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Si la vivienda es una necesidad imperiosa en zona rural, como se vio en la mesa anterior, de nada serviría aquélla sin garantizar que haya actividad económica potente. Un notable ejemplo es el de la empresa Orovalle Minerals, dedicada a la extracción de mineral aurífero en las minas de Boinás y Carlés, entre Belmonte y Salas. Su directora general y directora financiera de la multinacional canadiense Orvana, la carreñense Nuria Menéndez, expuso lo que está suponiendo la explotación minera para la comarca.
«En Orovalle trabajamos 450 personas de forma directa, además de unas 100 personas de las subcontratas, y generamos otros 2.000 puestos de trabajo de forma indirecta», aproximadamente. De los trabajadores de Orovalle, «un 53% viven en los concejos inmediatos, otro 33% en la zona centro de Asturias y un 14% en el resto de la región. Orovalle demuestra que es posible una actividad industrial fuera del centro de Asturias», aseguró Menéndez.
Industrial, porque no es sólo la actividad de extracción del mineral, sino también el procesado diario de unas 1.800 toneladas de minerales, lo que «es un movimiento muy elevado», para «recuperar oro (entre 2,3 y 2,4 gramos por tonelada de mineral), plata y cobre. En la planta de procesado, a pie de mina, estos metales se plasman en dos presentaciones, «el Doré, un lingote de oro y plata y un poco de cobre que, posteriormente, en una refinería, tiene su separación final, y un concentrado de cobre que puede parecer tierra, pero que tiene una concentración de cobre de un 22% o 23% más pequeñas cantidades de oro y plata».
Orovalle tomó el relevo de Río Narcea Gold Mines cuando adquirió, en 2007, «un paquete de sus activos». El cambio fue radical, de la minería a cielo abierto de RNGM a la mucho más tecnológica de Orovalle, en galerías en dos tipos de mineral, uno más duro que se extrae usando explosivos, y otro blando, con «retroexcavadora, que es más fácil de explotar, pero que requiere un incremento del sostenimiento de la galería por cada avance de metro y medio». En la superficie, y desde el reinicio de la explotación en 2012, «hemos conseguido restaurar la mayor parte», y sólo queda a la vista «la instalación de la planta, los almacenes y los accesos, así como el depósito de lodos, que es esencial porque llegaremos a acumular el material suficiente para recuperar la topografía que tenía la zona antes de empezar su explotación», explicó Menéndez.
Esa rehabilitación hace que la directora general, que mostró una imagen de cómo se ha llevado a cabo, afirme que «Orovalle es un ejemplo de cómo se puede compatibilizar el respeto al medio ambiente con la actividad extractiva, porque una actividad económica no es viable si no hay un compromiso medioambiental, si no se cumple con toda la normativa». Por eso mismo, adujo que «tiene que haber una clarificación de la normativa y un entorno jurídico definido y claro» para que las empresas, ya no sólo las mineras, cuenten con seguridad jurídica a la hora de tomar sus decisiones.
Además, incidió Menéndez en que Orovalle ha prolongado la actividad en las minas belmontinas más allá de lo esperado inicialmente, y que la intención de la empresa es seguir haciéndolo. Para ello, y tras recordar que tiene «permisos de investigación en 40.000 hectáreas en Asturias» en los «tres círculos auríferos» de la región, indicó que es necesario contar con «consenso social respecto a la necesidad de investigar y, luego, de que los recursos que se hallen puedan ser explotados».
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