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O. V. / M. AGRA / A. FUENTE
OVIEDO.
Jueves, 20 de julio 2023, 01:14
Había varias dudas en el aire al inicio del pleno. Quien más, quien menos, tenía claro que Covadonga Tomé acabaría votando a favor de Barbón, pero no dejaba de persistir el 'run-run' de que podía dar un paso más allá en su enfrentamiento ... con la dirección interina de Podemos. No fue así, pero fuera del hemiciclo hubo quien llamó la atención sobre dos cuestiones. Una, que Tomé exhibió cierto poder de convocatoria de la militancia, con los 205 votos emitidos frente a los trece que ella misma había señalado que habían participado en la votación organizada la semana pasada por la dirección del Consejo Ciudadano y que ella no aceptaba como válida. Otra, que el apoyo fue un 70%, que no es tan claro como el 87% de la consulta de la dirección. Un posible aviso a navegantes para el resto de la legislatura.
Que Podemos se mueve en la cuerda floja en Asturias es palmario desde hace meses. El enfrentamiento entre ambos sectores hacía prever una situación similar a la que se ha dado en el pleno de investidura, y la incógnita a solventar era qué iba a pasar a continuación en la formación morada. Las posturas están muy encontradas, pero por el momento la formación ha optado por cierta prudencia.
Consultado al respecto, el coordinador interino de Podemos Asturies, Rafael Palacios anotó que «no vamos a adoptar ninguna medida, porque en este momento no nos planteamos nada más que las elecciones generales del próximo domingo y la posibilidad de entrar en negociaciones con la FSA» sobre la concreción de la postura que mantendrá Podemos en la legislatura. Si entrará también en el Gobierno, si acordará apoyos puntuales con las otras dos formaciones de la izquierda o si acaba yendo por libre, opción contra la que desde las filas de IU, en particular, se ha alertado reiteradamente: «No puede ser que una formación que a nivel nacional está integrada en Sumar y que quiere volver a formar gobierno con el PSOE se desmarque en Asturias».
Quedó claro, por otra parte, que a la dirección interina de Podemos no le gustó en absoluto la postura de Tomé. Si cuando la portavoz convocó la asamblea abierta para consultar con la ciudadanía Palacios ya lo calificó de «reunión de amigos», ayer, tras conocer el desarrollo de los acontecimientos, el propio Palacios anotó que se trató de una «convocatoria fraudulenta que rompió todos los esquemas de cualquier organización democrática y que ha sido toda una performance para decidir lo que ya se había decidido». En el hemiciclo, la tensión más notable en un pleno de bastante guante blanco (Barbón elogió el tono de Canga y de Pumares) se produjo entre Barbón y la portavoz de Vox, Carolina López.
Ella hizo ver que se sentía ignorada porque Barbón no la miraba mientras hablaba, él respondió que estaba tomando notas. Ella le afeó que siendo mujer la ignorase, ya que «usted dice ser feminista», y en varios encontronazos el clima fue calentándose hasta que ella llegó a acusarle de «machista», algo que a Barbón le puede llegar a soliviantar.
En todas las ocasiones, el presidente de la Junta, Juan Cofiño, puso orden con rapidez y mano firme, muy consciente de que «hay que marcar claramente desde el principio el clima de moderación en el Parlamento».
Las emociones se superpusieron en algunos casos a la costumbre y las formas habituales en la Junta General. A nadie llamó la atención que Carolina López y el resto de parlamentarios de Vox hicieran mutis por el foro en cuanto el presidente fue proclamado y el pleno suspendido. Mientras Barbón recibía las felicitaciones del resto de diputados, más o menos sinceras, pero todas elegantes, quien no se le acercó, y eso sí que fue apuntado por mil ojos, fue Covadonga Tomé. Las emociones importan, los gestos, también.
Pero si había alguien especialmente emocionado ayer, ese fue precisamente Adrián Barbón. Lejos de lo que se espera de un político curtido en mil batallas orgánicas y parlamentarias, compareció ante los medios con los sentimientos a flor de piel, y anotó, casi con lágrimas en los ojos, que «aunque ya he vivido otro pleno de investidura, he sentido que esta vez era algo muy distinto, no me digan por qué», y aludió a «la compañía de personas que desgraciadamente ya no están físicamente con nosotros, pero que están de otra forma y que han sido muy cercanas para mí».
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