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MARCO MENÉNDEZ
GIJÓN.
Sábado, 29 de febrero 2020, 02:13
Las estaciones de control de la calidad del aire en Asturias volvieron a arrojar ayer valores muy altos en partículas PM10. Presentaban la misma situación zonas más proclives a la alta contaminación, como Lugones, que otras en las que es habitual que el ... aire esté limpio, como Cangas del Narcea. Pero la situación que se viene repitiendo en los últimos días no tiene que ver con emisiones contaminantes, sino con una situación meteorológica «absolutamente excepcional», según indicó la Consejería de infraestructuras, Medio Ambiente y Cambio Climático.
La explicación de lo que ocurre la tiene el delegado en Asturias de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), Ángel Gómez. «La calima es polvo mineral en suspensión en el aire», indica, y ese polvo ha llegado «desde el Sáhara». El polvo mineral es mucho más fino que la arena y «es capaz de permanecer días en suspensión en el aire».
Este polvo está compuesto por limos y sedimentos de antiguos lagos, actualmente secos, del norte de África. «A finales de la pasada semana gran cantidad de polvo sahariano fue levantado por fuertes vientos hacia Canarias», explica Gómez. El problema es que «ayer y hoy (por el jueves y el viernes) ha llegado al noroeste de España tras seguir una trayectoria en forma de arco por el Atlántico, debido a una borrasca al suroeste de Canarias y a continuación al anticiclón situado sobre el oeste de Europa». Este es un fenómeno normal en verano, cuando el polvo circula entre 1.000 y 4.000 metros de altura. Sin embargo, «en invierno el polvo sale de África desde el nivel del mar y no alcanza tanta altitud como en verano», remarca el delegado de la Aemet en Asturias.
La consecuencia es que se han disparado las temperaturas (ayer se alcanzaron los 22 grados en Tineo) y enturbiado el horizonte, al tiempo que bajó notablemente la humedad y elevó de manera extrema el riesgo de incendios forestales. Parece que las lluvias llegarán mañana a Asturias y, aunque serán escasas, podrán caer en forma de barro.
Ante esta situación excepcional, las autoridades medioambientales del Principado no tienen prevista la activación del protocolo anticontaminación, ya que no se trata de un problema de emisiones industriales o del tráfico de vehículos, sino meramente meteorológicas. Cualquier medida que se adoptara de las previstas en el protocolo no lograría rebajar las partículas PM10 en la región.
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