una ruta sin atender a las inclemencias meteorológicas o sin conocer el desnivel que existe o el tiempo que supondrá hacerla. La planificación resulta fundamental», explica Antonio Alba. De momento, las cifras de 2021 superan todos los registros negativos.