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AIDA COLLADO
Miércoles, 27 de febrero 2019, 16:04
A pesar de los reproches de los ecologistas de la región, la industria asturiana defendió ayer el cumplimiento de las medidas establecidas en el nivel 1 del protocolo anticontaminación «de forma estricta».
El procedimiento de alerta llegó a las instalaciones de ArcelorMittal en el Principado, donde según fuentes de la multinacional se intensificó la frecuencia del riego de los viales y se extremó la precaución en los cierres de los portones donde se maneja material pulverulento.
Además, según comunicó la empresa, mientras se mantenga la alerta, se reducirá «al mínimo imprescindible» el movimiento de camiones con material dentro de las propias plantas.
Arcelor también está tratando de «concienciar» a su plantilla a través de mensajes en los tablones de anuncios y las pantallas electrónicas que hay a la entrada y salida de la factoría sobre los beneficios de limitar la velocidad para reducir los efectos nocivos de la circulación de vehículos. Todas estas medidas no han afectado a la producción, que se mantiene en los niveles habituales, ya que este nivel del protocolo no exige su reducción.
La compañía ha realizado no pocas inversiones en materia medioambiental a lo largo de los últimos años, aunque el gran cambio, no obstante, aún está por llegar. La reconstrucción de las baterías tiene previsto coger ritmo para entrar en funcionamiento este otoño, tras 130 millones de esfuerzo económico. El calendario de mejoras en el sínter se prolonga hasta diciembre de 2022 y requiere 40 millones. En los hornos altos la instalación de captadores de polvo, filtros y otros dispositivos se llevará 16,5 millones, en dos años. En total, 186,5 millones aún por venir para lograr un proceso productivo menos lesivo con el aire asturiano.
También las autoridades portuarias de Gijón y Avilés se han puesto manos a la obra para reducir la polución originada por su actividad. En el de Gijón, según comunicaron sus responsables, «se intensificó la humectación (o riego) en viales y tensoactivos en las paradas de carbón». Y se han restringido al máximo las operaciones susceptibles de levantar polvo, «aunque sea en cantidades insignificantes, durante la carga y descarga de de graneles sólidos». Además, fuentes portuarias apuntaron a la desviación del tráfico de camiones por Aboño, para evitar que entrase en el núcleo urbano. En Avilés se procedió de forma parecida. Se reforzaron las medidas de riego en sus muelles para evitar la dispersión de las partículas en suspensión y se reclamó a las empresas que operan en los mismos que extremasen la precaución en el movimiento de graneles. En principio, dadas las condiciones meteorológicas, estas medidas se mantendrán hoy.
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