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RAMÓN MUÑIZ
SERÍN.
Miércoles, 14 de marzo 2018, 03:59
Hay una verdad incómoda en pleno centro de Asturias. La mayoría de la basura que arrojan los asturianos viaja allí, a la intersección entre los concejos de Gijón, Llanera y Avilés, y luego muere directamente en el vertedero central de Cogersa ... . «Son 250 camiones al día, que descargan unas 68.750 veces al año. Vienen a todas horas, de día y de noche», explica el gerente de este consorcio público, Santiago Fernández. «Si pusieras en fila todos los vehículos que llegan al cabo del año, formarían una cola de 618,5 kilómetros, es decir, tendrías camiones de San Sebastián a La Coruña», agrega.
En el vertedero se enterró chapapote del 'Prestige', 'vacas locas', la ballena de 25 toneladas que apareció muerta hace un mes en el arenal de Morís. «Solucionó muchos problemas, pero se nos acaba y si no hay alternativa, estamos jodidos», dijo el gerente. «La clave es esa, le quedan doce años, luego se acabó y es lo que hay», sentenció Benigno Fernández Fano, viceconsejero de Medio Ambiente. «Hoy en día ya no puedes abrir otro basurero ni aunque volviese Franco», ironizó Santiago Fernández.
Todo esto se dijo ayer, durante una excursión a las instalaciones de Cogersa solicitada por la comisión de Medio Ambiente de la Junta General. La iniciativa permitió que políticos de todos los partidos se reunieran, vieran con sus propios ojos cómo el vertedero engorda, sobre todo, con materiales que se reciclarían de haberlos tirado de forma separada. También percibieran la pestilencia que soportan los vecinos de la zona a diario, y procuraron buscar soluciones en un escenario menos tirante que el Parlamento regional.
A la agonía del vertedero se une otra urgencia. La Unión Europea amenaza con sanciones a quienes no logren reciclar el 50% de los residuos urbanos en 2020. Ahora mismo los asturianos arrojan vidrio, envases, papel, cartón, restos de comida y poda en cantidad de 80.000 toneladas al año. Según el mandato comunitario en un par de años «tendríamos que llegar a las 220.000 toneladas», calculó Santiago Fernández. La meta parece imposible. «El reciclaje está creciendo ahora a ritmos de entre el 3 y el 4%», detalló el gerente.
Para resolver este doble problema el Principado propuso un borrador de plan de residuos. Recibió 400 alegaciones. A final de mes la Comisión para Asuntos Medioambientales aprobará el informe de respuesta. Todo quedaría listo para que «a mediados de abril y mayo el Consejo de Gobierno apruebe el nuevo plan», avanzó el consejero, Fernando Lastra.
El nuevo esquema renuncia a la incineradora a cambio de otras instalaciones. La que está más avanzada es la planta de basura bruta, una instalación donde los operarios recibirán las bolsas negras que los asturianos arrojan mezclada, las abrirán, y rescatarán los materiales recuperables.
La planta exige una inversión de unos 60 millones. «El 30 de abril nos entregan el anteproyecto, hemos encargado los pliegos, y en junio sacaremos el concurso de proyecto y obra», detalló el gerente. La fábrica empezaría en 2020 a recuperar los materiales que no reciclan los asturianos.
Ese déficit de reutilización impone así una de sus primeras facturas. El problema de la separación de residuos «no lo es de un Gobierno concreto, lo es de toda la ciudadanía», expresó Lastra. «Si se instala la idea de que el problema es de toda la ciudadanía tendremos la primera posibilidad de éxito de dar la batalla», instó. «El plan de residuos o sale por consenso, o no sale», conminó David Alonso, edil de Xixón Sí Puede.
El debate permitió acercar posiciones y verificar que la opción de sancionar a quien no recicla suscita poco entusiasmo. «Es que, ¿cómo identificas al infractor?», anotó el consejero de Medio Ambiente.
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