La red de Cercanías asturiana tiene 55 puntos negros con límites de hasta 10 kilómetros por hora

Desde entonces los ministros Raquel Sánchez primero y Óscar Puente ahora han ampliado esa lista de necesidades, elevando a 1.586 millones el desembolso anunciado, asumiendo que hay trabajo para toda la década. Se está invirtiendo, pero a un ritmo que exigirá paciencia. «Todo lo que hay que hacer llevará mucho tiempo», asumía esta semana el consejero de Fomento, Alejandro Calvo.

¿Cuál es la fotografía hoy en día? Existe un documento que orienta, la consigna que reciben los maquinistas advirtiéndole de los puntos de la red donde existe un defecto que, por seguridad, les obliga a reducir la velocidad, en ocasiones hasta los 10 kilómetros por hora. El documento de octubre de 2018 identificaba 47 puntos con deterioros en la red de ancho métrico (la asociada a Feve) y el de enero de 2020 bajó a 46 tramos con limitación por problemas de infraestructura. El que entrará en vigor este 11 de marzo rebaja a 45 los puntos problemáticos.

La mayoría de riesgos se detectan en las alas, con 32 puntos negros y situaciones que cumplen una década a la espera de solución. Ocurre por ejemplo en la línea Santander-Oviedo, a la altura de Toraño (Parres). En 2014 se activó una limitación a 30 kilómetros por hora por una trinchera en riesgo; sigue marcada, ahora en un tramo más amplio. En la línea Pravia-Ferrol, entre el límite con Galicia y Navia fueron surgiendo defectos en la vía entre 2016 y 2017 que siguen a la espera de reparación.

En total el deterioro de las vías obliga a los maquinistas a reducir la marcha en 17 tramos de la red de ancho métrico, en siete la culpa la tiene el delicado estado de la trinchera y en otros tantos se está trabajando al detectarse riesgo de rotura de carril. En tres zonas el origen del problema es un desprendimiento aún sin consolidar y en tres más la fragilidad del puente.

La red de ancho convencional muestra un mejor balance, con diez limitaciones de velocidad asociadas a problemas de infraestructura como el mal estado de un puente, las vías, una trinchera o un túnel. Con todo, Adif ultima obras de envergadura para sanear parte de estos puntos conflictivos. Durante 72 días cerrará el túnel de La Grandota, que presenta graves daños; la obra obligará a desviar los mercancías por Oviedo. En el segundo semestre se espera la licitación de la renovación integral de Lena-Oviedo y el túnel del Padrún. También se prepara la remodelación de los túneles de Villabona.

Se trabaja, y más que se trabajará. La empresa pública tiene como objetivo licitar este año 14 obras por importe de 300 millones, la mayoría para recuperar problemas de una red, la de ancho métrico e ibérico, que sumadas, tienen 55 puntos negros.

El contraste con esa realidad lo da la política. Esta semana el presidente del Principado, Adrián Barbón, aseguró que del plan de cercanías «ya se han ejecutado casi 500 millones», dato erróneo. Hace un año el ministerio detalló que del plan se habían terminado obras por importe de 30,4 millones, y estaban en curso otras que suman 203,1. Es un imposible que en doce meses se haya hecho eso y además tanta obra como en los últimos seis años.

¿De dónde procede la equivocación? En la actualización del plan presentado hace unas semanas lo terminado y en ejecución sumaba 458 millones, ocultando la presentación a cuánto corresponde cada parte. Lo cierto es que en el último año se ha licitado mucha obra, pero le queda tiempo por delante para poder afirmar que ya se han terminado mejoras por importe de 500 millones.