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Una realidad que ha salido a la luz durante este año de pandemia ha sido la precariedad de sectores como el empleo doméstico y de cuidados en el hogar, desempeñados principalmente por mujeres. Así lo destaca Cáritas Asturias, que asegura que «entre las características ... relevantes de las familias atendidas destaca que un 43 % de los hogares son con menores y prácticamente la mitad de ellas son familias monoparentales (casi siempre mujeres como cabeza de familia); además, son ellas quienes más acuden a solicitar ayuda, un 66 % del total».
Durante la crisis surgió una ayuda temporal para las empleadas de hogar, pero «cuando finalice volverán a una situación sumamente injusta y es que, pese a cotizar no tienen derecho a prestación por desempleo, este es uno de los colectivos con los que más trabajamos en Cáritas y por eso seguiremos denunciando la precaria situación laboral en la que se encuentran».
Según datos de Cruz Roja, las diferencias entre hombres y mujeres respecto al desempleo y a la precariedad laboral es evidente y la pandemia ha puesto más de relieve esta realidad. Así, frente al 37 % de hombres que sufren esta situación se encuentra un 63% de féminas.
Al igual que las empleadas del hogar muchas personas han perdido sus empleos y se han visto de la noche a la mañana sin ingresos. Esto responde a un mercado de trabajo sumamente precario con muchos contratos parciales y temporales que las personas complementan como pueden con ayudas sociales y economía sumergida de subsistencia. El mercado laboral se hace especialmente inaccesible para las mujeres con cargas familiares que son las que acceden principalmente a estos sectores tan precarizados.
Cáritas insiste en que preocupa particularmente las mujeres en situación de sin hogar, «a la que llegan con un grado de deterioro mayor y son mucho más vulnerables que los hombres en esa misma situación». La atención a las personas sin hogar desde los recursos específicos para ellas, por ser proporcionalmente muy superior la de usuarios varones, está muy masculinizada y los servicios que se prestan desde esos recursos deben incidir mucho más en el enfoque de género y contemplar las necesidades específicas de las mujeres.
Mar de Niebla insiste en que la situación creada a raíz de la crisis surgida por la pandemia «no ha hecho sino agravar la situación de las mujeres y la brecha de género todavía existente en nuestra sociedad». Por eso reivindica que es necesario desarrollar políticas y medidas apropiadas para prevenir y erradicar la violencia de género y, consecuentemente, las causas y las formas de pobreza que les afectan de manera específica. Es una cuestión de derechos humanos y de democracia».
En Asturias, las mujeres representan en torno al 67% de la población mayor tutelada, de las personas en alojamiento para personas mayores y de las personas en alojamiento temporal para mayores. Esta proporción se eleva al 70% en el caso de las mujeres que participan en el Programa Rompiendo Distancias, orientado a la atención integral a la población mayor de las zonas rurales; y también en el caso de los centros de día, donde las mujeres representan cerca del 75% de las personas usuarias.
Dos factores han venido alejando a las mujeres del mercado de trabajo: de un lado, el ya citado rol de cuidadoras tradicionales, que hace que muestren niveles de actividad más bajos que los hombres; de otro lado, las trabas que encuentran para incorporarse al trabajo cuando están activas, es decir, cuando se encuentran en disposición de trabajar. Por último, cuando acceden al mercado de trabajo, ellas presentan trayectorias laborales en gran medida más cortas y peor retribuidas.
Las empresas asturianas tienen un largo recorrido por delante si quieren cumplir la normativa vigente en materia de planes de igualdad. Actualmente «únicamente» hay 31 planes de igualdad registrados en Asturias. Así se afirmó ayer en la jornada 'Planes de igualdad y negociación colectiva: igualdad retributiva. Construyendo y sumando por la igualdad real', organizada por UGT con motivo de la próxima celebración del 8M y en consonancia también con el pasado 22 de febrero, cuando se celebró el Día de la Igualdad Salarial.
Actualmente son las compañías de más de 150 trabajadores las que están obligadas a contar con una estrategia de igualdad y que esté registrada. «Actualmente hay 31, y eso es poco», señaló Carmen Escandón, secretaria de Igualdad de UGT Asturias, ya que el plazo finaliza el próximo 8 de marzo. Será entonces cuando empiece a correr el tiempo para las empresas de 100 trabajadores, y el año que viene para las de 50 empleados. Así, en 2022 alrededor de 500 compañías en la región deberían de tener sus planes de igualdad redactados y registrados.
Escandón recordó que la Ley de Igualdad y la normativa que la desarrolla «tiene una capacidad de vinculación igual que la que puede tener cualquier otra normativa» como por ejemplo la relativa a prevención de riesgos laborales. Así, «tener un plan de igualdad es igual de obligatorio que tener uno de evacuación, por ejemplo».
La representante sindical defendió que si se quiere lograr una igualdad «efectiva y real» entre hombres y mujeres es indispensable implantar este tipo de medidas en el ámbito laboral.
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