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O. VILLA / C. BERNAL
GIJÓN.
Lunes, 17 de octubre 2022, 03:24
«Este es un debate que va más allá de los intereses de un sector. El río no solo es de todos, es también responsabilidad de todos mantenerlo vivo y en buen estado, y hasta a todos nos interesa que se pueda repoblar de salmones ... tanto desde el punto de vista de los que quieren pescar como de la conservación de la riqueza biológica o, incluso, del atractivo de Asturias para que los aficionados a la pesca de otras regiones y países sigan viniendo aquí». Así se expresaba ayer un pescador de salmón asturiano, defensor de la pesca sin muerte y de los que defienden que la pesca debe ordenarse en función de mantener los ríos vivos.
Lo hacía en referencia a la intención, adelantada por EL COMERCIO, de la Consejería de Medio Rural de reforzar la limitación de cupos y de limitar mediante sorteo el acceso a las zonas libres en un momento en el que «carecemos de datos oficiales de conteo que nos den cuenta de cómo están las poblaciones, pero sabemos que la temporada de pesca ha sido desastrosa, y eso indica que vamos mal», explicó ayer el pescador y biólogo del Acuario de Gijón Jorge Rodríguez Maderal, quien también defiende «la captura y suelta -la pesca sin muerte- porque los estudios demuestran que la mortalidad es mínima, sobre todo si el agua no está caliente y si la pelea con el salmón no es larga».
reducir de tres a dos el cupo por pescador y también limitar el uso de las zonas libres de pesca mediante sorteos de jueves a domingo . El consejero se ha mostrado dispuesto «a escuchar a todos» en la reunión del Consejo de Pesca del próximo jueves, día 20.
A favor Asociaciones de pescadores como Fuentes del Narcea, El Banzao o la Real Asociación Asturiana de pesca respaldan a la consejería e incluso plantean restricciones puntuales más severas.
En contra El Esmerillón, Las Mestas del Narcea, La Socala, El Maravayu y Amigos del Nalón no quieren más limitaciones. Afirman que su labor de repoblación de los ríos no existiría sin la demanda y la financiación de los propios pescadores.
Desde su punto de vista, la situación de los ríos asturianos exige que «la Administración de un golpe encima de la mesa para mantener la calidad de los ríos y para que los peces no solo sobrevivan, sino que aumenten de población, y luego ya hablaremos de pescar». Es un pescador el que habla, pero acepta un «proceso de medio o largo plazo, que en estos momentos no permitiría una gestión con mucho cupo o con muchos días de pesca. Podríamos ser potencia mundial en turismo de pesca, pero aquí prima el egoísmo».
Claro que hay otras formas de verlo. Enrique Berrocal, presidente de Las Mestas del Narcea, es también el gestor del centro de alevinaje que tienen en el praviano río Aranguín. Con su labor se ayuda a la repoblación: «En salmón tuvimos años de 50.000 y años de 240.000 alevines -soltados al Narcea y puntualmente a otros ríos asturianos-, aunque lo normal hasta ahora es que no pasemos de 100.000», con una tasa de supervivencia que «estaba estimada en un 1 por mil, pero con el aumento exponencial de depredadores ya hay quien habla de la mitad».
Berrocal se queja de que la nueva regulación les va a tener «con un solo día de pesca al año mientras trabajamos todo el año en la repoblación. Y con eso no se va a proteger al salmón, porque si peligra nuestra masa social y por tanto, los ingresos, no tendríamos más remedio que dejarlo, ya que no podríamos soportarlo económicamente».
Los pescadores que trabajan por el mantenimiento de los ríos advierten al consejero, Alejandro Calvo, que «fácil no se lo vamos a poner» en la reunión del próximo jueves del Consejo de la Pesca, en el que Calvo ya ha anunciado que «escucharé a todos». Berrocal apunta que «a partir de este año y si no se cumplen las amenazas de la normativa podríamos ir subiendo en la repoblación, pero no me atrevería a poner límites. Hay muchos problemas y muy graves, pero la situación del salmón no se va a solucionar con todo cotos y nada más hay que ver cómo están los ríos cantábricos en los que no hay casi zonas libres y los gallegos que directamente no la hay».
¿Soluciones? Según este presidente de asociación de pescadores pasan por «el control de depredadores y hacer que los ríos estén en condiciones, así como potenciar proyectos como nuestro centro de alevinaje». Eso sí, reconoce que entre los problemas hay muchos en los que hay poco qué hacer, como «con lo que pasa en la mar o con el cambio climático».
El economista madrileño Carlos Garza, miembro de la Real Asociación Asturiana de Pesca, es de los que ve «muy necesario limitar. En Asturias hay una presión de pesca insostenible, con el declive de población de salmones en los ríos asturianos el cupo sería de cero, así que las medidas llegan tarde».
Al igual que Maderal, Garza defiende como solución de compromiso que se opte por la pesca sin muerte «en la que la tasa de mortalidad es de menos del 5%», porque «en la situación actual, dejar que se maten salmones es como dejar que en el monte se maten urogallos».
Respecto al cambio climático y su efecto en los ríos, Maderal anota que «nevará menos, lo que reducirá el aporte de agua a los ríos y afectará al ecosistema que sustenta a la trucha y el salmón, que irán a menos o desaparecerán de nuestros ríos. Es una posibilidad muy real. No ayudemos a que desaparezcan, dejemos que vivan todos los que podamos para que si alguno está adaptado a estas nuevas condiciones, sobreviva. Es puro darwinismo».
Con la nueva regulación aún por adoptar, los alcaldes ribereños optaron ayer mayoritariamente por la prudencia. En todo caso, es significativo que el de Tineo, José Ramón Feito, se posicionó junto a las asociaciones de pescadores que optan por una intervención dura, como la Real Asociación Asturiana de Pesca, El Banzao y Fuentes del Narcea. Feito aboga por «disminuiría más todavía las capturas, a una sola por pescador y temporada, y limitar más el número de pescadores por zona».
Desde la frontera con Galicia, el alcalde de Vegadeo, César Álvarez, habla de su caso: «El problema principal en el río Eo no es reducir el número de capturas que se hagan del salmón. Necesita otros cuidados y otros mimos. Se tienen que corregir los últimos 25 años de gestión. La equivocación de introducir especies exógenas como el pez piscardo en sus aguas y la falta de normativa y entendimiento entre las dos márgenes del Eo, la gallega y la asturiana. Tiene que existir una normativa única en toda su cuenca».
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