En febrero de 2016, cuando había concluido un proceso de radioterapia para vencer al cáncer, fue elegida presidenta de Unicef, entidad con la que colaboraba desde hacía 18 años. Ahora, a punto de cumplir los cinco años de su curación, ha sido reelegida. María ... José Platero no se arrepiente de haber dicho que sí. Sobre todo ahora que la pandemia del COVID-19 ha convertido a España en un país receptor en lugar de emisor de ayuda,
-La reeligieron en febrero. ¿Se arrepiente?
-(Risas) No, nada, nada. Es lo mejor que he hecho en mi vida. Ya la primera vez que me eligieron fue maravilloso, porque acabada de salir de radioterapia. Ahora, en abril, cumpliré cinco años de aquel cáncer y todo va estupendamente. Estar en Unicef es una satisfacción porque aportas tu granito de arena para ayudar.
-Acostumbrados a ver los envíos de Unicef a lugares muy vulnerables, impresiona ver el cargamento en España.
-Es un hito. Por primera vez en cincuenta años, Unicef ha tenido que enviar un cargamento de ayuda a España. Con material de protección, mascarillas, test, guantes... Es al primer país europeo al que se envía.
-¿Eso significa que nosotros estamos peor?
-Eso significa que Unicef España lo ha hecho muy bien. Espero que nos sirva a todos para ponernos en el lugar de los demás. A ser más empáticos. Muchas personas, al ver las necesidades de otros países, han podido pensar 'a mí no me va a pasar nunca'. Pues nos está pasando. Espero que aprendamos a ser un poquito más solidarios.
-Si ahora Unicef se vuelca con España, ¿qué pasa con los países donde lo hacía ahora?
-Pues imagínase, hablamos de países en los que no hay agua en casa, ni para lavarse ni para beber. ¿Cómo les dices que hay que lavarse las manos cinco veces al día? África. Sudamérica. En Ecuador estuvimos hace un año. Ahí te das cuenta de que lo que haces para ayudar es importante. Sobre todo por los niños.
-Con ellos trabaja Unicef.
-Y seguimos haciéndolo. Ahora, un poco más complicado todo, debido al estado de alerta, Pero seguimos trabajando con ellos. Y, también, con el grupo juvenil. En Asturias, como al cumplir los 18 años ya no pueden seguir en el grupo de infancia, hemos creado uno de jóvenes. Y siguen trabajando. Hay que contar con los jóvenes, de hecho, en la nueva directiva, que somos nueve personas, he incluido a dos jóvenes de 19 y 20 años.
-¿Y la red de municipios amigos de la Infancia?
-Estamos en contacto con la alcaldesa de El Franco, que es la presidenta de la Federación Asturiana de Concejos, para saber si los niños de Asturias están bien atendidos.
-¿La infancia está siendo la gran olvidada en esta pandemia?
-Es terrible. En Unicef se trató porque nos preocupa mucho. Parece que solo se habla de que puedan salir a pasear los perros y no se piensa en los niños. Es cierto que tenemos que cumplir con el protocolo sanitario, pero hay que tener a los niños muy en cuenta y, en cuanto se pueda, ellos deben ser prioritarios. Su evolución depende mucho de poder salir, de estar con los amigos.
-Algo que se agrava en el caso de menores en hogares vulnerables.
-Los ayuntamientos están intentando llegar a todos los hogares con problemas. Yo puedo hablar por el de Castropol, que es donde vivo. El Ayuntamiento está llevando comida a las familias que lo necesitan. Los agentes de la Policía Local pasan por las casas para ver cómo están. En cuanto a la Consejería de Educación, también ofrece tablets a los escolares que no tienen. Claro que una cosa es la teoría y otra la práctica. Lo que sí sé es que hay profesores que están dando la vida, haciendo un trabajo impresionante, volcados con los alumnos todo el día. Y eso hay que decirlo.
-¿En Unicef han registrado más peticiones de ayuda?
-Estamos muy pendientes de que los menores tengan las necesidades cubiertas. Tanto con la red de municipios, como con la Consejería de Derechos Sociales y Bienestar.
-¿Qué va a pasar cuando acabe la crisis sanitaria?
-(Largo suspiro) No lo sé. (Silencio) No lo sé. Lo que sí sé es que estamos recibiendo pruebas máximas de solidaridad. En Unicef estamos logrando más recaudación que nunca. Vemos a diario a personas apoyando a los mayores. Y, claro, los niños, que se están portando de maravilla.
-Usted no solo es presidenta de Unicef, también es miembro de una saga empresarial clave en Asturias, Astilleros Gondán. ¿Cómo ve la crisis económica?
-(Suspiro) Muy tocados, creo. Sobre todo tendrán muchos problemas los autónomos. Va a ser un dolor. A nosotros, la pandemia nos pilló con dos barcos firmados para Noruega... A ver... Nosotros estuvimos parados ya dos semanas. Se volverá a trabajar, pero con muchas más medidas de protección.