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G. F. B.
LLANES.
Domingo, 27 de agosto 2017, 07:24
Frente al Cantábrico, en una pradería de belleza incomparable situada entre los bufones de Arenillas y el pozu las Salmorias, los vecinos de la parroquia de Vidiago celebraban ayer la fiesta del Segador, una tradición que cumplía 35 años y que fue apadrinada por el lugareño Lorenzo Noriega, ya fallecido.
La misa campestre, superado el mediodía, fue oficiada por el párroco Ignacio Pérez Perela. No más de un centenar de lugareños estuvieron presentes en la eucaristía, pero a primeras horas de la tarde el número de romeros se quintuplicaba para participar en comidas campestres en grupos de familia y amistad. Lo cierto es que las cercanías del acantilado habían pasado a convertirse en un pintoresco restaurante al aire libre.
Acudieron vecinos y veraneantes de las parroquias limítrofes y se preparó una monumental paella con «almejas, gambas, pollo, verduras y varios kilos de arroz». Y no faltaron parrillas de carne y criollos, empanadas, tortillas, boronas preñadas y filetes.
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