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La misa del Domingo de Ramos dejó, en la catedral de Oviedo, la polémica sembrada con las palabras del arzobispo Sanz Montes acerca de algunas restricciones, derivadas de la pandemia, en las que él encuentra «calado político». Sus declaraciones sobre los cierres ... de la hostelería en los que ve «una intencionalidad ideológica» porque «hay una serie de medidas que no responden a una estrategia sanitaria, sino que responden a otro tipo de iniciativas políticas e ideológicas» despertaron críticas y apoyos entre los grupos políticos asturianos.
Iván Piñuela, secretario general del PSOE en Oviedo, cree que el arzobispo está dando su opinión «sobre cuestiones que no le competen porque ni fue elegido democráticamente ni tiene competencias sanitarias para ello». En su opinión, «en estas manifestaciones se ve que todo vale con tal de devastar al gobierno nacional y autonómico».
En Podemos, también llamó la atención la intervención del arzobispo. «Nos sorprende esta intromisión en cuestiones tan técnicas y tan concretas como son las opiniones de los expertos en epidemiología», aseguraba la portavoz del Consejo Ciudadano, Covadonga Tomé. «Entendemos que cada uno tiene su espacio y con esas declaraciones, Sanz Montes extralimita el suyo», añadía. Algo en lo que estaba de acuerdo Ángela Vallina, portavoz de Izquierda Unida: «Hay que lamentar que el arzobispo entre en un juego en el que se prefiere el ruido a lo que realmente importa».
Por su parte, Adrián Pumares, de Foro, prefiere no entrar en valoraciones porque, dice, su partido «no mezcla religión y política». Y, Susana Fernández, portavoz de Ciudadanos, afirma que en su partido, siempre apoyaron las medidas, aunque cree que «las restricciones deben ir acompañadas en tiempo y forma de las compensaciones económicas».
PP y Vox, mientras tanto, apoyan las declaraciones del arzobispo. «Llevamos desde el inicio de la crisis pidiendo al Ejecutivo un esfuerzo para compaginar las medidas sanitarias con el mantenimiento de la economía», decía la presidenta del PP asturiano, Teresa Mallada. «Parece que es la única voz crítica y clara de la sociedad civil a la desastrosa gestión de la pandemia del gobierno socialista», aseguraba Ignacio Blanco, líder de Vox en el Principado.
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