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O. VILLA
OVIEDO.
Viernes, 22 de diciembre 2023, 02:07
Hoy recibirá de forma oficial su reconocimiento como socio de honor de 2023 de la asociación sin ánimo de lucro Compromiso Asturias XXI, por sus ... aportaciones en torno a la gestión del talento. Es sociólogo y es conomista, y vicedecano del programa MBA de formación de ejecutivos de la Wharton School de la Univerisidad de Pensilvania, la que pasa por ser el centro de formación en negocios más antiguos del mundo. Es leonés de 1964, pero Mauro Guillén Rodríguez comenzó su formación en Economía Política en la Universidad de Oviedo, para doctorarse en Sociología después por la Universidad de Yale. Ese bagaje y sus ideas y análisis sobre los efectos de la globalización en la organización de la sociedad le han llevado a ser uno de los asesores del Foro Económico Mundial. También forma parte del Patronato de la Fundación Princesa de Asturias. Entre sus últimas obras, algunas con títulos entre lo sugerente y lo provocativo, como '2030: Viajando hacia el fin del mundo tal y como lo conocemos' o 'Los perennials, el megadesafío de crear una sociedad postgeneracional'.
-El fin del mundo tal y como lo conocemos. Suena tan apocalíptico como la canción de REM...
-Bueno, detrás de eso están varios fenómenos que están haciendo cambiar el mundo mucho respecto a como lo conocíamos. Es evidente el impacto brutal del cambio tecnológico en nuestras vidas, cada vez más acelerado, y vinculado a eso, pero no solo por eso, estamos viviendo grandes cambios demográficos. Antes, en España, cada generación crecía respecto a la anterior, pero eso ahora ya no pasa en prácticamente ningún lugar de lo que conocemos como occidente o como los países ricos. Sí pasa, aún, pero no de forma tan marcada en sitios como China, que es enorme pero aún no es tan rico como España, o en México. Pero México, fíjese, es un país en el que hasta hace poco lo típico era tener grandes familias con muchos hijos, mientras que ahora está empezando a no reponer población, porque las mujeres están empezando a tener una media de menos de dos hijos, así que ya no hay reposición generacional.
-¿Quiere decir que es un proceso digamos que prefijado? ¿Que si México, por poner ese ejemplo, sigue por la vía de crecimiento económico en la que está se va a occidentalizar en lo demográfico, que será como España, a ese nivel, en unos años?
-Sí, va a haber una gran convergencia. En parte, por el acceso de la mujer a la formación y al mercado de trabajo. La lógica es sencilla: si tiene más ocasiones de realizarse profesionalmente y más acceso a la universidad, la mujer, que antes tenía su primer hijo más cerca de los 20 años que de los 30, tendrá el primero sobre esa edad, y eso implica casi siempre menos hijos en la suma global.
El primer hijo
-Sí, fíjese que en Asturias la media de edad de las mujeres para su primer parto se fija ya casi en los 34 años.
-Pues ahí vamos. Si el primer hijo llega a los 34 años, llegar a tener un segundo hijo es difícil y un tercero es rarísimo, y eso conlleva cambios muy importantes.
-Asturias pierde del orden de 9.000 habitantes al año por la vía vegetativa (diferencia entre nacimientos y muertes), pero aún así mantiene población, por la emigración. ¿Se puede diseñar cómo recibir la emigración que más conviene a la región?
-Sin duda, es posible diseñar una emigración ordenada, y en eso los maestros, los países que mejor lo están haciendo a la hora de diseñar políticas para atraer el tipo de inmigrante que quieren captar son Canadá y Australia. Básicamente hay dos tipos de emigración, la de alta cualificación y la mano de obra. Y en España y en Asturias necesitamos las dos. A todos nos viene bien que vengan emigrantes de alta cualificación, pero sí, es posible diseñar una política de inmigración ordenada que sirva para reparar poco a poco una pirámide demográfica caótica como la que tenemos. Lo que no viene bien a nadie es una inmigración desordenada. Ciertamente, lo que está viniendo es gente de entre 30 y 40 años con ganas de trabajar y de formar familias, lo que puede ser positivo.
-Canadá y Australia son, a la vez, restrictivos en los permisos de inmigración y muy proactivos en la captación de emigrantes que tengan los perfiles profesionales que necesitan sus empresas en cada momento.
-Sí, así es, sin olvidar que son países de una extensión muy grande. Insisto en que la inmigración, en nuestro caso, nos está sirviendo para rebalancear el desequilibrio demográfico.
-Hay pendiente una labor 'evangelizadora' sobre lo que implica la llegada de inmigrantes.
-Sí, se ha politizado mucho este tema desde la extrema derecha en España y en Europa. Se ha tergivesado mucho, presentando el fenómeno desde una perspectiva muy negativa, y es preciso educar a la gente, porque la emigración, como decía, ayuda a reequilibrar. Y no olvidemos que tener un mercado de trabajo saneado ayudará a pagar las pensiones del futuro.
-Hoy recibe el título de socio de honor de Compromiso Asturias XXI, uno de cuyos empeños principales es hacer que Asturias se beneficie de su talento emigrado. ¿Lo hace la región?
-Hay países que han sabido utilizar su diáspora para transformar su propia economía. Ejemplos buenos son Taiwán y Corea. Y en Europa, Irlanda. Han sabido organizar redes de contactos con sus emigrados en el exterior con mutuos beneficios. Fueron emigraciones potentes a Estados Unidos o a Europa, y sobre todo ahora, cuando la nueva economía es muy de capital humano, es posible crear redes de empresas muy importantes entre los emigrados y sus países de origen.
-Es cierto que Asturias tiene mucho talento emigrado. ¿Cómo se podría organizar una red equivalente?
-Pues apoyándose por una parte en entidades como Compromiso Asturias XXI, que no tienen ánimo de lucro y sí muchas ganas de trabajar por el futuro de Asturias, pero sin olvidar que hacen falta políticas públicas claramente enfocadas a facilitar esa red.
El peso del AVE
-El Principado sitúa ahora la sociología como una de las claves para entender por qué se vacían territorios.
-Cierto. Hay tendencias de reconfiguración del mundo del trabajo, y no siempre es necesario vivir donde está la empresa para trabajar en ella. Ahora Asturias, con el AVE, va a estar mejor comunicada con el resto de España, y eso va a marcar un antes y un después. Habrá que estudiar bien el impacto sobre nuestra estructura de trabajo.
-Gana peso ser un lugar amable para la vida fuera del trabajo.
-Sí. Un ejemplo: Hay empresas que están fomentando que sus trabajadores se vayan a lugares como Málaga, por la alta calidad de vida. Y para que eso funcionase en Asturias, en particular en la zona rural, tendríamos que tener colegios y otros servicios. Se trata de garantizar accesibilidad a la vivienda y a los servicios y, como ocurre en Málaga, la vida puede ser muy agradable en Gijón, Oviedo o Avilés, e igualmente en núcleos más pequeños.
-Usted defiende prolongar la vida activa, que no necesariamente laboral.
-Sí. Hoy vivimos 20 o 22 años más que en los años 50. Debería ser un periodo en el que se aporte mucho a la sociedad, aunque no sea con la misma intensidad que cuando se es joven. Las empresas, hoy, buscan la salida de sus trabajadores de más de 50 años, desperdiciando así mucho talento y experiencia de trabajadores a los que deberían cuidar más.
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