Casi una veintena de profesores técnicos interinos de Formación Profesional (FP) se encadenaban este lunes por la tarde ante la sede de Presidencia en Oviedo. Cuentan con la titulación de Técnico Especialista y están afectados por el cambio normativo que les ha dejado en la ... calle desde el pasado 1 de septiembre. «Después de un largo año se ha cumplido el peor pronóstico, el paro y la precariedad laboral, llevamos más de 30 años en la enseñanza», clamaban. Aseguran que hay solución para su situación, como ya se ha aplicado en otras autonomías, y es crear la figura de cuerpo docente a extinguir en lugar de la situación actual, que es la de ser sustitutos de figuras que ya apenas existen, señalan los afectados.
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«Señor Barbón, estamos hoy aquí encadenados porque no quiere escucharnos, no quiere recibirnos, porque su gobierno vive en el letargo y no termina de darnos una digna solución, ¿qué más grado quiere que nuestra experiencia? Nos consideramos tan cualificados como los demás, no queremos ser interinos de segunda, le recordamos que hemos estado en un claro fraude de Ley y que el Principado está en deuda con todos nosotros por incumplimiento de convocatorias de oposiciones», se clamaba a las puertas de la sede del Presidencia.
La entrada en vigor de la nueva ley educativa, la LOMLOE, supuso la extinción del cuerpo de profesores técnicos de FP y su integración en el superior de Profesores de Enseñanza Secundaria. Pero no de todos. Solo de algunas especialidades y en función de la titulación. Para lograr entrar en esa pasarela debían cumplir un requisito imprescindible: contar con una titulación universitaria.
Para los funcionarios de carrera que no tienen carrera universitaria o formación equivalente, se ha creado un cuerpo docente denominado Profesorado Especialista en Sectores Singulares de la FP para materias que no cuentan con titulación de grado y que garantiza así la permanencia de estos docentes. «Resulta que el 21 de agosto éramos válidos y el 1 de septiembre ya no, esto no tiene sentido», se quejaba Carmen Gómez, una de las afectadas
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Cuentan que todos ellos cuentan con edades que rondan los 57 años. «Queremos terminar nuestra vida laboral en activo, queremos seguir trabajando, queremos seguir enseñando, no queremos seguir en el paro».
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