Por quinto ejercicio parlamentario consecutivo, un PSOE en minoría parlamentaria (19 diputados de 45 en esta legislatura, 20 en la anterior) consiguió este viernes aprobar el proyecto de ley de presupuestos de la comunidad autónoma para el próximo año. Fue tras un debate parlamentario rocoso, ... más bien un apedreamiento mutuo, pues en el pleno de presupuestos solo hay turnos de fijación de posiciones, sin posibilidad de respuesta a las intervenciones que comienzan por el grupo que más enmiendas ha presentado, el PP y finalizan por el grupo proponente de la ley, el socialista.
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Y fue una votación sin espacio para los matices porque, como ya se hizo ver en los turnos de fijación de posición, las posturas de PSOE y PP están tan encontradas que en un total de 168 enmiendas que presentaron los populares no hubo ni una sola en que ambos grupos parlamentarios se plateasen siquiera un acuerdo.
Ya en las dos intervenciones del PP (sus parlamentarios Beatriz Llamedo y Luis Venta se repartieron el tiempo de intervención) quedó claro que más que enmiendas se trataba de un virtual proyecto de presupuestos alternativo. Porque en sus discursos no se bajó tanto al detalle como a la orientación global del presupuesto del gobierno «socialcomunista», como lo definió Luis Venta, subiendo un escalón de tensión en el ya de por sí combativo ambiente que se vive en los parlamentos regionales y nacional desde julio pasado.
El Gobierno de coalición de PSOE e IU, con todo, tenía garantizada la victoria, al sumar el apoyo de los dos diputados del Grupo Mixto, Adrián Pumares, de Foro, y la recientemente expulsada de Podemos Covadonga Tomé, a la que el portavoz económico de Vox, Gonzalo Centeno, le recomendó afiliarse a IU al compartir con ellos «hasta el pañuelo palestino que lleva hoy».
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Pumares, pese a que Foro se ubica en el ala derecha del parlamentarismo, ha acabado dando su apoyo a los presupuestos a cambio de la aprobación de su enmienda (para «dar carpetazo en los presupuestos al intercambiador del Humedal, en Gijón»). Y explicó al respecto que «de todos modos, si los fondos europeos se usan para proyectos claramente lesivos para Asturias, es mejor que no se usen. No podemos caer en el error de que por gastar esos fondos se usen para cuestiones que no son interesantes para la ciudadanía». Eso sí, Pumares quiso distanciarse de los que hoy por hoy son sus socios de presupuesto: «no es el proyecto de Presupuestos que gustaría a Foro Asturias porque no cree que afronte los grandes retos de Asturias», pero ha manifestado que «también es cierto que han logrado cambios en la buena dirección consiguiendo ser «muy influyentes en estas cuentas».
Pese a la tensión en la fijación de posiciones, posteriormente hubo en la votación de las enmiendas algunos momentos que sirvieron tanto para relajar el ambiente como para romper el tedio, pero que también deben servir para que los parlamentarios analicen cómo mejorar el sistema de emisión de sus votos. El primero se produjo al término de la votación del primer bloque de enmiendas, correspondientes a la parte de la ley tocante a la Consejería de la Presidencia. En un error inédito por parte del presidente de la Junta General, Juan Cofiño, se comenzó a votar por la enmienda 001 en lugar de la 000. Eso generó dudas en el grupo parlamentario de Vox, al punto de que en algunas de las enmiendas del PP dos de sus cuatro diputados votaron a favor y los otros dos en contra, al creer unos que se seguía el orden que comenzaba en el número 000 y otros, en el 001, como así era. Al finalizar esta sección, la portavoz de Vox, Carolina López, se lo hizo ver a Juan Cofiño, ambos haciendo gala de un inusual buen talante cuando se trata de un cruce de opiniones en sede parlamentaria entre diputados de PSOE y Vox. Y se repitió la votación de la sección entera. Por más que esto prolongó unos diez minutos más la votación, lo cierto es que el ambiente se distendió, hasta el punto de que en un momento dado, cuando se votaban las enmiendas correspondientes a la Consejería de Educación, fue el presidente del Principado, Adrián Barbón, quien se equivocó en el sentido de su voto, algo que pudo corregir antes de que finalizase el breve plazo que cada votación de enmienda tiene, haciéndolo entre sonrisas y gestos de complicidad con Gimena Llamedo y Guillermo Peláez.
Fuera de lo que es una intervención parlamentaria habitual en lo que es un pleno de presupuestos, el portavoz de Vox, Gonzalo Centeno, tuvo una intervención que llamó la atención tanto por la forma como por el fondo. Equiparándose a Pablo de Tarso, Centeno afirmó que si el décimo tercer apóstol encontró la fe al caer del caballo, «yo la estoy perdiendo en la democracia, porque me he topado con la realidad».
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Esa realidad, según explicó, es la de unos presupuestos que «no se negocian en el Parlamento» sino que vienen «impuestos», igual que los de España «no se negocian en el Congreso, sino en Waterloo o en Estella». Por ello, instó a los «señores del PP a que si aún albergan alguna esperanza de entendimiento con la izquierda, espero que los hechos de este diciembre (aludió a que los presupuestos se tramitaron sin «escuchar a los representantes de la sociedad más que en una trágala de 12 horas, a cinco minutos por comparecencia, ventilándolas y despreciándolas» y a que los presupuestos se presentaron a última hora, «sin tiempo para el análisis».
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Si las intervenciones de los parlamentarios populares fueron duras y a la base del planteamiento del Gobierno regional a todos los niveles, la respuesta en forma de fijación de posición de los socialistas fue también contundente. Vino de mano del diputado avilesino Luis Ramón Fernández Huerga, que afeó el «mensaje apocalíptico» de los populares y anunció el voto negativo a la totalidad de las enmiendas del PP ser, todas ellas, «falsas por tres motivos. Porque por cobardía quitan partidas económicas de todo lo que funciona, porque les molesta, como la promoción aérea, las brigadas de conservación de carreteras, del cuarto plan de igualdad o 500.000 euros para prevención de incendios». O, incluso, les acusó de «quitar dinero del sector turístico para promocionarlo, o, en Medio Rural, rebajar las partidas para las vacunas contra la lengua azul, lo que dijo no saber si atribuirlo «a la incompetencia o a la desidia». La crítica fue feroz, al punto de ironizar al final conque los populares se habrían olvidado «de incluir enmiendas para dar fondos para la tauromaquia o para la defensa de la unidad de España». Finalmente, y dejando más que claro el sentido de su intervención, citó al Rey Lear de William Shakespeare, cuando habla de que son tiempos oscuros «cuando los locos guían a los cuerdos».
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Y, haciendo ver que se sentía especialmente molesto, acusó a los populares de negarse «a apoyar los presupuestos tras la espantada que dieron con la Ley de Reto Demográfico», lo que «les aproxima a su socio Vox», al punto de que «hoy, como ellos ya hacían, han empezado a usar el término 'socialcomunistas' para referirse al Gobierno del Principado. ¿Cómo deberíamos referirnos nosotros a ustedes, como demócrataconservadores?», finalizó, jaleado por la bancada socialista.
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