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Marcelino Gutiérrez, director de EL COMERCIO de febrero de 2016 a septiembre de 2023. JOSÉ SIMAL
El periodismo entendido como servicio a la sociedad

El periodismo entendido como servicio a la sociedad

Palabra de Marcelino, palabra de director. Artículo a artículo, Marcelino Gutiérrez quiso siempre dejar claro que los ciudadanos, y especialmente los más vulnerables, debían estar siempre en el centro de la información

Miguel Rojo

Gijón

Domingo, 1 de octubre 2023, 01:03

La comunicación merece la consideración de periodismo cuando se realiza al servicio de los lectores». Esta frase es la que escogió Marcelino Gutiérrez para presentarse el 21 de febrero de 2016 en el que fue su primer artículo dominical como director de EL COMERCIO, poco después de ser nombrado. Sucede que nuestro director, fallecido el pasado domingo, extendía por definición ese término de 'lectores' a la sociedad en general, pues se sentía responsable ante ella de mantener una tarea a la que este periódico se consagró hace ya 145 años. «Nuestra responsabilidad ante los asturianos conlleva buscar las respuestas aunque las preguntas resulten incómodas y contar lo que ocurre con honestidad al margen de a quién le pueda resultar inconveniente», dejó escrito en ese mismo artículo. Periodismo vocacional, al servicio de la gente, no del poderoso, al servicio de los demás. Desde aquel al publicado el pasado domingo, que remató unas horas antes de que su corazón decidiese que ya no escribiría más y que aquí volvemos a reproducir, Marcelino Gutiérrez ha tenido muy claros los temas que debían ser protagonistas en la agenda del periódico, y no era raro que si le parecía que alguno no había tenido suficiente altavoz él mismo lo abordase desde su columna, que llevaba por título 'En pocas palabras'. No necesitaba grandes despliegues para explicarse. Eran como mucho 400 palabras, alrededor de 2.500 caracteres. Unas pocas líneas para lanzar un dardo certero a la diana que consideraba necesaria. Un análisis de estos artículos dominicales nos puede servir para tratar de vislumbrar su ideario, sus preocupaciones, sus desvelos. Pero también la dirección que ha dejado marcada a los periodistas de esta casa para el futuro.

Asturias

«En los tiempos del 'Green Deal' europeo el Principado necesita un nuevo trato»

Siempre en el centro de todo. Desde lo local a lo global, desde Gijón al mundo, desde Asturias al infinito. Gutiérrez, conocedor como pocos de esta región y sus entresijos, no cesó ni un instante de reclamar para ella nada más y nada menos que lo que le corresponde. La igualdad de trato. «La respuesta a un proceso de transformación global que se tropieza en Asturias con el retraso de infraestructuras clave para la región, el declive de las zonas rurales y el envejecimiento de una población con tantos pensionistas como cotizantes debería convertirse en la principal ocupación de los partidos», advertía a quienes se presentaban a las elecciones en 2019. «Es el momento de hablar de Asturias», insistía en un nuevo escrito pocas semanas después. «En los tiempos del 'Green Deal' europeo, el Principado también necesita un nuevo trato», insistía. Y es que una de sus mayores frustraciones era que los asturianos fuesen considerados «pasajeros de segunda» en este tren llamado España. Ni con las infraestructuras ni con las oportunidades ni con el acceso a la salud ni por el hecho de vivir en la zona rural... Marcelino Gutiérrez luchaba desde estas páginas por que todos fuésemos iguales. Y eso nos lleva a un nuevo capítulo.

Feminismo

«En cuestiones vitales el silencio es una coartada para la barbarie»

Nunca se puso de lado Gutiérrez en la lucha por la igualdad de hombres y mujeres, y siempre quiso que el periódico que dirigía lo evidenciase. «Para llegar a este punto hemos necesitado décadas. Primero, para que gran parte de la sociedad se convenciera de que el amor y los guantazos no tenían nada que ver. Después, para cerciorarnos de que matar mujeres no era algo infrecuente, sino una lacra cotidiana. Y finalmente, para decidirnos a hacer algo más que lamentarnos», reconocía en uno de sus textos Marcelino Gutiérrez. Pero sí es cierto que, de su mano, la perspectiva feminista se abrió camino entre estas páginas. Era necesario escuchar las voces de las mujeres, darles un lugar destacado también desde el propio periódico, mostrar lo que estaban haciendo, sin paternalismos, pero conscientes de que se había estado ninguneando su labor a lo largo de los siglos, y de que seguía pasando. «Hartas de callarse y aguantar, se han atrevido a decir, e incluso a gritar, porque falta les hizo, 'basta ya'». Y advertía: «A pesar de ello, hay quien parece dispuesto a desandar todo el camino. A manipular los datos, edulcorar el problema, enlodar las opiniones con acusaciones de intereses económicos y reducir cualquier debate a un asunto de siglas. Ante eso, nada peor que callar. En cuestiones vitales, el silencio es una coartada para la barbarie».

