Repuntan las infecciones de transmisión sexual en el Principado, con especial incidencia en jóvenes de 17 a 25 años

La cuestión es que, en Asturias, se ha producido un repunte de las infecciones de transmisión sexual, y ese incremento está siendo mayor entre la población juvenil. Este verano, sin ir más lejos, los médicos de los centros de salud llamaban la atención sobre un aumento de los casos de gonorrea por encima de lo que viene siendo habitual en los meses estivales, más propensos a la actividad sexual. Solo en la unidad de ITS del Hospital Monte Naranco se han diagnosticado en lo que va de año 52 nuevas infecciones gonocócicas, cuando en todo 2022 atendieron 56.

Por tanto, «en 2023 vamos a superar ampliamente las cifras del año pasado», pronostica María López-Escobar, la responsable de la unidad. Algo similar ocurre con la sífilis y especialmente con la clamidia, las otras dos infecciones de transmisión sexual que están teniendo mayor incidencia. «Ahora, nos llegan al día tres o cuatro pacientes imprevistos, cuando antes atendíamos uno o ninguna urgencia», apunta la doctora López-Escobar, que sitúa en el grupo etario de 17 a 25 años el mayor incremento de las ITS.

«Influye que los jóvenes tienen su primera relación cada vez más pronto y se relacionan con múltiples parejas sexuales a lo largo del año», expone María López-Escobar. «Existe, además, la creencia errónea de que, si la pareja es de confianza o conocida, no hay riesgo. Pero siempre que no estemos hablando de una pareja cerrada y analizada, hay riesgo. Siempre», prosigue. Aún así, es importante aclarar -y todos los especialistas inciden en ello- que este tipo de infecciones «pueden afectar a cualquiera», en cualquier momento y a cualquier edad, si se mantienen relaciones sexuales ocasionales o de riesgo sin tomar las debidas precauciones.

La pregunta, en todo caso, es obligada: «¿Cómo puede darse esta situación en una sociedad supuestamente más informada con respecto al sexo? «Porque la gente joven recurre a Internet y a las redes sociales, donde hay una sobreinformación sobre sexo, que no siempre es la más adecuada ni sabe interpretarse correctamente». Aparte, añade esta dermatóloga especializada en ITS, «la educación sexual sigue siendo mejorable».

Asturias dispone de dos unidades específicas de ITS: una en el Monte Naranco, en Oviedo, y la otra en la Casa del Mar, en Gijón. «Una suerte» si se tiene en cuenta que, en toda España, existen trece servicios de este tipo. Esa dotación «facilita el acceso a la atención sanitaria de este tipo de enfermedades», que «son altamente contagiosas y tienen consecuencias para la salud. La sífilis, por ejemplo, pueden afectar al aparato reproductor y extenderse a otras partes del cuerpo».

La confidencialidad «es extrema» y ni siquiera el médico de Familia puede acceder a la información de los pacientes que pasan por dichas unidades, donde también se hace seguimiento de sus contactos sexuales en un intento -nada fácil- de romper la cadena de contagios. Es más, para concertar una consulta, se puede llamar directamente, sin necesidad de pedir cita a través de Atención Primaria. «Es importante dar a conocer estas unidades y hacer controles anuales», así como «impulsar campañas que promuevan el uso del preservativo, incidir en la educación sexual y poner en marcha programas para llegar a la gente joven».

En ello está la Dirección General de Salud Pública del Principado. Mar Cuesta, coordinadora del programa PAVSA, con 31 años de experiencia en el campo de las infecciones de transmisión sexual, cuenta que «estamos preparando una campaña de concienciación y parte de esa campaña se desarrollará en redes sociales», aunque «es complicadísimo competir» con la información que circula por Internet.

Mar Cuesta constata también que Asturias «está transitando hacia un incremento de nuevos casos» de ITS. Con la pandemia, las relaciones sexuales disminuyeron y el acceso al sistema sanitario se vió copado por el coronavirus, de ahí que los datos de 2020 y 2021 no permitan hacer una valoración comparativa ajustada a la realidad. Sí permiten, no obstante, comprobar una tendencia al alza que está llevando a los profesionales de Salud Pública a poner al día sus estadísticas y protocolos de vigilancia epidemiológica de las ITS. La clamidia, por ejemplo, no es actualmente una infección de declaración obligatoria en Asturias, pero «pronto» pasará a monitorizarse.

Con los datos disponibles en la mano, y aún cuando en pandemia los diagnósticos se circunscriben únicamente a las dos unidades de ITS y no son un reflejo exacto de la situación, los casos de gonorrea aumentaron un 46% en los últimos catorce años. La evolución de la clamidia, al no ser una enfermedad de declaración obligatoria, resulta más difícil de trasladar a estadísticas. En cuanto a las infecciones de sífilis, los datos han ido bajando y subiendo como dientes de sierra.

«El principal problema es la falta de seguridad, porque se ha diluido el miedo al VIH. Y el uso de condón minimiza riesgos», remarca Mar Cuesta, que plantea un abordaje de la situación a tres niveles. Clínico, mediante «diagnósticos y tratamientos precoces», que «habrá que reforzar si siguen aumentado las infecciones». Educativo, en el sentido de que «hay que avanzar para que la educación sexual sea curricular». Y en tercer lugar, comunitario, «para una mayor concienciación social».