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ÁNGELA RODRÍGUEZ
Domingo, 30 de enero 2022, 01:37
En casi dos décadas han cambiado muchas cosas en Degaña. El concejo, que llegó a ser el más rico de la región, está hoy por debajo del millar de habitantes y lucha por encontrar alternativas al cierre de las minas y la industria. Sin embargo, hay algo que permanece inmutable desde la gélida mañana del 26 de enero del 2004.
Sheila Barrero, vecina del municipio, tenía 22 años cuando fue asesinada de un tiro en la nuca dentro de su coche aquella fatídica fecha. Su cadáver fue encontrado por uno de sus hermanos la encontró en La Collada, un área recreativa. El cuerpo de la joven, que volvía de trabajar en Villablino, estaba colocado estratégicamente, al igual que el vehículo.
«Pienso muchas veces en el miedo que pasaría en ese momento. Sin su madre ni su padre. Como cualquier madre, daría mi vida por ella. Me cambiaría por ella sin pensarlo ni un segundo», confiesa Julia Fernández, con ese indescriptible dolor de quienes han visto arrebatados sus hijos.
Se cree que un coche se cruzó en el camino de Sheila, en la C-733, obligándole a parar. Alguien que conocía, «porque no se encontraron indicios de un frenazo brusco» y que se subió a su Peugeot 206. Según la investigación, el asesino disparó entonces «a cañón tocante» a la joven, desde el asiento trasero del coche.
Aunque no dejó huellas, los agentes dieron pronto con un principal sospechoso: Borja Vidal, con quien Sheila había tenido una relación. Los investigadores encontraron restos de pólvora en la mano del joven, que alegó que se debía a su afición a la caza.
«Todos estos años nos lo cruzamos muchas veces. Y se burlan de ti, te señalan... Nosotros nos mordemos la lengua porque lo único importante es que se haga justicia», relata Julia sobre el presunto asesino de su hija.
«No puedo explicar lo que se siente. No sabes si es peor hoy o ayer. El tiempo pasa, pero tu te quedaste anclada en esos días. Simplemente sobrevives», lamenta Julia dieciocho años después del crimen, aún si resolver. Como si el disparo hubiese sido en realidad una bomba que mutiló a toda la familia. «El asesinato de 'Sheilina' destrozó a sus hermanos, sus tíos, sus amigos... Incluso sus sobrinos que no la conocieron lloran hoy aún por ella», asegura Julia.
Agradecida del apoyo de sus vecinos, la familia ha soportado «de todo» a lo largo de estos años. «Encima de perder a tu hija tienes que escuchar ciertos comentarios por parte de un abogado que, por ejemplo, insinuó que Sheila se drogaba y que fueron unos sicarios quienes la asesinaron. Como si se lo mereciera...», clama su madre, conteniendo la rabia. «Sheila ni bebía ni fumaba y así lo confirmó la autopsia».
El juzgado de Cangas del Narcea, dictó en octubre de 2007, el primer sobreseimiento provisional del caso, por falta de pruebas. Y es que a pesar de la pólvora hallada en el cuerpo de Borja, en el lugar del crimen solo se encontró una bufanda negra, con la que se sospecha que el autor del crimen «se ayudó para recolocar el cadáver de Sheila». Un año después, en 2008, la Audiencia Provincial de Asturias confirmó el archivo del caso.
A la recogida de firmas para la reapertura del caso se sumó la acampada de dieciocho días de la propia Julia frente a los juzgados de Oviedo. Habían pasado ya cinco años del asesinato de su hija y aún nadie había pagado por ello. «Luchas porque se haga justicia, y porque ella lucharía hasta el final por cualquiera de nosotros, lo sé. Pero después de tantos años, es verdad que muchas veces siento que no puedo más. Y en ese momento es como si la oyera decirme 'sigue mamá'».
En 2015, el caso fue reabierto para la práctica de nuevas diligencias con la tecnología del momento. El informe de la Unidad Central Operativa de la Guarcia Civil (UCO), remitido al juzgado de Cangas del Narcea, fue «muy concluyente» en palabras de la propia delegada del Gobierno, Delia Losa. Libre del secreto de sumario desde 2019, el caso se encuentra de nuevo en sobreseimiento provisional, tras un nuevo carpetazo dictado el pasado 2020.
Dieciocho años han pasado de un crimen que busca culpable y de dolor de una familia, y un pueblo, Degaña, que clama justicia.
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Jon Garay y Gonzalo de las Heras
Equipo de Pantallas, Leticia Aróstegui, Oskar Belategui, Borja Crespo, Rosa Palo, Iker Cortés | Madrid, Boquerini, Carlos G. Fernández y Mikel Labastida
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