O. VILLA
OVIEDO.
Viernes, 21 de octubre 2022, 02:35
Será muy difícil que se llegue a corto plazo a una veda total de la pesca del salmón, pero ayer, en el Consejo de la Pesca Fluvial que la Consejería de Medio Rural y Cohesión Territorial celebró con carácter consultivo en el salón de ... actos del Edificio Administrativo de Servicios Múltiples del Principado, sí que se llegó a hablar de esa posibilidad.
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No se salió de su guión el consejero de Medio Rural, Alejandro Calvo, así como el director general de Medio Natural, David Villar. Es un equilibrio difícil el que buscan ambos, entre una «actividad tradicional» y una «cultura de ribera» que «generan un movimiento económico», por una parte, y la conservación de un recurso biológico, el salmón, que es la base de toda esa actividad. Sin salmón no hay pesca ni cultura tradicional de ribera, así que tanto Calvo como Villar mostraron la apuesta del Principado por avanzar hacia una regulación de la pesca del salmón más proteccionista, al menos mientras la conservación de la especie esté en cuestión.
Cupos de captura
Reducción: La propuesta es bajar el cupo de pesca con muerte a dos ejemplares por pescador y temporada. El cupo diario se mantiene en un salmón.
Pesca sin muerte: El cupo diario será de un salmón por pescador. Existe la obligación de declarar la captura y no habrá cupo por pescador y temporada.
Límites: Se propondrá un cupo anual de salmones por río y un subcupo máximo para la zona libre, de forma que si se cubre ese cupo se dejaría de pescar en zona libre.
Periodos y artes
Novedad: En las zonas salmoneras se permitirá la pesca sin muerte los lunes, con preferencia en los cotos y zonas libres que recogerá el anexo de la normativa.
Zonificación
Sin muerte: vuelven a ser zonas libres la zonas libres sin muerte de 2022, que lo fueron por el Campeonato del Mundo.
Excepción: la zona libre del Piloña entre el coto Infiesto y el Villamayor seguirá como zona libre sin muerte en 2023.
Y lo está porque con todos los datos disponibles todo apunta a «un retroceso evidente», según explicó Calvo al inicio de la reunión, haciendo alusión a la media de los últimos diez años y al «trabajo riguroso de control técnico» que se está llevando a cabo. Preguntado al inicio de la reunión por si sería factible que ese trabajo riguroso orientase a la consejería hacia una política de veda total temporal, Calvo respondió que «anticiparse es precipitado», y que «hay que perseverar en esta forma de trabajar», por lo que tiene el objetivo de «dotarnos de medios para tener los censos y los datos más detallados posibles en todos los ríos», tomando como base el documento elaborado para la cuenca del Narcea-Nalón por Esteban Lázaro con la colaboración del grupo de desarrollo rural del bajo Narcea.
Y aquí dio Calvo una clave de futuro fundamental: «Se trata de tener estudios científicos y planes de gestión» para cada una de las cuencas fluviales salmoneras asturianas, equiparables «a los planes de gestión de los espacios protegidos». Si cuando se tengan esos datos es necesario, Calvo no descartó «decisiones más drásticas» que la rebaja a dos salmones por pescador y temporada que impondrá la normativa que se publicará en el BOPA en noviembre.
¿Qué incluirá esa normativa? Como avanzó EL COMERCIO, se regulará más el acceso a las zonas libres de pesca, se establecerán cupos de pesca por río y pescador, que Calvo indicó ayer que «serán cifras que en las últimas temporadas no se vienen alcanzando» como capturas efectivas, se ganará terreno para las zonas de pesca sin muerte y se bonificará la devolución de los ejemplares de mayor tamaño al río una vez pescados. De hecho, Calvo recordó que hace dos años la variación de cupos fue mayor y subrayó por pasiva el carácter consultivo del mismo Consejo de la Pesca Fluvial que se iba a reunir a continuación, y en el que hace días dijo que iba a escuchar «las aportaciones de todos». Ayer recordó que la búsqueda del «consenso no sustituye a la responsabilidad» de las decisiones que la consejería tenga que adoptar en cuanto a la gestión del río y de su ecosistema.
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El objetivo de la consejería, en este sentido, es que dichos planes de gestión de cada cuenca fluvial salmonera asturiana estén elaborados, con arreglo a los datos científicos y las propuestas que se hagan sobre su base, «a lo largo de la próxima legislatura».
El ambiente era tenso a la entrada de la reunión del Consejo de Pesca Fluvial. De ocho asociaciones de pescadores, cinco apuestan por una regulación no tan limitante, mientras que otras tres optarían por reducir el cupo ya este mismo año a «un solo salmón por pescador y año, regular todo el acceso al río, devolver al río vivos todos los salmones que midan más de 85 centímetros, porque son reproductores; y todas las truchas de menos de 24, para darles una oportunidad de llegar a reproducirse», según explicó Pablo Osendi, de El Banzao, una de las tres sociedades más proteccionistas, que insistió en una mirada a largo plazo: «El conocimiento científico ampara una mayor protección. Estamos hablando de poder seguir pescando en 2033 o en 2043».
No es que las otras cinco sociedades no trabajen por mantener la riqueza biológica de los ríos. Paradigma de ello es Enrique Berrocal, presidente de Las Mestas del Narcea y máximo impulsor del centro de alevinaje ubicado en el praviano valle del Aranguín. Berrocal cree que «se limitan a recortar la pesca» y cuestiona que si desde la consejería «insisten tanto en los estudios, no se pregunten los motivos por los que año tras año el Narcea es el río donde más se pesca. Algo se hace bien, y lo que deberían hacer es aplicar lo que aquí hacemos bien a otros ríos». Además, se queja de que «con este borrador se aparta de la pesca a quienes podrían ir cada tarde tras trabajar, y la recuperación biológica de un río no pasa por el acotamiento total».
Román Herrero, de Fuentes del Narcea, salió de la reunión con «buenas sensaciones. Alejandro Calvo y David Villar tienen las cosas muy claras: el salmón va a tener una oportunidad». Su asociación es de las que aceptaría «una veda total para que en 2040 o 2050 se pueda seguir pescando», para lo que «una solución podría ser una veda total de cuatro años, de un ciclo completo del salmón, que nos preocupa como especie. Lo del urogallo ya parece irreversible, lo del salmón aún no, pero igual en dos o tres años los planes de gestión pedirán una veda de cuatro años».
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