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Whatsapp empezaba a anidar en los teléfonos y en el cine reventaban la taquilla 'Avatar' y 'Toy Story 3'. Así estaban las cosas en 2010 cuando Azucena V. entró en una Comisaría de Gijón para denunciar que la Agencia Tributaria le tenía abierta una ... inspección por no declarar 134.359 euros que el Principado aseguraba haberle pagado y de los que no sabía nada. Contó que en los últimos días una extraña funcionaria prometía resolver el tema y gratificarla si accedía a firmar un papel y que, si no lo hacía, «rodarían cabezas».
Con aquella denuncia comenzó el 'caso Renedo', una de las mayores tramas de corrupción destapadas en el Principado. De tirar del hilo se han ido ocupando el Cuerpo Nacional de Policía de Gijón y el de Oviedo, los juzgados de Instrucción número 4 de Gijón y los 2 y 4 de Oviedo, la Audiencia Provincial, el Tribunal Supremo y el de Cuentas. Si cree que esta historia es agua pasada, se equivoca. El sistema logró llevar a la cárcel a siete personas, pero una serie de errores le vuelven incapaz de recuperar el dinero sustraído al Principado.
El Tribunal de Cuentas lleva la delantera. En diciembre de 2017 condenó a Marta Renedo a reintegrar 1,52 millones al erario autonómico. El procedimiento se inició por el empecinamiento del entonces diputado de Ciudadanos Ignacio Prendes; durante una comisión de investigación parlamentaria detectó expedientes sospechosos y pidió al Principado que los llevara al Tribunal de Cuentas. El jefe del Ejecutivo en aquel momento, Javier Fernández, se negó, aduciendo que lo desaconsejaban los funcionarios. Prendes, abogado de profesión, se plantó ante el Tribunal de Cuentas como denunciante particular y activó un proceso que a la postre supuso la primera condena a Renedo.
El exconsejero José Luis Iglesias Riopedre, su ex directora general María Jesús Otero y los exempresarios Víctor Muñiz y Alfonso Sánchez son investigados por el Juzgado de Instrucción 4 de Oviedo. La pesquisa lleva cinco años abierta y se centra en un informe del Principado que asegura que entre enero de 2009 y agosto de 2010 la Consejería de Educación pagó cuatro millones por material no entregado en 87 centros. La Policía Nacional acaba de determinar que a 15 de los entonces directores de los centros se les falsificó la firma en los albaranes de entrega, a siete se les manipuló la rúbrica, han visto cuatro auténticas y dos cuya veracidad no logran determinar.
¿Para que ha servido cuatro años después? El Tribunal de Cuentas detalla que embargó dos inmuebles a Renedo y «se le retuvo una parte de la nómina» que le pagaba el Principado. Primera paradoja. La jefa de servicio, despedida en 2011 al descubrirse que desviaba fondos públicos, siguió cobrando parte de su sueldo durante al menos siete años más. No pisaba oficina alguna de la Administración ni hacía trabajo para ella, pero mantenía su condición de funcionaria, lo que obligaba a continuar abonándole una retribución básica. Solo la condena que en vía penal puso el Tribunal Supremo en 2019 abrió la puerta a la expulsión de la mujer de la función pública.
Hasta ese momento el único que pudo intervenir ese salario fue el Tribunal de Cuentas, como queda dicho. El departamento informa de que «las últimas actuaciones» emprendidas, «recientemente y a la vista de las alegaciones del fiscal y del letrado del Principado», incluyen «ordenar la transferencia al Principado de la escasa cantidad (478,12 euros) que se consiguió ingresar en la Cuenta de Depósitos proveniente de las retenciones practicas en las nóminas».
A la espera de la subasta de los dos inmuebles en régimen de gananciales, a esa exigua suma llega lo que hasta ahora ha recuperado un Principado que ve cómo la vía penal se ha empantanado.
La Audiencia Provincial dictó la sentencia del sumario principal en 2017 y el Supremo la confirmó con modificaciones en 2019. Sin embargo, todo acabó con un importante agujero negro. Segunda paradoja: se da por probado que hubo un desfalco, pero las pruebas que podían ponerle cifras fueron anuladas. El primer día de juicio el Principado presentó una pericial que hablaba de cuatro millones pagados por un mobiliario escolar que supuestamente no recibió; como la prueba llegaba con la fase de instrucción cerrada, la Audiencia la tuvo que desechar. La fiscalía luego llevó el informe al juzgado y ahí sigue, indagándose en él.
Sentencia:
el Supremo le condenó a cinco años y dos meses de prisión y al pago de una multa de 400.000 euros.Fue absuelto por el Tribunal de Cuentas y sigue investigado por Instrucción 4 de Oviedo.
Sentencia:
el Supremo la rebajó a cinco años y cinco meses por delito continuado de prevaricación, cooperación en falsedad en documento público, malversación y cohecho. Sigue investigada en otro pleito.
Sentencia:
el Tribunal de Cuentas la condenó a pagar 1,5 millones al Principado. El Supremo la condenó a nueve años de prisión y un juzgado la investiga por un posible delito de insolvencia punible.
Sentencia
: por el sumario principal le condenaron a cinco años y dos meses. Por el delito fiscal, a otros cinco años. Se da por hecho que emitía facturas falsas y parte del dinero lo desviaba a Renedo y Otero.
Sentencia:
por el sumario principal le cayeron dos años y ocho meses; el delito fiscal en el que incurrió la empresa y que asumió en solitario le supuso otra de siete años y nueve meses y multa de 2,1 millones.
Sin esa pericial el caso «se cerró en falso», reconocen parte de los abogados que intervinieron. Ni la sentencia de 2017 ni la de 2019 cifran lo que se debe devolver al Principado. La cuestión quedó demorada para la fase de ejecución. Van dos años y medio de la misma y la Audiencia sigue sin poner cifra a la indemnización a la Administración. El Principado reclama 4,9 millones, la fiscalía sugiere que 2,7 y los acusados creen que no hay base ni para lo uno ni para lo otro.
El debate se mantiene y, mientras, cinco de los siete condenados a prisión están libres. Tercera paradoja. Hace dos años un pleito paralelo al caso sí logró un éxito. Es el que condenó al Principado a abonar 108.012 euros a una de las empresas de la trama, la extinta Igrafo, por muebles que sí entregó.
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