Diálogo

«Pronto se levantan muros y se vuelan los puentes. El consenso parece cosa de ingenuos, débiles o timoratos»

Desde su llegada como director al último artículo que escribió el sábado de la semana pasada. Para Marcelino Gutiérrez, el diálogo, el entendimiento, en lo cercano y en lo trascendente, era la vía más adecuada para alcanzar soluciones. Una forma de entender el mundo, de hacer las cosas, que parece cada vez más alejada de nuestra realidad. «La política española se rige por una nueva regla: 'Antes morir que acordar'», lamentaba en uno de sus escritos. «En la España de hoy se discute más que nunca, pero solo se pacta con los afines y por necesidad. Por eso, casi siempre acaban por formarse dos bloques. Da igual la educación, el medio ambiente, la política exterior o el modelo territorial. Pronto se levantan muros y se vuelan los puentes. El consenso parece cosa de ingenuos, débiles o timoratos», se lamentaba en un artículo de 2020. «Quedan por ver los costes, pero se intuyen temibles», alertaba. Y por eso, sin defender necesariamente el contenido de sus argumentos, defendía en su último artículo el derecho e incluso el deber de Felipe González y Alfonso Guerra de mostrar públicamente sus opiniones. «La experiencia, como la inteligencia, nunca debe ignorarse en el debate público», apuntaba. «Mal andaría nuestra democracia si se perdiera el derecho a opinar cuando uno ha cruzado el umbral del que tiene mucho más pasado que futuro», escribía.

Ecologismo

«Los ganaderos son moneda de cambio en esta nueva Europa de burócratas que nunca han visto una vaca»

Un equilibrio complicado, lo es, pero que podría abordarse a partir del sentido común. La conservación del planeta, la llamada descarbonización, la reconversión industrial de Asturias, han ocupado un buen ramillete de artículos de Marcelino Gutiérrez en estos últimos años. En uno de ellos se refería a Greta Thumberg como «la niña sueca de discurso desafiante que llama cobardes a los líderes mundiales y nos pide que probemos a sentir el mismo pánico que ella siente ante la destrucción del planeta». Tenía claro que la Europa «ecológica, sostenible, de coches eléctricos y emisiones cero» no tiene marcha atrás, pero que cualquier paso que se dé debería tener, como siempre, a las personas en el centro de la acción política. A todas. «Quienes resistieron con su ganado en los pastos de montaña, en la frontera entre el matorral y la incomprensión urbana, son ahora moneda de cambio en esta nueva Europa de burócratas que nunca han visto una vaca», se lamentaba. El tema del lobo, tan difícil de entender fuera de nuestro campo, le sirvió en múltiples ocasiones para pedir, de nuevo, entendimiento, comprensión entre las partes. «Los cada vez menos asturianos que intentan sobrevivir en el campo se han sentido ignorados por una administración que no ha sabido reconocer su aportación a la conservación del medio ambiente ni el sacrificio de un modo de vida tan antiguo y en extinción como las especies protegidas con las que convive». Marcelino Gutiérrez, más allá del periodismo, tenía un sueño, el de retirarse algún día al campo con unas cuantas ovejas trotando alrededor de su casa. Nació en el pueblo, trabajó en el pueblo, entendía a la gente del pueblo. Y odiaba que los «verdes de salón» tomasen decisiones tan alejadas de esas sensibilidades.

Ciencia

«La ciencia básica en España ha sido relegada cuando toca repartir el dinero»

No hay que olvidar que le tocó a Marcelino Gutiérrez dirigir este periódico durante una pandemia que paralizó el mundo, per no la información. Ni un solo día faltó el periódico a su cita con los lectores. Y en aquellos días, el diario se convirtió en un engranaje más del tan necesario servicio público: ayudar e informar a una ciudadanía encerrada en su casa. Y siempre con la evidencia científica como guía. «Desde hace muchos años, la ciencia básica en España es admirada como alquimia, ensalzada con pasión y relegada cuando toca repartir el dinero», denunciaba tras la muerte de Margarita Salas. En sus artículos ha clamado por mejores universidades, más inversión en cáncer, una solución para los enfermos de ELA. Para conseguirlo, animaba una y otra vez a «reivindicar que el compromiso de nuestros políticos no se limite a un bonito discurso».

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