SANDRA S. FERRERÍA
OVIEDO.
Jueves, 30 de mayo 2019, 02:01
«Preocupantes». Así calificó ayer Julio Jonte, presidente de la asociación Proyecto Hombre en Asturias, los datos relativos a los jóvenes y sus familias que acuden a la asociación para acogerse al programa Reciella, que se desarrolla en Oviedo, Gijón y Mieres. Durante el año pasado, detalló Jonte, se llevaron a cabo 529 atenciones, de menores en situación de riesgo cuyas familias pidieron ayuda. Casos vinculados al consumo de alcohol y drogas. Y, también, por conductas adictivas en redes sociales.
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«No es un programa para personas con problemas adictivos, sino que son jóvenes en situaciones de riesgo de acercamiento al alcohol y al cannabis», matizó Jonte, quien añadió que esos hábitos complican a estos jóvenes poder desarrollar su vida personal y familiar. Estos casos, en los que aún no se ha completado el proceso adictivo, aumentan. «Casi alcanzan el nivel de atenciones de tratamiento de la adicción», dijo Jonte. Durante 2018, 756 personas participaron en tratamientos de abstinencia y reducción del daño en Proyecto Hombre.
Las familias juegan un papel fundamental para prevenir este tipo de problemas. «Tienen que estar muy pendientes de los menores para darse cuenta de que la situación se les ha ido de las manos y poder pedir ayuda», recomendó el presidente de Proyecto Hombre en Asturias.
«Es un sobrevenido que le viene a la familia y que no sabe abordar. Les das el instrumental necesario y la situación se reconduce», apuntó Jonte sobre la viabilidad de poder atajar estas situaciones desde el propio núcleo familiar. Así, reivindicó la importancia de contar con planes de prevención que «nos permitan alejarnos de una pandemia como la que sufrimos con la heroína». Jonte participó ayer en la asamblea extraordinaria de Proyecto Hombre, que se celebró en Oviedo después de 28 años. A ella acudieron el presidente nacional de este colectivo, Luis Bononato, y su directora general, Elena Presencio, además de representantes de 27 centros nacionales.
Durante la asamblea, se abordó un estudio realizado por la asociación durante 2018 sobre la inserción laboral y elaborado a partir de 2.600 encuestas a personas que han iniciado tratamiento en Proyecto Hombre. Elena Presencio comentó que los datos indican que ha habido «un cambio de perfil» en relación con las personas que inician tratamiento. «Un 17% son mujeres y el resto hombres; se habla fundamentalmente de consumo de alcohol y cocaína; y son personas que en los tres últimos años han tenido un patrón de empleo habitual», indicó. Asimismo, indicó que el 77% de las personas que acudieron a Proyecto Hombre tenían trabajo. Pero, «después de iniciar el tratamiento solo un 41% de esas personas lo mantuvo», apuntó.
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Presencio explicó que históricamente se pensaba que estar en situación de desempleo podía llevar a las personas al consumo de sustancias estupefacientes, «pero lo que estas cifras dicen es que es el consumo el que lleva a la pérdida de empleo». Por este motivo, desde la asociación trabajan en una línea de rehabilitación que permita mantener el empleo.
«La persona se puede reinsertar, pero es muy importante que haya superado su problema de adicción», remarcó la directora general de Proyecto Hombre.
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