EUGENIA GARCÍA
GIJÓN.
Jueves, 6 de diciembre 2018, 02:24
Gumersindo Rodríguez (Siero, 1965) seguía una tradición familiar cuando comenzó a trabajar como profesor en el año 1992. Dos décadas después fue elegido presidente de la delegación provincial de la Asociación Nacional de Profesionales de Enseñanza (ANPE), que en las elecciones a la ... Junta del Personal Docente del pasado martes se erigió como la fuerza sindical más votada.
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-ANPE ha vuelto, tras cuatro años a la sombra de Suatea, a situarse en primer lugar. ¿A qué atribuye estos buenos resultados?
-El profesorado ha apostado por el sindicalismo independiente, que desde la exigencia busca el pacto y el acuerdo para poder alcanzar la mejora de la profesión.
-Mejoras como el regreso a las 18 horas lectivas en Secundaria tardaron en acordarse.
-La reducción de la jornada lectiva, que permitirá además la creación de 417 puestos de trabajo, se alcanzó (y así lo ha entendido el profesorado) gracias a la firmeza de ANPE.
-¿Se podría haber adelantado a septiembre si no hubieran, junto con UGT, rechazado la propuesta del consejero Genaro Alonso que tacharon de «insuficiente»?
-El acuerdo actual incluye medidas y mejoras adicionales, como son el segundo plan de evaluación y la reducción de la burocracia. Creo que el profesorado ha valorado este pacto, pero también el trabajo de cuatro años en los que, sin estridencia, ANPE ha mantenido un discurso tranquilo, exigente, que ha permitido alcanzar otros acuerdos.
-Algunos sindicatos llegaron a acusarles de no querer volver a las 18 horas...
-Hemos visto una campaña electoral muy sucia por parte de algunos sindicatos, que se vieron obligados a firmar un acuerdo en el que no creen porque son los mismos que hablan de despidos masivos de interinos por culpa de las oposiciones. Todo falacias. Tienen que salir de ese discurso y pensar en lo que realmente quiere y necesita el profesorado.
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-¿Es optimista al respecto?
-Dentro de las tradicionales discrepancias, me gustaría llamar al resto de organizaciones a la unidad. Pero no soy muy optimista, porque acabamos de salir de una negociación de empleo público que solo apoyó ANPE. Teníamos que respaldar esta oferta, porque aunque siempre aspiramos a más no se puede decir que no a 781 plazas, la mayor convocatoria de la historia del Principado, con diferencia. Decimos sí por el número, porque estabiliza plantillas, consolida empleo y reducirá la tasa de interinidad.
-¿Cuáles son sus prioridades ahora?
-Trabajar por la reducción de la tasa de interinidad y la estabilidad de las plantillas, pero también por la equiparación salarial: somos los funcionarios peor pagados de la categoría A del Principado y los docentes con sueldos más bajos del Estado. La diferencia salarial puede llegar a los siete mil euros. No es de recibo.
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-¿Algo más que urja abordar?
-Mejorar el sistema de sustituciones del profesorado, porque es imperdonable que un alumno esté quince días, un mes e, incluso dos, sin profesor. Seguiremos trabajando para que los maestros vean reducida su carga lectiva y por la reducción de jornada de los mayores de 55, que son más de la mitad de los 11.400 docentes que hay en Asturias. El envejecimiento de la plantilla es notable, en diez años se jubilarán unos seis mil profesores. Esto exige la incorporación de gente joven y su tutorización.
-A pocos meses de extinguirse la legislatura, ¿qué balance hace de la gestión de Genaro Alonso?
-Han sido cuatro años muy complicados en lo sindical, porque con la excusa de la crisis y la disponibilidad presupuestaria, a pesar de la buena voluntad y concordancia del propio consejero en temas como las 18 horas o la reducción de la jornada para los mayores de 55, no se han podido llevar a cabo muchas medidas. Ahora tenemos que propiciar el marco que permita la consecución de acuerdos...aunque hay algunos que cuestan cero euros, como la mejora en el sistema de sustituciones.
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-¿Qué le parece la «revolución educativa» que, como adelantó EL COMERCIO, prepara el Principado?
-Se ha instalado la idea de que lo nuevo es igual a bueno. Esas palabras no son mías, sino del pedagogo Gregorio Luri. Pero no hay alternativa pedagógica al esfuerzo por parte del alumno. Las innovaciones son connaturales a la sociedad, sí, pero esfuerzo, memoria, repaso, deberes... eso, que algunos califican de enseñanza tradicional, no va a desaparecer ni se puede perder porque si no caminaremos hacia la mediocridad. La «revolución educativa» me parece más un experimento, y como dijo el escritor Eugenio d'Ors, «los experimentos, con gaseosa». No está comprobado su éxito y yo tengo mis dudas de que vaya a propiciar un avance en la educación.
-¿Qué le parece que Hacienda exija la devolución de la deducción de cuotas de la concertada?
-ANPE es un sindicato de docentes de la enseñanza pública. No confrontamos con otras redes educativas ni otros profesionales. Defendemos nuestra parcela y exigimos que se refuerce la pública, porque es la única que llega a todos los ciudadanos.
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-¿Y la reforma de la LOMCE?
-Somos pesimistas porque no existe un pacto de Estado. La reforma se hace de espaldas al profesorado y es la séptima en treinta años, impuesta mediante un sentimiento partidista y sin consenso. Además, se lanza un mensaje demoledor cuando se propone que los alumnos puedan aprobar el Bachillerato con asignaturas suspensas y se echa por tierra la labor de los docentes, que ya saben a quién tienen que aprobar y a quién no.
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