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Los productores de fabes en Asturias están con la soga en el cuello. No pueden más. La última cosecha del 2024-2025 fue la peor en veinticinco años y ocasionó unas pérdidas de hasta el 70% de la producción. Para compensar esta situación, Medio Rural había anunciado la semana pasada que otorgaría 580.000 euros de ayudas a los cosecheros para paliar las pérdidas causadas por la meteorología y por el hongo de la antracnosis.
Las ayudas, que oscilarán entre los 2.000 y los 2.200 euros por hectárea, buscan compensar ese descenso en la producción. Sin embargo, los productores consideran que éstas, aunque servirán para aliviar la situación, no son la verdadera solución al problema.
El productor José Manuel García Méndez de Villayón asegura que todas las ayudas son bienvenidas y necesarias para rescatar a un sector «que está al borde la muerte». Pero la verdadera solución pasa porque el Gobierno de Asturias les otorgue «mejores y más herramientas para luchar contra las plagas que atacan los cultivos».
«Hace unos años nosotros podíamos utilizar algunos productos específicos para combatir los hongos en los cultivos, pero desde un tiempo nos prohibieron el uso de esos productos y ahora no tenemos cómo combatir la plaga. Y no fue por un tema de salud vegetal, simplemente no lo sabemos», explica.
José Manuel García asume con tristeza que «llevamos dos años nefastos, de pérdidas muy grandes. No sabemos lo que pasará, pero ahora mismo el futuro es muy negro. O nos terminamos de arruinar y todos los cosecheros tiran la toalla, o nos dan las herramientas para poder trabajar. Porque al final nosotros no queremos vivir de ayudas, lo que queremos es poder trabajar».
La semana pasada el consejero de Medio Rural, Marcelino Marcos, destacó el compromiso del Gobierno de Asturias con la producción de verdina y faba blanca y explicó que los 131 productores de Faba Asturiana IGP recibirán 2.200 euros por cada una de las 215 hectáreas certificadas que cultivan. Por su parte, los cosecheros de la marca de calidad Verdina de Asturias obtendrán 2.000 por cada una de sus 52 hectáreas.
La cosecha pasada se vio gravemente afectada por los efectos ocasionados por el exceso de lluvias de la primavera, que a su vez ocasionó la proliferación de hongos y enfermedades. Estos factores, unidos a la falta de viento para airear las plantaciones y a la intensa humedad, causaron un descenso del 70% en la producción en comparación con temporadas anteriores.
Además, la consejería anunció que tomará medidas en materia de investigación para combatir las plagas que afectan a estas cosechas. El Principado implantará dos ensayos en fincas con medios biológicos de control, uno en oriente y otro en occidente, para investigar con recursos propios la afección de la faba. Esta actuación se llevará a cabo en colaboración con productores y personal técnico del Consejo Regulador de la IGP Faba Asturiana. Además, se buscará el apoyo de otras administraciones, como la Universidad de Oviedo o el Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario para investigar el desarrollo de pesticidas biológicos para luchar contra esas plagas.
Por su parte, Francisco Pérez, productor de fabes de las Regueras ha afirmado que las ayudas otorgadas por Medio Rural son suficientes para la verdina, pero no para la faba blanca. «Nosotros habíamos hecho el cálculo y para poder compensar estas pérdidas necesitábamos una ayuda de unos 3.200 euros. El Principado nos ofrece hasta 2.200 euros, que no es malo, pero en algunos casos no es suficiente», sostiene Pérez.
Otro de los problemas que ve el productor de Las Regueras es las trabas que consiguen los jóvenes que quieren acceder al mundo rural. «A los jóvenes ahora les ponen unas condiciones de exclusividad que para nada favorecen el trabajo. Los condenan a la precariedad y es lógico que nadie quiera incorporarse a este negocio», ha comentado.
«No tenemos tampoco claro cómo ni cuándo vamos a recibir estas ayudas que anunció el Principado. Estamos muy cansados de buenas palabras, pero la realidad es que no se hacen inversiones en el medio rural. Yo me incorporé a la IGP en 2022, con mucha ilusión y ganas, y ahora estoy pensando en dejarlo este año, aunque tengo un contrato firmado hasta 2027, pero estoy dispuesto a pagar la penalización, porque esto ya no es rentable», ha manifestado.
La realidad es cada vez más aplastante para los productores de fabes en Asturias. De hecho, están de acuerdo con que «si no se toman medidas urgentes para rescatar la producción, no quedará ni un sólo productor en Asturias», concluye Francisco Pérez.
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