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BELÉN G. HIDALGO
PRAVIA.
Lunes, 13 de agosto 2018, 03:09
La Sociedad de Pescadores 'Las Mestas del Narcea' recibirá el 7 de septiembre la Medalla de Plata de Asturias. La noticia de la distinción pilló a su presidente, Enrique Berrocal, trabajando: «Me quedaban dos horas y no me enteré de nada más. Es una locura», ... agradece. Unos días después, ya más tranquilo, a orillas del río Narcea, bajo el puente de Quinzanas, confiesa que «por mi cabeza no pasa matar ningún salmón más en mi vida. Los que pesque, se irán al ARCA», el proyecto que puso en marcha hace cuatro años para llenar de ejemplares el río más salmonero de la región.
-Una apuesta por el trabajo de todas las sociedades de pescadores de Asturias que, con diferentes formas de pensar, al final todos queremos que haya peces y nos volcamos para que así sea. La medalla impulsa ese trabajo. Todos tenemos la idea de recuperar los ríos. Yo no quiero que haya más salmones para matar más. Quiero que haya más salmones para que el que venga a Asturias los vea en el agua y pueda asistir al espectáculo del desove en diciembre, que es de lo más guapo que hay en la naturaleza.
-Cuando nació estaba Celestino Pérez, que fue el primer presidente y el único hasta que llegué yo. Entonces, se veía que la situación no era la mejor para los ríos asturianos. Fueron surgiendo sociedades más locales para trabajar cada uno en su cuenca. La intención era recuperar el esplendor de los ríos. Las administraciones no estuvieron tan implicadas como lo están ahora. Ahora nos toca a nosotros demostrar que el trabajo que hacemos vale para algo.
-La idea surgió al verlo en viajes de varios socios a Islandia. Vimos que tenían unas jaulas donde metían los salmones que decidían no sacrificar. Nosotros lo quisimos trasladar a Asturias.El objetivo es clarísimo. La idea es que los salmones que se pescan puedan contribuir a la repoblación del río, porque no se sacrifican. Son salmones que no tendrían futuro y lo van a tener gracias a que un pescador decidió no matarlos. Por mi cabeza no pasa matar ningún salmón más en mi vida. Los que pesque se irán al ARCA, a la estación de alevinaje de Quintana (Pravia).
-Sí, no se obliga a nadie. Intentamos convencer a la mayor cantidad de gente posible, pero los cede el que quiere. El trabajo es muy grande. Estamos pendientes de que llamen los pescadores para recoger los salmones todos los días que hay pesca, como si tuviésemos una ambulancia. Le dedicas todo el tiempo libre de la temporada de pesca, perdiendo de poder pescar uno mismo.
-Los mantenemos vivos hasta la época del desove y, una vez desovados, los recuperamos y los devolvemos al río. Los salmones cuando desovan acaban bastante desgastados y un alto porcentaje se muere. Estamos trabajando para recuparlos y soltarlos en las mejores condiciones y con garantías de supervivencia.
-¿Cuántos salmones salen?
-El desove asegura una tasa de eclosión y de crecimiento del alevín mucho mayor que en la naturaleza. Estamos hablando de que conseguimos que lleguen un 90%. En la naturaleza, ese porcentaje sería mucho más bajo, sin duda. No voy a atreverme a decir qué porcentaje, pues no soy científico. Al final, salen 1.200 huevas por kilo de salmón. Si tienes diez hembras que pesan unos cinco kilos, son cincuenta. Eso se multiplica por 1.200 y salen más de 60.000 alevines de salmón que, de otra manera, no sobrevivirían. El año que más repoblamos durante estos cinco últimos fueron 156.000 alevines, que esperamos superar este año. La media de alevines ronda los 80 o 90.000 al año, muy lejos de lo que a nosotros nos gustaría, evidentemente.
-El primero son los depredadores, no solo autóctonos, también otros que no son habituales en estas zonas pero que debido a la escasez de alimentos en otros sitios se están aventurando cada vez más río arriba. Ahí solo hay anguila y, cada vez menos, alevines de salmón y trucha. Son los platos principales de los cormoranes, por ejemplo.
-El eterno enemigo...
-Es un daño enorme al río. Una cosa está clara. En una pirámide, si el depredador se dispara, lo que hay por debajo pierde la vida y desciende en número.
-Uno de ellos es la limpieza. Es necesario mejorar la calidad de las aguas y que funcionen todos los saneamientos para que no vayan los vertidos al río. Luego, evidentemente, está el furtivismo, que existe aunque la pesca sea una actividad regulada, y los depredadores.
-Siempre voy a tirar por la fiesta del Narcea, por que se actúe con legalidad. Sí, hay una patente que pone Campanu de Asturias, pero el pescador es libre de llevar el salmón donde le dé la gana. A mí me gustaría que lo trajese al Narcea, pero no puedes obligarlo. Al final lo lógico es que te ciñas siempre a tu zona. Entiendo que la fiesta de Salas, el 50% es la subasta del campanu. Pero, dicho esto, este año salió muy bien. La subasta del Narcea fue muy emocionante y muy guapa, pujó gente que habitualmente no pujaba...Pienso que vamos a tener que acostumbrarnos a que va a pasar un año sí y otro también.
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