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MIRIAM SUÁREZ
GIJÓN.
Sábado, 12 de junio 2021, 01:44
Entre las paredes de la cárcel de Villahierro, en Mansilla de las Mulas, un asturiano de Sama de Langreo libra una batalla personal ... contra el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 3. Instancia judicial, con sede en la ciudad de León, ante la que ha solicitado formalmente que se le aplique la eutanasia.
Este langreano de 53 años, que cumple condena en la cárcel de Villahierro por acumulación de delitos, alega abusos, malos tratos e incluso torturas para pedir la muerte asistida. Él mismo ha intentado en varias ocasiones quitarse la vida ante la situación insostenible que dice soportar desde su ingreso en el centro penitenciario leonés.
Desde la prisión, se niegan las circunstancias denunciadas por el asturiano, que se encuentra actualmente en el módulo de aislamiento. Dicen que para evitar que otros presos le agredan, ante las conductas que ha ido desarrollando y que, en numerosas ocasiones, han generado momentos de tensión con otros reclusos del centro penitenciario de Villahierro.
Incluso se ha previsto su traslado a Pontevedra, para procurarle una estancia más pacífica en la cárcel, a la vista de que su estado de desasosiego no cesa. Y, de hecho, ha ido en aumento, hasta llegar a pedir al Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 3 que le conceda la eutanasia por el sufrimiento que asegura estar padeciendo. De la particularidad de su caso se hacían eco estos días los medios de comunicación de Castilla y León.
De su caso, y de la decisión del Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 3 de rechazar la admisión a trámite de su solicitud de eutanasia. En dicho juzgado, se negaron ayer en redondo a pronunciarse sobre el tema, llegando incluso a asegurar que «aquí no sabemos nada», para luego zanjar la conservación con un rotundo: «No tenemos nada que hablar» con la prensa.
El preso asturiano ha buscado la forma de hacer pública su situación ante la imposibilidad de pagar un abogado que le represente y le defienda ante las autoridades judiciales y penitenciarias correspondientes. La idea es encontrar la repercusión que no ha tenido a nivel institucional. Entre los aspectos que han trascendido de su vida en el centro penitenciario de Villahierro, destacan varios episodios de intento de suicio.
Asegura que no puede aguantar más, que su situación dentro de prisión es muy difícil de soportar. Lo que en la cárcel atribuyen a poblemas de origen psiquiátrico él lo vive como un sufrimiento inaguantable, hasta el punto de pedir que se le practique la muerte asistida, ahora que está regulada por ley.
La eutanasia se legalizaba el pasado 17 de marzo, después de un controvertido debate político en el Congreso de los Diputados y en el Senado. España se convertía así en el quinto país del mundo en aprobar esta posibilidad en el contexto de «una enfermedad grave e incurable o un padecimiento grave, crónico e imposibilitante, causante de un sufrimiento intolerable».
El Juzgado de Vigilancia Penitenciaria número 3 de León ha entendido que la situación del reo langreano no se atiene a los preceptos de la legislación, a lo que hay que sumar el hecho de que la Ley Orgánica para la Regulación de la Eutanasia entra en vigor cuando hayan transcurrido tres meses desde su aprobación y publicación en el Boletín Oficial del Estado (BOE).
Sobre el proceso, la ley indica que, si el paciente está consciente, debe solicitar la eutanasia dos veces por escrito -o por otro medio que deje constancia- en dos documentos separados por 15 días. Es una forma de que quede patente que la solicitud no es resultado de ninguna presión externa.
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