G. POMARADA
AMIEVA.
Jueves, 13 de enero 2022, 01:42
En la noche del 30 de noviembre al 1 de diciembre, sobre el pueblo de San Román, en Amieva, se registró un argayo que mantiene desde entonces en vilo a los vecinos. Desde la asociación local El Texu explican que existe un «grave peligro» ... para una localidad situada bajo una ladera, pues el incidente «puede provocar la rotura» del canal hidráulico que discurre por esa zona. El deslizamiento de hace mes y medio obstruyó «por completo la alcantarilla que discurre por debajo del canal, en el punto kilométrico ocho, embalsando agua, tierra, vegetación y lodos sobre la pared norte del mencionado canal», apuntan. Es un punto, añaden, en el que «por un retroceso de sus aguas y debido a un golpe de ariete, ya ha reventado la pared del canal».
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Los temporales de finales de otoño se cebaron especialmente con los concejos del interior del oriente, entre ellos Amieva. Casi dos meses después, en el municipio siguen presentes daños que desde el Ayuntamiento se ven incapaces de subsanar con sus recursos económicos. «Queda mucho por hacer y si no nos echan una mano no lo podremos acometer. Nosotros no tenemos dinero», afirma el concejal de Obras, Carlos Salazar. Entre las tareas pendientes está la apertura de la pista de Villaverde a Argolibiu, donde necesitan una escollera. En marcha está, con financiación del Principado, una obra en Sames. «Una alcantarilla atascó y reventó, están metiendo tubos nuevos», detalla Salazar, quien prevé que los trabajos concluyan en breve.
Décadas atrás, en el pueblo rememoran que el canal ya llegó a reventar, provocando «destrozos» en viviendas y obligando a vecinos a abandonar sus domicilios «por la azotea». El temor es que esa situación vuelva a repetirse: «A menos de trescientos metros ya hay casas, tenemos miedo de que la escombrera se desmorone y cause perjuicios graves», explica José Antonio López, que hasta este fin de semana estuvo al frente de la asociación, cargo que ahora recae en Nuria Sánchez tras su solicitud de relevo. «Es imprevisible los daños que puede causar, tenemos encima una espada de Damocles», denuncia López.
Ante esa situación, desde la entidad vecinal solicitan unas obras de emergencia a la empresa que explota la central hidroeléctrica de Camporriondi. La única actuación, afirman, «ha sido un desbroce de una zona próxima a donde está la obstrucción». La asociación, vía Ayuntamiento, ha requerido que la compañía realice unos trabajos de mayor envergadura que no acaban de llegar. «Hace más de cuarenta días y sigue tal cual. La cosa es muy seria porque es una zona de mucha vegetación y puede arrastrar todo. Es importante lo que puede ocasionar habiendo casas pegadas», insiste López.
El concejal de Obras, Carlos Salazar, está en contacto con la empresa para tratar de solucionar la incidencia y el planteamiento trasladado es el de ejecutar una obra de «tipo canal abierto». El edil recuerda, no obstante, que ese tipo de actuaciones suponen un «proceso largo» de trámites.
Tanto el Ayuntamiento como los vecinos reiteran por ello que es necesario acometer una intervención «a corto plazo». El propio edil de Obras acompañó esta semana a un técnico de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico a visitar la zona afectada para realizar un informe. «La rejilla y la canalización es de la empresa, no del Ayuntamiento ni de los vecinos ni de Confederación», indica. Concejal y vecinos coinciden además en que el problema se ha producido por una «falta de mantenimiento».
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