MARCO MENÉNDEZ
GIJÓN.
Domingo, 29 de marzo 2020, 04:54
Fue una operación digna de una película de acción. Una banda de narcotraficantes (según las primeras investigaciones, albaneses, afincados en Barcelona) idea un nuevo modo de 'mover' la droga desde Sudamérica hasta Europa y las agencias policiales de hasta cuatro países colaboran para desarticular ... el grupo de delincuentes y hacerse con el alijo. La actuación policial tuvo lugar en el puerto de Avilés.
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Ese novedoso método de tráfico de estupefacientes consistía en utilizar narcobuzos (antiguos militares peruanos) que se encargaron de ocultar la cocaína en los respiraderos del casco de un buque de gran porte que zarpó del puerto peruano de Callao con rumbo a Avilés, sin que los propietarios del barco tuvieran conocimiento alguno. Los investigadores averiguaron que se había escondido una importante cantidad de droga, por lo que se puso en marcha una operación en la que intervinieron, además de la Policía Nacional, la Dirección Nacional de Inteligencia del Servicio Nacional Aeronaval de Panamá, la División de Inteligencia de la Dirección General Antidrogas de la Policía Nacional de Perú y la Drug Enforcement Administration (DEA), de Estados Unidos.
Los narcotraficantes se valieron de dos submarinistas profesionales que esperaban a que los barcos estuvieran atracados en el puerto de origen y, una vez localizado su objetivo, se introducían en el agua desde una distancia prudente para llegar hasta el buque buceando y con la droga. Sin salir del agua, abrían uno de los respiraderos del casco del barco y camuflaban la sustancia estupefaciente en su interior. Después, se alejaban buceando y salían a la superficie a una distancia segura. De este modo, evitaban que la droga fuera detectada en los controles rutinarios que se realizan en los buques.
El buque zarpó rumbo a España y, al mismo tiempo, varias personas de la organización traficante se trasladaban a nuestro país para recuperar la droga, ya que con este método eran capaces de introducir en Europa grandes cantidades de estupefacientes, que oscilaban entre cien y doscientos kilogramos, dependiendo de la organización y de la embarcación.
Los investigadores averiguaron que el buque tenía como destino el puerto de Avilés, por lo que los buzos profesionales encargados de recuperar la droga fueron controlados por efectivos de la Policía Nacional desde su llegada a España. Una vez en la Villa del Adelantado, iban todos los días a las instalaciones portuarias para estudiar la zona y determinar cuál era el mejor punto para sumergirse en la ría sin llamar la atención y poder así recuperar el alijo. Además, extremaban las medidas de seguridad en todos sus desplazamientos, lo que dificultó los seguimientos de la Policía Nacional.
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Y llegó el día en el que el buque mercante atracó en el puerto avilesino. La organización criminal se activó esa misma noche para recuperar la cocaína. Salieron de su domicilio y se dirigieron en coche, a baja velocidad, hasta un aparcamiento de la zona del puerto. Allí se bajaron tres de los cuatro delincuentes que estaban siendo controlados y se escondieron entre los matorrales de la playa, para no ser detectados.
Entre tanto, el conductor volvió a la vivienda y durante el trayecto, como medida de seguridad, cambió de vehículo. Pero eso no impidió que los efectivos policiales observaran a los cuatro traficantes en todo momento.
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Los narcobuzos se adentraron en el agua para recuperar la droga y en ese momento intervino un equipo del GEO especializado en actuaciones acuáticas, que interceptó 'in fraganti' a los dos narcobuzos cuando recuperaban la cocaína.
Paralelamente, se había establecido un dispositivo policial en tierra, que detuvo al tercer implicado y que había quedado esperando en la orilla. Otro grupo de agentes procedió a la detención del cuarto implicado, pero no sin dificultad, ya que trató de darse a la fuga embistiendo a un vehículo camuflado de la Policía Nacional. El investigado conducía un Audi A-8 y, en principio, eludió la presencia policial, pero fue capturado en la autopista al ponerse en marcha una 'operación jaula'.
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Una vez con los cuatro detenidos en comisaría y cumplimentadas las diligencias policiales, fueron puestos a disposición judicial y todos ellos (tres peruanos y un albanés) ingresaron en prisión. Entre los efectos que les fueron intervenidos por la Policía Nacional destacan 72 kilogramos de cocaína, 2.200 euros, 2.300 dólares, documentación, dos vehículos de alta gama y diez teléfonos.
Aunque esta es la primera vez que se detecta en Asturias la actuación de narcobuzos, no lo es en nuestro país, si bien hasta ahora la mayoría de casos habían tenido lugar en las costas del sur de la península. En general, estas operaciones consistían en introducir grandes alijos de hachís arrastrando los fardos por el fondo del mar con la ayuda de buzos y motos acuáticas. Así se actuó, por ejemplo, en una operación que fue bautizada como 'Mira' y que permitió recuperar 1.158 kilos de hachís y detener a ocho personas, en Málaga.
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