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Renfe, Adif, Talgo, la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria y el Ministerio de Transportes. Todos trabajan para cumplir el objetivo anunciado por el ... ministro Óscar Puente: que el 1 de marzo la operadora ponga a la venta los billetes de los nuevos servicios AVE y Avlo que unirán Asturias y Madrid, y que los trenes estrenen la nueva programación «antes del 31 de marzo». Son muchas las piezas a encajar antes de alcanzar lo que se conoce como la segunda fase de la explotación de la variante de Pajares, con más horarios disponibles, recortes de tiempo y asientos.
Todos los implicados trabajan con una máxima: cumplir la palabra del ministro es importante, pero lo verdaderamente vital es respetar un proceso de homologación complejo, exigente, en ocasiones redundante, pero que es la garantía para minimizar la posibilidad de accidente. Se trata de poner a velocidades de 300 kilómetros un modelo de nueva tecnología que puede llevar a bordo hasta 581 viajeros. Nadie quiere correr el mínimo riesgo y por eso en los últimos días cunde, al menos en las fuentes consultadas del sector ferroviario, la sensación de que el 'día D' puede demorarse a abril.
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De momento Talgo sigue teniendo sus unidades del modelo Avril de rodadura desplazable haciendo kilómetros para superar la fase de fiabilidad. Para ganar margen, Renfe aprovecha desde la semana pasada esos recorridos y simultáneamente va formando a sus primeros maquinistas e interventores. Una vez superadas todas las pruebas y con los permisos de la Agencia, la operadora revisará cada unidad y las recepcionará, abriendo una nueva fase en su relación con el fabricante. La entrega llega con años de retraso sobre el calendario previsto y las partes acordaron que una vez superado este proceso se negocien las compensaciones y penalidades pertinentes.
Los nuevos horarios son una pieza no menor en este mecano. La programación de Renfe en la línea Gijón-Madrid se asienta hasta ahora en cuatro servicios Alvia por sentido y un Intercity más directo que viene de la capital el viernes y regresa al domingo. El Alvia se presta con el S-130, unidad con 299 plazas. En el nuevo escenario entran en funcionamiento unidades del modelo Avril en su versión AVE y Avlo, lo que eleva su capacidad hasta los 507 y 581 butacas respectivamente.
Nota importante. Renfe es una empresa pública, pero su actividad en larga distancia debe ser rentable. El Gobierno central cubre el déficit en el que incurran los trenes de cercanías y media distancia, pero hace años que cerró el grifo en los servicios de larga distancia. Por eso a la hora de diseñar su cartelera puede mostrar cierta sensibilidad con las demandas del territorio, pero su prioridad debe ser llenar los trenes, lo que pasa por escoger bien los horarios para optimizar el resultado.
Bajo esa condición, ¿cuál es el plantemiento de la compañía? El pasado 12 de enero cerró un borrador que trasladó a los sindicatos y a Adif. Los primeros deben calibrar las cargas de trabajo que se avecinan. Los segundos hacer el último reajuste, atendiendo a la cantidad de trenes que hay en las rutas y horarios pedidos. El resultado final diferirá y llegará muy condicionado por las obras de Chamartín y la escasez de andenes disponibles. Casi todas las frecuencias de salida desde Madrid que aparecen en del borrador son horas o medias horas exactas, momentos cotizados que suelen reservarse a las relaciones con más demanda. Las conexiones con Asturias suelen tener que reubicarse minutos antes o despues.
El planteamiento que manejan las fuentes sindicales consultadas supone que Asturias pase de cuatro frecuencias al día por sentido con Madrid a seis, de las que dos serían AVE, una Avlo (marca que Renfe usa a modo de alta velocidad de bajo coste) y tres Alvia. La oferta diaria pasa así de 1.196 plazas por sentido a 2.492. Los tiempos de viaje se reducen hasta 26 minutos sobre la oferta Alvia actual y hora y media respecto a la situación anterior al 29 de noviembre pasado, cuando se estrenó la variante. La opción más rápida para Gijón-Madrid se queda en tres horas y 21 minutos, Oviedo baja a dos horas y 53. Avilés se estrena con tres horas y 55 minutos, desde Mieres se llegaría a Madrid en dos horas 50 como poco, y desde Lena sería factible en dos horas y 32.
En el borrador el primer tren de la mañana a Madrid sería el Avlo, el de mayor capacidad. Saldría a las 6.15 de Sanz Crespo, unos 13 minutos antes que ahora. A las 6.43 lo haría de Oviedo, a las 7.01 de Mieres y a las 7.19 de Pola de Lena, para llegar a Chamartín a las 9.51. Es decir, el viaje duraría poco más de tres horas y media desde Gijón, tres horas y 8 minutos desde Oviedo, dos horas y 50 desde Mieres y poco más de dos horas y media desde Lena. El primero de la mañana permitiría estar en la capital de España 24 minutos antes que ahora. Entre Oviedo y Valladolid hay programadas obras en horario nocturno que reducen el margen de adelantar mucho más la salida de esta frecuencia.
Gijón pasa de cuatro a cinco frecuencias. Hasta ahora, el viajero o se daba el madrugón para coger el de las 6.28 o esperaba al de las 10.24, a sabiendas de que llegaría a Madrid para comer. La idea de Renfe es encajar entremedias una nueva opción, un Alvia a las 8.25 que permita alcanzar Chamartín a las 12.15.
Avilés se estrena, queda dicho, con un Alvia que llega de Madrid a las 14.25 e inicia el regreso a las 17.30. Es una primera relación para medir la respuesta sin tener que sacrificar servicios a estaciones como Gijón, con demanda asentada. Si, como se espera, los viajeros de la comarca y el occidente responden la empresa reevaluará otras combinaciones.
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