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Juan Miravalles, en la librería Campoamor. JOSE VALLINA
Oviedo

«Preferimos aminorar el horario antes de que nos vuelvan a cerrar»

Los comerciantes aceptan resignados cerrar a las ocho de la tarde aunque pierdan los clientes de la «última hora y media»

R. AGUDÍN

OVIEDO.

Miércoles, 13 de enero 2021, 00:37

Los comerciantes aceptan con resignación las nuevas medidas impuestas por el Principado para controlar la tercera ola de la pandemia. A partir de mañana cerrarán sus negocios a las ocho de la tarde, al menos durante las próximas dos semanas. Perderán los clientes de última hora, siendo en algunos casos la reducción de la jornada de dos horas: «Preferimos aminorar horario antes de que nos vuelvan a cerrar como pasó en el confinamiento», justificó ayer Juan Miravalles, de la librería Campoamor, en la céntrica calle Doctor Casal.

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Este negocio solo adelantará el cierre un cuarto de hora después de mantener la actividad en las medidas implementadas en noviembre: «Nos declararon esenciales y mantuvimos el mismo horario. No queremos que la tercera ola venga con un pico alto de contagios y si podemos evitarlo, pues adelante».

Más perdidas se producirán en el negocio de enfrente. Es Casa de Cerralbo, que de lunes a sábado cierra sus puertas a las 21.30 horas. Los domingos, a las 20 horas. El decreto les hará perder los clientes de la «última hora y media» de servicio durante seis días a la semana. La mayoría son empleados que aprovechan para hacer recados después de salir de su puesto de trabajo. «Tendrán que hacer la compra antes, al igual que yo, aunque enero y febrero siempre es más flojo que diciembre», comentó Andrea Allonca.

El principal problema, prevé, llegará de cara al fin de semana. Las calles están más animadas los «viernes y sábados» porque los niños no tienen colegio al día siguiente y muchos no tienen que madrugar para ir a trabajar: «Ahí nos puede afectar más».

Treinta minutos menos de apertura tendrá la Botica de Juan. Esa franca horaria no suele tener muchos clientes por el invierno, según detalla su dueño, Juan Pevida. «A partir de las ocho esto se queda desierto porque empiezan a cerrar los comercios de alrededor. Además, la gente recoge antes que por el verano, cuando hacen más compras a última hora».

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Es consciente de que los más perjudicados son los hosteleros porque perderán las cenas y afea las actitud de algunos ciudadanos por no acatar los protocolos sanitarios: «Es lamentable», valora.

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