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JUAN GARCÍA
RIBADESELLA.
Viernes, 13 de diciembre 2019, 01:25
El pueblo de Cuerres quiere que el Adif introduzca mejoras en el trazado de la vía que atraviesa esta localidad riosellana. Entre sus propuestas incluyen una que consideran «faraónica», pero que a su juicio resolvería todos los problemas existentes en la zona, el soterramiento de la vía entre Cuerres y Belmonte de Pría, población llanisca donde esta semana se produjo el último accidente ferroviario. «Sabemos que es muy costoso, pero también que está dentro de los planes de la empresa, porque son cientos de miles los turistas que al cabo del año pasan por Cuerres en dirección al área recreativa donde se localiza una de las mejores panorámicas de los Bufones de Pría», destacó Pedro García, vecino de Cuerres. El soterramiento afectaría a kilometro y medio de vía.
La segunda opción, mucho más barata, pasaría por buscar un trazado alternativo al camino principal que comunica ambas partes del pueblo desde el paso elevado. «Creemos que ensanchar el camino actual es complicado porque, entre otras cosas, hay árboles protegidos en sus orillas, así que lo mejor es buscar una carretera alternativa más ancha», añadió.
Quienes están dentro de este movimiento vecinal han reclamado soluciones al Ayuntamiento de Ribadesella en la pasada legislatura y más recientemente, hace unos tres meses, presentaron un escrito advirtiendo de los peligros que la vía sigue generando a los habitantes de Cuerres. «Nuestra impresión es que en el Ayuntamiento están a favor de buscar soluciones, pero a día de hoy aún no sabemos nada», aseguró este vecino.
Hace varios lustros, la antigua Feve clausuró el principal paso a nivel del pueblo y construyó a escasos cien metros un paso elevado que mejoró la seguridad de los transeúntes, pero no resolvió todos los problemas de comunicación existentes. Es decir, el paso elevado sigue sin cubrir las expectativas y necesidades de los vecinos porque, no solo les obliga a realizar un recorrido más largo para llegar a sus domicilios, sino que además, «nos introduce en un laberinto de caminos que en algunos casos son muy estrechos y no dejan pasar ni al camión de los bomberos ni a una UVI móvil», explicó Pedro García.
Pero es que, además, por el antiguo y clausurado paso a nivel siguen transitando en un «constante goteo» peatones, ciclistas y los miles de peregrinos que realizan el Camino de Santiago. «Ese es el paso oficial de la Ruta Jacobea, está indicado como tal, pero no existe ni una sola señal acústica o visual que alerte sobre el peligro que supone atravesar la vía», añadió García. Para colmo, la vía también es atravesada a diario por los niños y familias que acuden a la marquesina del autobús a esperar el transporte escolar. «Esto puede deberse a la necedad de la gente, pero es que el bordeo que hay que hacer por dentro del pueblo es una auténtica locura», dijo.
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