LUCÍA LÓPEZ PÉREZ
Jueves, 19 de enero 2023, 01:23
Sotres, afortunadamente, no es el mismo pueblo de hace medio siglo. En aquel entonces ni la carretera era la que es hoy, ni todas las casas tenían suministro eléctrico, ni, en el fondo, se podía hacer frente a una gran nevada como la de ayer ... desde el calor de una casa bien aislada y hasta de hermosa construcción. Hoy Sotres se enfrenta, tras un inicio tibio del invierno como el de años anteriores, a causa del cambio climático, a una nevada de las casi históricas, con espesores de 70 centímetros en un solo día, con tranquilidad.
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Como la que le aportan las máquinas quitanieves públicas y también los tractores bien equipados para retirar nieve de algunos vecinos. O como la que le dan las viseras antialudes de la carretera de acceso, situadas en los lugares más estratégicos de la vía -en los que estadísticamente más aludes generan-.
Ayer, EL COMERCIO visitó Sotres y se encontró a los vecinos atareados en limpiar las calles para pasar sin problema de una casa a otra casa, sacando el ganado de sus fincas y trasladándolo hasta Arenas de Cabrales en una odisea de unas tres horas a pie por carretera, o comprando el pan a José Vena, quien abastece a los vecinos de Asiego, Arenas de Cabrales y Pandiello y que ayer tuvo que modificar su ruta habitual haciendo de Sotres el último destino y no el primero, como hace habitualmente.
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Explica José, mientras atiende a los vecinos de Sotres, que la subida al pueblo, algo que a lo que está más que acostumbrado ya que hace la misma ruta todos los días, no fue complicada gracias a la fresadora tras la que subió y que fue limpiando la carretera: «Si no llega a ser por ella no sé si podría haber llegado hasta aquí», asegura. Pero lo hizo. Eso sí, mucho después de las 8.30 horas de la mañana, la hora a la que habitualmente aparca su furgoneta en el pueblo, aunque eso es lo de menos, ya que lo importante es que el pan llegue a los vecinos: «Esto tiene que hacerse día a día, no puedo dejar a la gente sin pan».
Otros vecinos se pusieron manos a la obra desde primera hora para quitar la nieve de las puertas de las casas. En las calles de Sotres trabajaban Iyán Luarna y su compañero, Rafael Campillo, dos operarios del Ayuntamiento que se afanaban en despejar las calles con maquinaria específica. Iyán contaba que «solo estamos nosotros dos, pero nos bastamos para quitar la nieve y echar sal para que nadie se caiga».
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Para Carlos López y Sara Fernández, una joven pareja del pueblo a la que las inclemencias del tiempo no les sorprenden, puesto que nacieron y crecieron en Sotres, la nieve hizo que el día fuera muy especial. De hecho, con sus pequeños Haya, de dos años, y Andrés de cuatro meses, salieron a disfrutar de la nieve, porque era la primera vez que ambos vivían una nevada de este calibre. «Hacía mucho que no nevaba así aquí y como Haya no ha ido a la escuela 0/3 hemos aprovechado el día con ellos antes de que vuelva a llover. Es la primera vez que ven tanta nieve», contaba Sara, con la emoción en los ojos al ver la ilusión de la hermana mayor y convencida de que el pequeño Andrés también disfrutaba del momento.
A Chucho López la borrasca no le sorprendió, pues en la zona «ya estamos más que acostumbrados a esto». Sin embargo, lo que sí que le llamaba la atención ayer era el espesor de la nieve, ya que «hace más de quince años que no vemos tanta nieve en enero». López recuerda el gran temporal que azotó Asturias en 2006 y por el que en Sotres «cayeron dos metros y medio de nieve. Tuvo que venir la Guardia Civil a ayudar para que pudiéramos salir del pueblo».
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Aunque la nevada de ayer no se parece a la de entonces. José Rodríguez aseguraba que «no durará mucho», pues con las lluvias previstas para hoy buena parte de la nieve se convertirá en agua. De hecho, aunque ayer la carretera quedó limpia, hoy se cerrará ante la posibilidad de que se produzcan aludes al perder sustentación grandes masas de nieve en las laderas inclinadas ubicadas por encima de la carretera. Lopez no comparte esta medida: «Ahora que tenemos la zona controlada con las viseras antialudes nos cortan la carretera», sentencia, mientras que su compañero, Chucho López, justifica la medida en que «nosotros no salimos del pueblo, pero no es mala idea cerrar la carretera para las personas que quieran venir a vernos y no estén acostumbradas a esto».
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