Octavio Villa
Miércoles, 21 de diciembre 2022
Que la población de Asturias se desploma no es ningún secreto, y la oficialización de las cifras del Padrón Municipal a 1 de enero de 2022 que se publicó ayer en el Boletín Oficial del Estado confirma esa tendencia. En los doce meses previos a esa fecha, la región pasó de tener 1.011.792 habitantes empadronados a 1.004.686. Son 7.106 menos en apenas un año, lo que supone perder 592 habitantes todos los meses o 19,5, casi 20, cada día.
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La pérdida de habitantes a nivel regional está acelerada, multiplicada por más de dos, con respecto a la media del último cuarto de siglo. Entre el primer y el último año de la serie histórica que aporta el Instituto Nacional de Estadística, de 1996 a 2022, Asturias ha perdido 83.199 empadronados, lo que equivale a que casi 9 (con precisión, 8,76) personas desaparecen de las listas de empadronamiento de la región cada día, bien por fallecimiento, bien por emigración, sin que la natalidad haya podido compensarlo.
Un análisis por concejos ofrece, por otra parte, datos muy interesantes. En primer lugar hay que anotar que las tres principales ciudades de la región, Oviedo, Gijón y Avilés, pierden población de forma notable, en particular la capital, que ve reducida su cifra de empadronados en 2.385 personas, pasando de 217.552 el 1 de enero de 2021 a 215.167 apenas doce meses más tarde, lo que supone una bajada de casi el 1,1% en un año.
Avilés también se mueve en torno a ese porcentaje, con una caída de 997 personas para pasar de 76.874 a 75.877 empadronados en el mismo periodo (un 1,29% menos). Y Gijón, pese a perder algo más que Avilés, con 1.190 personas menos, tiene una evolución porcentual algo menos dura que Oviedo y Avilés, pues pasó de 268.896 empadronados a 267.706, es decir, un 0,44% menos.
La suma de los tres arroja otro dato para el análisis: En apenas un año, las tres principales ciudades de Asturias han bajado en 4.572 empadronados, lo que rompe la imagen prefijada que se venía argumentando en cuanto a la evolución de la demografía regional, que afirmaba que el 'ocho central' era el receptor de la población que se perdía en otras zonas, en particular en las comarcas mineras, que siguen desplomándose a ritmo acelerado, con tasas por encima del 1% anual en los municipios cabecera de comarca, lo que habla de que se trata de zonas muy envejecidas en las que la mortalidad registra tasas, consecuentemente, más altas, que no reciben poblacion nueva y de las que se mantiene el éxodo de jóvenes en edad de trabajar y formar familia.
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Cuando se buscan las motivaciones de un delito, el adagio que usan los fiscales y abogados es 'Qui prodest?' (¿Quién gana?) Pues en una situación de bajada general es casi sorprendente constatar que nada menos que 18 municipios asturianos ganaron empadronados a lo largo de 2021 para llegar al 1 de enero de 2022 con cifras superiores a las de doce meses antes. No son en ningún caso cifras muy llamativas ni justifican la enorme pérdida de habitantes de las tres grandes ciudades, máxime teniendo en cuenta que las comarcas mineras también sufren una intensa sangría, pero sí que marcan interesantes tendencias. Así, los casos de Siero, que con 184 empadronados más es el concejo que más sube (de 51.608 a 51.792) y Villaviciosa (sube en 115, de 14.869 a 14.984) demuestran que su condición de ciudad dormitorio de las grandes ciudades pesa mucho en su evolución demográfica, si bien en Siero la propia pujanza empresarial del concejo también tiene mucho que decir.
La búsqueda de vivienda asequible está detrás de la pérdida de población de las tres grandes ciudades, aunque no la explica de forma completa. Así, del área de influencia de Avilés crecen los concejos de Gozón (21 empadronados más), Illas (17), Muros del Nalón (42) o Soto del Barco (1).
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Por lo que toca a Gijón, en buena medida sus ciudades dormitorio son Villaviciosa y Siero. Carreño y Noreña, que también ejercían esa función, este último año han perdido población.
Y en el caso de Oviedo, crecen concejos de su vecindad como Las Regueras (11 empadronados más), Ribera de Arriba (14), el propio Siero, Llanera (2) y Morcín (17).
Llama la atención, por otra parte, el comportamiento de concejos envejecidos como Caso, que crece en dos empadronados, Candamo (1) o el ligero repunte de Cangas de Onís, de algo más de un 1%, al ganar 65 empadronados. Como curiosidad, el concejo menos poblado de Asturias, Yernes y Tameza, creció en 5 habitantes y llegó a 133, quedando cerca de Pesoz, el segundo menos habitado, que perdió 3 y quedó en 138.
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En las comarcas mineras, los municipios cabecera siguen desplomándose, en particular Mieres, que pierde 452 empadronados para quedarse en 36.574, y Langreo, que baja en 421 para cerrar el año en 38.262.
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No se trata de una evolución descendente lineal la de Asturias, aunque a nivel regional es mucho más homogénea que por municipios. En el análisis más fino aparecen datos especialmente relevantes. Así, Asturias tuvo el máximo de población empadronada en el primer año de la serie de 1996 a 2022, con 1.087.885 personas, momento desde el que se mantuvo a la baja hasta 2007. El 1 de enero de 2008 la región amaneció con 1.080.138 habitantes y un año después, en 2009, marcó su último máximo de población, con 1.085.289. De 2009 en adelante el tono socioeconómico -acuérdense de la crisis de la burbuja inmobiliaria- aconsejó a unos ser prudentes en su planificación familiar, con lo que la natalidad bajó, a otros emigrar, con lo que la población se redujo y la región se envejeció, y a todos les dio una seria advertencia que también se tradujo en algunos movimentos internos. Así, Avilés consiguió frenar por unos pocos años la intensa caísa de población que venía registrando desde el inicio de la serie, mientras que tanto Oviedo como Gijón marcaron en 2012 su máximo de población de la serie, con 277.733 en la ciudad más poblada de la región y con 225.973 en la capital.
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Fueron, esos tres o cuatro años entre la explosión de la burbuja inmobiliaria y 2012, en los que se reafirmó la idea de que en Asturias lo que ocurría era una fuga del campo hacia las ciudades, sin que ese crecimiento se consolidase a posteriori. Desde 2012 en adelante, tanto Gijón como Oviedo y Avilés mantuvieron su lento declive demográfico, que en los dos últimos años, probablemente por el efecto añadido de la sobremortalidad por covid, se ha acelerado, en particular en Oviedo y Avilés.
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